Tegucigalpa, Honduras
Su sueño era ser médico para curar a los enfermos, pero un despiadado no solo le apagó esa ilusión. Esa mano criminal le borró para siempre su sonrisa, le ahogó la alegría, le apagó la luz de la vida.
Se trata del pequeño Orlin Juvenal Rodas Acosta (8), quien cursaba el segundo grado en la Escuela Santa Teresa, en la colonia Nueva Capital en Comayagüela.
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Para cumplir su anhelado sueño, este menor recorría a diario unas 15 cuadras, desde su casa hasta su centro de estudio.
En la escuela lo recuerdan como un niño inteligente, cariñoso, obediente, respetuoso, dinámico y muy bueno para las matemáticas, su clase preferida, según comentó su maestra Elisa Pacheco, quien no podía contener las lágrimas mientras observaba la silla donde se sentaba el pequeño y que ahora estará vacía.
Entre oraciones y cánticos religiosos los compañeros de escuela despidieron a Orlin y trataban de asimilar el dolor de su partida física, pero no espiritual.
La clase de ayer no fue la misma, pues la silla del pequeño Orlin estaba vacía y sobre ella solo estaba un libro del niño que era el más participativo del aula.
Luego de hacer una pequeña oración, en unísono los compañeritos del pequeño le gritaron hasta el cielo: “¡Te queremos, Orlin!” Las lágrimas de las maestras y madres de familia no tardaron en rodar por sus mejillas.
“Él decía que de grande quería ser doctor para curar a los enfermos y que trabajaría para ayudar a sus padres y hermanitos”, recordó la profesora. Él era bien especial, este ha sido un dolor muy grande para todos nosotros, es bien difícil, lamentó.
Impotencia
El pequeño desapareció el pasado sábado luego que le dijo a su madre que no la acompañaría al trabajo y se quedaría jugando en la casa de una amiga.
“Cuando ellos no tenían clases me los llevaba a trabajar y el sábado me dijo: ‘mami, no voy a ir a trabajar, me voy a quedar jugando con mi amiga’. No sé cómo pasó esto, ¿por qué me le hicieron esto a mi niño?, no entiendo”, se lamentaba la adolorida madre ante EL HERALDO.
Relató que la búsqueda del menor comenzó en horas de la tarde y se extendió hasta la noche del sábado sin tener éxito y las reanudaron el domingo encontrando el cuerpo sin vida entre unos matorrales ubicado a unas cuadras de su casa. Familiares del niño dijeron que el menor presentaba varias heridas en su cuerpo y signos de abuso sexual, “tenía un golpe por la oreja, como que si lo golpearon con una piedra, y en el costado tenía otra herida, lo costuraron todo”.
Hasta ahora las autoridades investigativas no han proporcionado detalles sobre la forma en la que habría ocurrido el hecho criminal.