Hace unos meses, Cristian Ariel Calixto Marcía creía que era injustificable inferir el mínimo rasguño a una mujer, pero el pasado domingo 15 de enero traicionó sus principios y cometió un abominable crimen que fue más allá de una simple agresión.
Esa noche y frente a los ojos de su inocente hija de cuatro años, el hondureño de 32 años se convirtió en el principal sospechoso de la muerte de la joven Mónica Krissel Betancourt (23), su compañera de hogar.
A Mónica la encontraron sin vida, acostada y con el cráneo destrozado en la cama de su habitación horas después de que Cristian abandonara de forma misteriosa la casa.
La pareja vivía en el hogar de la familia de la muchacha en el barrio Guamilito, sector de Sipile, en Comayagüela, capital de Honduras.
Mientras los familiares de la joven lloran sin consuelo y exigen justicia por el crimen, los amigos y conocidos de la pareja todavía se extrañan por el extraño comportamiento de Cristian, quien siempre se mostró como un hombre pacífico.
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De defensor a verdugo
Corría el 18 de julio del 2015 cuando Honduras conoció el caso de Heidy Julissa Rivera Lara, una mujer de Comayagua ingresada al Hospital Escuela Universitario (HEU) de Tegucigalpa después de recibir una brutal golpiza a manos de su pareja.
A través de las redes sociales el caso tocó la sensibilidad de la población y los ciudadanos pidieron una condena ejemplar contra Edgar Fremi Euceda Díaz, identificado como el agresor.
'Este es el individuo que le dio tremenda golpiza a su esposa en la colonia Fuerzas Armadas Edgardo Euceda Díaz. La joven se llama Heydi Rivera y esta grave en el Hospital Escuela de Tegucigalpa. COMPARTE COMPARTE COMPARTE para que la policía le dé su merecido', publicó el periodista Luisito Almendares en Facebook.
Uno de los miles de hondureños que reaccionaron indignados fue Cristian, ahora prófugo de la justicia.
'Es duro cuando tomamos la justicia por nuestras manos, triste, y eso no justifica pegarle a una mujer', escribió el joven en las redes sociales el 25 de julio, una semana después de trascender el caso, según un rastreo realizado por EL HERALDO a la cuenta personal del sospechoso.
Personas allegadas a la pareja se muestran desconcertadas por el comportamiento violento del joven, pero algunos aseguran que en los últimos meses sufrió un cambio radical y sostuvieron más de una discusión.Sin embargo, más extraña fue la acción que realizó el presunto autor material en su cuenta personal de Facebook el día que corrió la sangre en la casa del sector de El Sipile.
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A las 8:20 de la noche de ese 15 de enero, Cristian cambió su foto de perfil por un fondo negro. Nada de detalles, contrastes, decoraciones o fotos. Todo negro.
Todavía se desconoce la hora en que el crimen fue perpetrado y, por ende, si Cristian expuso esta sombría imagen en las redes sociales antes o después de asesinar a su mujer y la madre de su hija, pero la casualidad es un elemento que se descarta entre su actividad en Facebook y el crimen.
Al principio nadie reaccionó ante la peculiar modificación, pero un día después, cuando los medios ventilaron el repudiable femicidio, la avalancha de críticas no tardó en llegar.
Un hermano de Mónica asegura que el ahora sospechoso presentó un comportamiento frío esa noche. Uno de los familiares solo vio que Cristian se lavó las manos y se despidió tranquilo.
“Él esperó que todos se acostaran para poder salir de la casa, tuvo problemas para abrir el portón principal, pero finalmente salió”, contó uno de los hermanos de Mónica.
“Mi hermano vio que él se estaba lavando las manos, le dijo adiós y salió tranquilo como si nada hubiese pasado”, relató Denis Betancourt.
Para ese momento, frente a su hija, rodeado del resto de la familia y con la evidencia por todos lados, Cristian había olvidado que nada 'justifica pegarle a una mujer', como él mismo lo declaró.
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Doloroso hallazgoSegún la versión inicial, a las 9:50 de la noche los demás miembros de la familia escucharon el llanto incesante de la pequeña.
La madre de Mónica fue la primera en reaccionar. Se asomó a la habitación y tocó la puerta varias ocasiones esperando que su hija solo estuviera bajo los efectos del placentero sueño.
¿Mónica, qué te pasa, porqué no atendés a la niña?”, preguntó la abuela Zulema Ramírez, pero su interrogante no tuvo respuesta.
Ante el silencio, uno de los hermanos menores de Mónica intervino. Logró observar por una de las ventanas que la joven estaba aparentemente dormida y con una toalla sobre el rostro y parte del cuerpo.
Se introdujo al cuarto por esa misma ventana y al tener contacto físico con ella levantó la toalla que la cubría encontrándose con la mala noticia de que su hermana no estaba dormida si no en estado de agonía.
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Dolor e impotencia
Tras el hallazgo de la joven mujer en estado grave, entre gritos y llantos los parientes comenzaron a buscar desesperadamente la manera de trasladarla a un centro asistencial para salvarle la vida.
Pero el dolor de aquella odisea que estaban viviendo los parientes alcanzó niveles más altos, al ser notificados por los médicos que Mónica Krissel había sido ingresada ya sin vida.
La mujer presentaba golpes contusos en la parte de atrás de su cabeza, los que fueron asestados con una almádana de aproximadamente cuatro libras de peso.
El arma utilizada fue encontrada ensangrentada posteriormente bajo una de las camas del cuarto, donde la escondió el victimario, ante la vista de su hijita.
Pero hay versiones que hacen presumir que el presunto autor material cometió el crimen horas -y no minutos- antes del descubrimiento.
“lLlamé a Mónica temprano (el domingo) para decirle que me arreglara las uñas y me dijo que sí, la volví a llamar a las 6:00 de la tarde y me contestó él (Cristian) diciéndome que ella ya estaba dormida', relató una pariente a EL HERALDO bajo la condición de anonimato.
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RelaciónLa pareja había finalizado su relación marital desde hace unos días, él todavía seguía viviendo en la misma casa. El compromiso era que se iría ese fatídico domingo.
“Ya estaban separados y él ya le había dicho a mi hermana que (el domingo) se iba definitivamente de la casa”, dijo Denis.
Una familiar de la víctima, que prefirió omitir su nombre, afirmó que lo que originó la separación de la joven pareja fue un acto de infidelidad por parte del supuesto victimario.
Cristian habría aceptado la separación, pero nadie imaginó que cometería el abominable crimen. Hasta el momento se desconoce su paradero y no ha vuelto a interactuar en las redes sociales desde las 8:20 de la noche del domingo 15 de enero, cuando acabó y mató sin piedad a una joven que estudiaba y trabajaba a la vez para superarse, a la que guardó en su viente durante nueve meses a su precioso retoño.