Con el rostro lleno de dolor y la impotencia que lo embarga al sumar ya casi cuatro meses de la pérdida de su hijo de 10 años, el nicaragüense Raúl Ernesto Pérez llegó a Honduras con un solo objetivo: clamar justicia.
Pese a que el trágico hecho, en el que su pequeño Gabriel Antonio Pérez apareció muerto en las inmediaciones del río Choluteca con señales de haber sido abusado sexualmente, ocurrió en Honduras, asegura no tener resentimiento contra el país.
'Mi niño era muy querido y hasta un monumento le van a hacer en Nicaragua', dijo Raúl, con la voz entrecortada.
Y es que este próximo 12 de marzo se cumplen exactamente 4 meses desde que ocurrió el fatídico hecho que le dio la vuelta al mundo, por lo que el adolorido progenitor busca una respuesta que le logre dar consuelo en medio de tanto dolor.
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Pese a que no conoce su nombre, Raúl llegó a las oficinas de Diario EL HERALDO con una fotografía que asegura es el rostro del hechor del macabro crimen.
'Él es, el es el que mató a mi hijo', repetía mientras señalaba la fotografía de un hombre joven, de tez trigueña y quien asegura, es el culpable de cortarle la vida a su vástago.
Su voz temblaba y en su mirada se notaba cierto grado de rabia al hablar de esta persona, que presuntamente es quien aparece en uno de los videos de seguridad tomando de la mano al menor, minutos previos a su desaparecimiento.
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'Mis hijos menores no pueden ver la foto de Gabriel porque ellos lloran, ya saben que a mi hijo lo asesinaron. Yo algún día tal vez voy a calmar este dolor, pero para que eso pase este hombre tiene que estar preso', agregó, mientras decía no tener miedo de represalias por clamar justicia.
Este hecho, que conmovió a dos países hermanos -Nicaragua y Honduras-, aún permanece sin responsables capturados y es precisamente lo que obliga al ciudadano nicaragüense a viajar cada semana hasta aquí a pedir una respuesta.
Al ser consultado por la respuesta que recibe por parte de las autoridades cada vez que llega al país, asegura que solo le dicen que 'están investigando'. 'Si tienen la identidad de la persona, la dirección de donde vive y el video de las cámaras de seguridad... ¿por qué lo dejaron escapar?', se cuestiona el papá de Gabriel, al afirmar que el sospechoso huyó y ahora nadie conoce su paradero.
'Mi niño no era malo, al contrario, más bien lo querían mucho allá en mi país. Si algo tenía es que era hiperactivo, pero por eso me lo traía yo cuando venía a vender -alcitrones- acá, para que la mamá se quedara solo con los dos menores', relató don Raúl, quien dijo que Gabrielito era el hijo número seis de ocho que logró procrear.
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