La estrategia de la grupos criminales que operan en Honduras y en los países de Centroamérica, va más allá de lo impensable. Ahora prestan hasta sus nombres y apodos a personas con sus mismos rasgos físicos para continuar operando en las calles.
Para nadie es ajena la noticia sobre la captura de José Virgilio Sánchez Montoya, alias “El Pechocho”, quien es supuestamente miembro activo de la pandilla 18 y uno de los líderes del grupo criminal al que habían enviado a “El Pozo”, en Ilama Santa Bárbara.
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Pero, ¿cómo salió? Esa es la pregunta que miles de hondureños se hacen al enterarse de la captura de un presunto criminal con el mismo nombre, el mismo apodo y hasta los mismo rasgos físicos. Caso insólito, ¡sí!, eso es lo que se creía, hasta que la Fiscalía asegurara en las últimas horas que las huellas dactilares son las mismas.
No obstante, el Instituto Nacional Penitenciario (INP), alega que el verdadero “Pechocho”, quien fue capturado en el 2010 y condenado a 500 años de cárcel, aún está en “El Pozo” y que eso solo se trata de homónimo (Que tiene el mismo nombre de otra persona) ¿Quién dirá la verdad?
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De igual forma, el INP justifica que esta es una nueva modalidad que están utilizando los pandilleros en Honduras para mantener presencia en las calles donde ejecutan sus acciones ilícitas como: extorsión, asesinato, robos, venta de droga y otros hechos criminales.
En ese sentido, autoridades penitenciarias hiceron un convenio con el Ministerio Público (MP) y el Registro Nacional de la Personas (RNP) para identificar plenamente a los detenido y evitar que este tipo de hechos continúen ocurriendo.
No obstante, el caso de “Pechocho” aún sigue en el limbo y ni las autoridades del INP ni la Fiscalía han dado un resultado concreto sobre la confusa captura que encendió las alarmas de la población hondureña, debido a se supone que del infernal 'Pozo' nadie puede escapar.
Así operan las pandillas y bandas criminales en la capital (Imagen interactiva)
