Tegucigalpa, Honduras
Un hombre de la tercera edad murió mientras permanecía sentado en Plaza La Merced, a un costado del Congreso Nacional en la capital hondureña.
Don Leonidas Antonio Zelaya, de 85 años de edad, frecuentaba mucho el centro de Tegucigalpa y le gustaba sentarse y compartir con amigos que tenía en ese sitio.
Sin importar su edad, Zelaya caminaba solo pero tenía una misión diaria: predicar la palabra de Dios.
De acuerdo con personas que lo conocían, el hombre de convicción cristiana residía en la colonia Nueva Suyapa y sentía pasión por la evangelización.
Sin embargo, su salud ya estaba deteriorada y un paro cardíaco terminó con su vida pese a que policías intentaron darle primeros auxilios, lastimosamente la acción fue en vano.
'El ya había tenido un preinfarto por lo que cuando lo vimos y le quisimos dar primeros auxilios ya había fallecido', dijo un guardia de seguridad que labora en un banco cercano.
Su deceso causó el asombro de quienes estaban cerca de él ya que solo hace unos minutos había compartido los versículos de la Biblia con un grupo de transeúntes.
Hasta el lugar llegaron familiares de don Zelaya quienes no podían creer el lamentable hecho.
Un hombre de la tercera edad murió mientras permanecía sentado en Plaza La Merced, a un costado del Congreso Nacional en la capital hondureña.
Don Leonidas Antonio Zelaya, de 85 años de edad, frecuentaba mucho el centro de Tegucigalpa y le gustaba sentarse y compartir con amigos que tenía en ese sitio.
Sin importar su edad, Zelaya caminaba solo pero tenía una misión diaria: predicar la palabra de Dios.
De acuerdo con personas que lo conocían, el hombre de convicción cristiana residía en la colonia Nueva Suyapa y sentía pasión por la evangelización.
Sin embargo, su salud ya estaba deteriorada y un paro cardíaco terminó con su vida pese a que policías intentaron darle primeros auxilios, lastimosamente la acción fue en vano.
'El ya había tenido un preinfarto por lo que cuando lo vimos y le quisimos dar primeros auxilios ya había fallecido', dijo un guardia de seguridad que labora en un banco cercano.
Su deceso causó el asombro de quienes estaban cerca de él ya que solo hace unos minutos había compartido los versículos de la Biblia con un grupo de transeúntes.
Hasta el lugar llegaron familiares de don Zelaya quienes no podían creer el lamentable hecho.
