Sucesos

Amenaza de pandillero en caso de jóvenes asesinadas en colonia Villa Unión: 'Aquí te está esperando un regalito afuera”

Un rechazo amoroso en contra de un marero sería la punta de la madeja en torno al crimen de dos jovencitas que aparecieron muertas tras haber concertado una cita a ciegas por Facebook

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08.06.2017

Tegucigalpa, Honduras
La misteriosa desaparición y posterior muerte de dos jovencitas en la capital, presuntamente originada por una cita a ciegas a través de Facebook, parece haber tomado otro rumbo tras conocer la versión de otra de las familias.

Bessy Lorena Flores Ramos y Maryori Suyapa Euceda Cerrato, ambas nacidas en 1997, eran amigas desde que asistían al kínder, cuando apenas tenían cuatro años de edad. Esa amistad desde infantes fue tal que las mantuvo juntas hasta el día de su muerte.

¿Otra causa?
La primera versión que trascendió es que el crimen tuvo tintes ligados a un furtivo encuentro de las muchachas con un joven, y un supuesto amigo de este, a través de la red social Facebook.

Sin embargo, ahora se investiga si los encantos físicos de una hermana menor de Bessy Lorena, una adolescente de tan solo 15 años, fueron observados por un antisocial, tal vez sin que la menor se percatara de los ojos que la veían con insistencia y no con buenas intenciones.

La menor, presuntamente, era el objetivo a persuadir por un integrante de una pandilla de la zona de la colonia Arturo Quezada, a quien la elegante niña llamó su atención desde que la vio por vez primera.

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Guadalupe Ramos, madre de Bessy Lorena, confesó que su hija menor y ella se habían “ido de aquí porque un muchacho la había amenazado que la iba a matar”.

“Al muchacho le gustaba mi hija menor, pero ella nunca le hizo caso y por eso tuvimos que irnos de aquí (de la capital)”, contó doña Guadalupe.

Un día domingo, mientras participaban en un culto evangélico, empezaron a recibir amenazas vía telefónica por medio de mensajes de texto, manifestó la acongojada mujer.

Eran hostigadas vía mensajes
“Aquí te está esperando un regalito afuera”,
rezaba un mensaje de texto que el supuesto pandillero le envió a la hija menor de doña Guadalupe ese domingo que estaban en el acto religioso.

“Ese mismo día, como pude, me salí, tomamos un bus para la casa de un sobrino y al siguiente día nos fuimos para San Ignacio”, recordó doña Guadalupe.

Emir Rivera, pastor de la iglesia a la que la familia asistía y conocedor de la zozobra que vivían, relató que “hace tres meses las tres salieron huyendo del país con rumbo a Estados Unidos, pero fueron atrapadas por migración en la frontera mexicana y deportadas nuevamente hacia Honduras”.

Foto en vida de las dos jovencitas.

Foto en vida de las dos jovencitas.

Bessy, su hermana menor y su madre retornaron al país a continuar con la pesadilla de lidiar con las amenazas por parte de las pandillas.

Con todo y lo ocurrido, Bessy trató de obviar el problema y seguir la vida en la capital, ya que no quedaba otra opción.

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Pidió trabajo en un quiosco de un centro comercial donde había laborado antes de irse y la contrataron nuevamente.

Bessy continuó viviendo en la colonia Australia, al igual que su amiga Maryori, mientras que su mamá junto a la hermana menor emigraron a San Ignacio para evitar que las mataran.

De la versión contada por la familia de Maryori sobre la comunicación por Facebook que las jóvenes habrían tenido con desconocidos, los parientes de Bessy aseguraron que sabían muy poco y que creen que la muerte se debió a las amenazas.

A pesar de que las autoridades policiales se han llamado al silencio, se indaga el contacto que los hechores habrían tenido con las víctimas a través de Facebook.

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