Tegucigalpa, Honduras
¿Coincidencia, el destino, estaba en el lugar equivocado? La razón que haya sido no es suficiente explicación para los padres de un menor que este lunes pereció tras ser baleado frente a la escuela donde estudiaba.
El menor, estudiante del séptimo año en el Centro de Educación Básica Monseñor Jacobo Cáceres Ávila, de la aldea Suyapa, fue despachado por su maestra, antes de la hora de salida, ya que al niño le aquejaba un malestar corporal.
Wilson Sorto, director del centro educativo, manifestó que “el niño solicitó permiso porque estaba con calentura y salió a las 11:30, coincidentemente cuando se daba el tiroteo cerca del portón”.
Enfrentamiento
Las investigaciones realizadas hasta este momento, por la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), establecen que tres sujetos vestidos con camisas blancas protagonizaron un tiroteo en el intento de asaltar a los pasajeros de un bus rapidito que cubre esa zona de la capital.
Uno de los ocupantes del bus, en respuesta al atraco que querían perpetrar, sacó su arma y disparó contra los delincuentes, logrando herir a uno de ellos.
Pero en la refriega, uno de los proyectiles fue a impactar directamente al rostro del niño Rodis Eduardo Peralta Rivera, de tan solo 12 años de edad. Tras el violento impacto, el menor cayó estrepitosamente dentro de una cuneta de aguas lluvias a escasos cinco metros del portón de acceso principal de su escuela.
Los que estaban cerca, al ver lo sucedido, levantaron a Rodis Eduardo y rápidamente lo subieron a un taxi para llevarlo al Hospital Materno Infantil.
Cerca de la 1:30 de la tarde, los médicos le comunicaron a los padres del menor la trágica noticia de su deceso. La Policía montó un operativo y luego de unas horas detuvieron en el Hospital Escuela a Darwin Antonio Escobar, cuando era atendido tras sufrir una herida de arma de fuego durante el tiroteo en Suyapa.
El capturado habría participado en el hecho en el que resultó muerto el niño de 12 años.