LA PAZ, HONDURAS.- La alegría y la vida de un adolescente se esfumó entre las manos y el filo de un machete de un alcohólico en el barrio La Concepción, de La Paz.
A sus 15 años -recién cumplidos el 18 de julio pasado- todo era diversión para Jorge Ramón Suazo Madrid, oriundo de La Paz. Precisamente, divirtiéndose estaba con uno de sus primos, cuando su corta vida dio un vuelco total la tarde del sábado.
“Mami, regáleme 20 lempiras para comprar churros, no, les dije, les voy a dar 10 lempiras y se compran un churro para cada uno. Él nunca me decía que no y me dijo: ‘sí, mami, está bien’”, relató doña Delma Suazo, madre del menor.
Iban a comprar a una pulpería
“Los miré que estaban sentados en un solar baldío donde juegan pelota y de repente me gritó: ¡mami!, ya vengo, voy a ir a comprar el churro. Está bien, no te tardes, le dije. No mami, ya vengo, vamos a jugar pelota, me dijo”, siguió narrando doña Delma.
A los pocos minutos de haber salido hacia una pulpería cercana un grito del primo de Jorge Ramón alertó a la familia de que un hombre había herido a su primo. Los familiares corrieron a ver qué era lo que había pasado y encontraron al menor ensangrentado, con una profunda herida en el cuello y sus manos laceradas. Eran las 4:00 de la tarde
“Mi sobrino corrió cuando vio que un hombre golpeó con un machete la acera de una casa, él se corrió, pero mi hijo no corrió, porque nunca se imaginó que el hombre les iba a hacer algo”, contó doña Delma.
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Heridas de gravedad
El niño rápidamente fue subido a una patrulla policial para ser llevado a la sala de emergencias del Hospital Roberto Suazo Córdoba, de La Paz.
Una hora después una ambulancia partió a la capital, con el herido a bordo, para que pudiera ser atendido en el Hospital Escuela.
Casi diez horas después de haber sido ingresado a ese centro médico los médicos le comunicaron a la madre del adolescente que este había muerto, ayer a eso de las 5:00 de la mañana.
En cuanto al responsable del crimen, Delma Suazo expresó: “dicen que es alguien del barrio, a mí no me quieren decir nada, yo no soy nadie, todo lo dejo en las manos de Dios”, argumentó.
El niño tenía problemas con el habla por lo que había sido sometido a varios tratamientos y a una operación de las amígdalas. Era el segundo de cuatro hijos que procreó Delma Suazo, una empleada de mantenimiento del Hospital Roberto Suazo Córdoba.