COMAYAGÜELA, HONDURAS. -Fueron 2.8 kilómetros de angustia. En ese trayecto dejó destrucción y más que eso: dos familias envueltas en luto.
Aunque todavía no hay certeza en las causas reales que originaron la tragedia, y que solo Ángel Jonathan Torres Morazán las conoce, los cierto es que pudo haber sido una tragedia mayor.
Se trata del fatídico accidente vial ocurrido a las 3:35 de la tarde del jueves 9 de agosto en el bulevar Fuerzas Armadas, que acabó con la vida de Ebelio Contreras Colíndres (37) y Carlos Alfredo Flores Zelaya (27).
Lo ocurrido
Por cómo ocurrió el percance y la información preliminar que se maneja hasta el momento, la rastra cargada de gravín, conducida por Ángel Torres, sufrió una falla en el sistema de frenos, cuando transitaba a la altura de la colonia Centroamérica Oeste.
“Me acababa de meter a la cocina después de que atendí a un cliente y de repente escuché el estruendo, pero de los mismo nervios no salimos hasta que pasó aquello”, narró doña Margarita Martínez, propietaria de una glorieta a la orilla del bulevar.
Es precisamente frente a la caseta de ella que fue a quedar el cuerpo sin vida de Santos Ebelio, a un kilómetro de donde inició el desenfreno del pesado camión.
Jordy Andino, un joven vendedor de barriles en la colonia El Progreso, narró que “nosotros estábamos parados aquí por este árbol y de la nada vimos cómo la rastra venía haciendo zigzag, creo que bien se esquivó unos ocho carros”.
Más adelante impactó violentamente contra dos automotores más y contra la motocicleta conducida por Carlos Alfredo. Este último murió en el Hospital Escuela.
Si bien es cierto se perdieron dos vidas humanas, los testigos oculares coincidieron en que la tragedia pudo ser peor si el motorista de la rastra no hubiera tenido habilidad para esquivarse los demás automotores. Torres fue sometido a las leyes y actualmente guarda prisión.
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