Sitiados por la delincuencia, el temor y la inoperancia de las autoridades viven miles de habitantes de la capital de Honduras.
Las maras y pandillas se han entronado en los cuatro puntos cardinales de las ciudades gemelas, imponiendo sus reglas, imponiendo toques de queda y adueñandose de cuanta propiedad y vida se encuentre a su paso.
Al menos cinco grupos criminales ostentan un poder ilegal y siniestro en Tegucigalpa y Comayagüela, pero dos de ellos son los que dominan la mayor parte del Distrito Central, enfrascándose en constantes peleas de territorio que bañan de sangre a las familias capitalinas.
Este es un recorrido virtual por las zonas denominadas 'calientes' de la capital hondureña.