La muerte del colombiano Álvaro Andrés Bolívar Solarte y su esposa Doris Barahona ha desencadenado una ola de crímenes en los últimos días en Honduras.
Bolívar Solarte fue sacado de su casa por cuatro hombres que se hicieron pasar por policías la noche del pasado 2 de marzo en la colonia Villas del Sol en San Pedro Sula.
Horas más tarde, el cadaver del colombiano fue encontrado dentro de un saco de mezcal y una bolsa plástica negra en el Segundo Anillo de Circunvalación, frente al desvío de la colonia Las Anonas.
Pero con el sangriento crimen no concluyó la cadena de violencia, ya que su viuda fue acribillada mientras esperaba en una funeraria la preparación del cadáver de su esposo.
Luego de matar a la bella mujer, autoridades presumen que el secreto que quizás quedaría entre las cuatro féminas, fue revelado a una quinta persona, lo que habría orillado a los sicarios a no dejar ningún cabo suelto.
Según esa hipótesis policial, esa misma noche comenzó la persecución contra las modelos y bailarinas sampedranas Blanca Alejandra Velásquez Mejía (20) y Madelyn Ramírez Zambrano (21) y la coordinadora de eventos Alma Mariela Ordóñez Vargas (27).
Primero los matones intentaron raptarlas y torturarlas hasta que “soltaran la sopa” y les revelaran qué tanto sabían sobre ellos, pero dicha acción falló debido a que las afectadas se percataron que eran perseguidas en Siguatepeque, Comayagua.
Las autoridades manifiestan que tras fallarles la intención de los sicarios, estos decidieron retomar la operación “sin huella” hasta la mañana del domingo anterior, por lo que encontraron el momento indicado para darle muerte a las muchachas, según investigaciones policiales.
Los cuatro malhechores al interceptar el microbús en el que se conducían las jóvenes comenzaron a preguntar por “Alma, la socia de pelo negro”, pero ellos vieron que las otras dos modelos también eran de cabello negro y eran muy amigas y aliadas de Barahona Vallecillo, por lo que decidieron matarlas también.
Relación de hechos
La versión que maneja la Policía en torno a la matanza es que entre las 9:30 y 10:00 de la mañana 11 jóvenes, seis varones y cinco mujeres, viajaban a una presentación que se desarrollaría en Valle de Ángeles, al oriente de Francisco Morazán.
En el momento que el microbús marca Toyota, color gris, sin placas, circulaba por un ramal del puente para tomar la carretera a dicha ciudad, una camioneta color negro interrumpió el paso y, de inmediato, se bajaron unos tres hombres armados, quienes ingresaron a la unidad de transporte, luego bajaron por la fuerza a las tres jovencitas, según la información que conoció la Policía.
Sin pérdida de tiempo, los pistoleros obligaron a las muchachas a tirarse sobre el pavimento y les dispararon varias veces frente a sus acompañantes, matándolas en el acto.
Una fuente de entero crédito confió que las infortunadas presentaban heridas en los brazos, tórax y el tiro de gracia en la cabeza, lo típico de una ejecución.
Los cuerpos sin vida fueron ingresados a la morgue de Medicina Forense tras el reconocimiento legal, mientras que técnicos de la DNIC realizaron una inspección en el microbús en busca de indicios que puedan conducir a dar con los autores materiales e intelectuales del crimen.
Técnicos de la Sección de Inspecciones Oculares de la DNIC colocaron 15 números en la escena donde quedaron los cuerpos sin vida, que indican la cantidad de casquillos y de otros indicios relacionados con el hecho sangriento.
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De acuerdo al reporte oficial, la mujer fue acribillada mientras esperaba en una funeraria la preparación del cadáver de su esposo Bolívar Solarte.