Salió de su oficina para realizar diligencias relacionadas a su trabajo, sin imaginar que en el camino se encontraría a su verdugo, un joven al que miraba frecuentemente por tener sus oficinas en el mismo piso de la torre número 1 del edificio Metrópolis, ubicado en el bulevar Suyapa.
Eran las 10:30 de la mañana cuando una persona empleada del piso 15 se asustó al ser testigo de la fuerte discusión entre el abogado Eduardo Montes Manzano (44), apoderado legal de la familia Gutiérrez, y Rigoberto Andrés Paredes Vélez (28).
El crimen
Según el relato de testigos a los que tuvo acceso EL HERALDO, la discusión se originó luego que el joven Paredes Vélez le reclamó a Montes el hecho de que representara a la familia Gutiérrez, cuyos miembros supuestamente están ligados a la empresa Astropharma y son acusados por el Ministerio Público por suministrar medicamentos de baja calidad a la Secretaría de Salud.
Durante la discusión, Paredes Veléz le mencionó al abogado Montes que estaba “indignado por la falta de medicamentos”. La discusión se acaloró de tal manera que el joven sacó de su bolsillo un cuchillo de cocina y atacó a puñaladas al profesional del derecho.
Según las autoridades, el abogado recibió ocho puñaladas: cinco en el cuello y tres en el pecho. Al momento de ser atacado, el abogado y su victimario ingresaron al ascensor, lo que fue aprovechado por una de las secretarias para avisar al departamento de seguridad del centro comercial, quienes procedieron a monitorear las cámaras y observaron el ataque, por lo que de inmediato se dispusieron a detener el sistema de elevadores. Ambos quedaron en el piso 14.
Al abrirse la puerta, Paredes Vélez salió corriendo hacía las gradas de emergencia, dejando a su paso las huellas de sus zapatos estilo burros marcadas con sangre. En su huida dejó atrás al abogado Montes, que en un intento de pedir auxilio intentó salir del ascensor, pero las graves heridas le robaron la fuerza y, finalmente, perdió la vida.
Mientras bajaba las gradas, el joven era observado por los guardias de seguridad del edificio que monitoreaban lo que ocurría en el interior y quienes al mismo tiempo daban instrucciones a sus compañeros para guiarlos en la captura.
En su intento de escape, el joven tiró por las escaleras el cuchillo que utilizó para cometer el crimen, sin embargo, los guardias de seguridad ya le daban seguimiento.
Paredes Veléz fue interceptado finalmente por los centinelas cuando bajaba las gradas a la altura del cuarto piso del edificio. De inmediato, los uniformados le ordenaron que se entregara.
Entre el grupo de guardias de seguridad se encuentran dos exmiembros de la Policía Nacional, quienes le quitaron los cordones de sus zapatos para atarle las manos manchadas con sangre hacía atrás y así reducirlo a la impotencia para evitar que se contaminaran y obstaculizaran el proceso de investigación.
Confeso
Sometido a la impotencia, Rigoberto Paredes confesó ante las autoridades que mató al abogado, según lo informado públicamente por Leonel Sauceda, vocero de la Secretaría de Seguridad que se apersonó al lugar.
Los guardias de la seguridad del edificio que participaron en la detención contaron que en determinado momento el joven se quebrantó emocionalmente y se puso a llorar.
El joven habría dado a las autoridades una pequeña declaración de los hechos, la cual será parte de la acusación presentada por el Ministerio Público. A la escena se presentaron agentes de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), Inspecciones Oculares de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) y de la Fiscalía de Delitos contra la Vida.
Como parte del proceso de investigación, las autoridades decomisaron una camiseta gris y el pantalón jean que vestía, así como los zapatos tipo burros, todas estas prendas manchadas con sangre.
“Se decomisó el cuchillo, la ropa y los zapatos para realizar las pruebas de ADN correspondientes para identificar la sangre del hechor y la de la víctima”, dijo una fuente ligada a las investigaciones.
En el caso de los zapatos, agregó, serán enviados a la unidad de Marcas y Patrones para que sean comparados con las huellas de calzado dejadas desde el ascensor a la puerta de las gradas y en las gradas mismas al momento en que intentaba escapar del lugar.
“En este caso se realizará una investigación muy completa porque se cuenta con pruebas testificales, científicas y los videos captados por las cámaras de seguridad del centro comercial”, agregó la fuente.
Durante unas tres horas, los equipos de investigadores inspeccionaron la escena del crimen, tomaron las declaraciones de varios testigos y recabaron algunas evidencias.
Traslado
Durante la inspección en la escena las autoridades constataron que el cadáver del abogado Montes quedó boca arriba, en sus manos tendría algunas heridas de cuchillo, lo que demostraría que trató de defenderse, pero por la contextura gruesa del asesino no pudo salvar su vida.
Las autoridades se tardaron cerca de 30 minutos para realizar el levantamiento del cadáver, pero el mismo fue trasladado a la morgue del Ministerio Público hasta la 1:00 de la tarde. Mientras las autoridades realizaban el reconocimiento del cadáver, agentes de la DPI colocaron al detenido un chaleco antibalas.
El reloj marcaba la 1:30 de la tarde cuando Paredes Vélez fue sacado del edificio en medio de un fuerte dispositivo policial y militar, ya sin chaleco antibalas, con el que fue lo traslado hasta el Instituto de Ciencias Forenses, donde fue sometido a una serie de análisis, entre ellos pruebas psicológicas, psiquiátricas, físicas y toxicológicas.
Mientras el joven implicado era trasladado por las autoridades, su madre, la historiadora y catedrática universitaria Anarella Vélez, rompía en llanto clamando por su hijo.
Acusación
Marcando el reloj las 7:30 de la noche, Paredes Vélez permanecía en Medicina Forense, donde los especialistas continuaban realizando diversos estudios para determinar su estado mental, emocional y físico.
Mientras que en otro laboratorio se realizaban los análisis de las prendas de vestir. Por su parte, técnicos de la ATIC realizaban el análisis de los videos de las cámaras de seguridad y del contenido del teléfono celular decomisado a Rigoberto Paredes como parte del proceso investigativo.
Se conoció que por la violencia con que se ejecutó el crimen, la Fiscalía acusará a Paredes Vélez por el delito de asesinato, ya que el crimen incluiría la premeditación porque el agresor desde antes de comenzar la discusión con el abogado ya portaba el arma homicida en su vestimenta.
Sin embargo, serán las pruebas presentadas por el Ministerio Público durante el proceso judicial las que confirmen la participación de Paredes Vélez, así como si se trató de un asesinato o de un homicidio. La diferencia entre ambas figuras consiste en que la primera incluye la alevosía y la premeditación.
Hasta altas horas de la noche, Paredes no había sido llevado a los Juzgados de Letras de lo Penal, donde será presentado en audiencia de declaración de imputado por el delito incoado en su contra.
Según el Código Penal, el delito de asesinato es condenado con una pena de 20 a 30 años de prisión. En caso de que el asesino reitere su confesión ante un juez al someterse a procedimiento abreviado, la condena sería menor.