La indignación es casi incontenible. Un crimen tras otro en Honduras. El asesinato de la estudiante de arquitectura, Ángela Marina Lobo, parece que reúne todo el sentimiento de repudio por los homicidios en el país.
Tan joven, tan carismática, tan alegre, con tanto futuro, un horizonte tan prometedor. Ya no caben más descripciones, por más palabras elocuentes que se usen, ya son inútiles.
Bien decía el escritor mexicano Carlos Fuentes, en sus palabras ante la muerte: 'La muerte de un joven es la injusticia misma. En rebelión contra semejante crueldad, aprendemos tres cosas. La primera es que al morir un joven, ya nada nos separa de la muerte'.
'La segunda es saber que hay jóvenes que mueren para ser amados más. Y la tercera, que el muerto joven al que amamos está vivo porque el amor que nos unió sigue vivo en mi vida', dijo Fuentes.
Tal vez al escritor le faltó considerar que en Honduras la partida de un rostro joven, de forma violenta, enciende una llama de indignación que no sabemos si terminará de hacer una explosión verdadera de repudio y exigir al gobierno resultados.
Aquí les dejamos algunos de los mensajes: