Tegucigalpa, Honduras
Por años hemos escuchado sobre la famosa sopa de garrobo que se vende en diferentes mercados de la capital hondureña, un platillo típico y exótico que está lleno de vitaminas y que hasta aseguran “levanta muertos”.
Decidida a probarla por primera vez en mi vida, hicimos una visita al famoso mercado San Pablo, ubicado en el barrio El Manchén, y preguntamos por la mejor sopa de garrobo que venden en el populoso lugar. Una vez en el mercado, vimos que son cuatro los negocios que ofrecen este exquisito platillo de iguana, pero la recomendación de la mayoría de personas fue la del Comedor Gloria.
Antes de “levantar el cuerpo” con la deliciosa sopa, dimos un recorrido por el lugar, que tiene más de 90 puestos, entre carnicerías, lácteos, abarroterías, zapaterías y tortillerías.
Seguidamente preguntamos por don Valerio, un señor amable, atento y muy querido entre los locatarios que lo saludaban con mucho cariño. Los niños que acababan de salir de la escuela corrían por los pasillos mientras el administrador del mercado nos hablaba sobre el lugar.
Hasta que entre plática y plática tuvimos que preguntarle sobre la famosa sopa de garrobo, sin dudarlo, nos dijo que la de ahí era la mejor de todas y que nos llevaría a probarla para que nos llenáramos de los “milagrosos” beneficios que tiene este famoso platillo.
Antes de aceptar llegó a nosotros la duda de si era legal comerse este animal, ya que en otros lugares nos han dicho que está prohibido. “Tienen su propio criadero”, respondió el simpático señor.
Para ser sincera, tenía miedo de probar este exótico platillo hondureño, nunca lo había hecho y se venía a mi mente la imagen del animal. Una vez en el Comedor Gloria, preguntamos qué precio tenía la sopa de garrobo; “100 lempiras” nos dijo el dueño del local, mientras alrededor se veían pasar a mujeres cargando platos.
Una vez servida la sopa agarré la cuchara, mientras me sacaban una foto para tomar mi primera reacción. Al poner el caliente líquido en mi boca y pasarlo por mi garganta, solo se me vino a mi mente “sabe a pollo”.
“¿Le gustó?”, me preguntó el dueño, “sí, está muy rica”, fue mi respuesta. Me acomodé y comencé a degustar el platillo, que estaba repleto de carne y que solo llevaba plátano verde y maduro, los acompañantes eran arroz y tres tortillas que elaboran en el local.
Estando ahí nos dijeron a mi compañero y a mí que esa sopa era casi una “levanta muertos” y que era muy buena para la salud, tanto así que personas que padecen de anemia, cáncer o andan de “goma” (resaca) buscan este platillo para mejorar su condición.
Horas después sentiríamos los efectos, una pesadez embargó el cuerpo, pero sabíamos que eran los beneficios que nuestro organismo estaba recibiendo por haber comido la famosa sopa de garrobo.