Deportes

II Vuelta Ciclística: Espectacular celebración de clase mundial

<p>Todo un éxito resultó la segunda experiencia en la pista del ciclismo; la organización se llevó un 10 de 10 y el pueblo pedaleó hasta la gloria.</p>
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07.10.2013

Cargada de una fuerte emoción y repleta de un millón de pedaleadas por minuto la Segunda Vuelta rompió los paradigmas e hizo estallar de emoción a una de las aficiones más fieles del país: la del ciclismo...

Horas y horas de trabajo de más de mil voluntarios concluyeron cerca de las 11:30 de la mañana de ayer domingo con una frase que responde a las expectativas de la organización: “Misión cumplida”. Pero el mar de pedalistas empezó a invadir la avenida Los Próceres exactamente a las 4:02 de la mañana, para que a las 6:15 se escuchara el conteo regresivo que el mundo de los pedales esperaba: cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero...

Sonó la chicharra...

De pronto, la pista se tiñó de un rojo intenso que significó la salida de la categoría élite, los 17 mejores ciclistas del país que se dieron cita en Tegucigalpa en busca de la gloria.

“Debería de establecerse esta competencia como la madre de todas las batallas, que sirva para definir al campeón nacional de ciclismo”, decía uno de los competidores, al ver un mar de cadenas, cascos y números que solamente buscaban enaltecer su reputación personal o la de los distintos clubes que acudieron...

Jorge Torres, Allan Hernández y Armando Orellana, las estrellas de nuestro ciclismo, encabezaban una ruta de 42 kilómetros (ida y vuelta), mientras personajes de la talla de Beyran Luque (Máster C), Angie Gómez (Femenina) o Edson Merlo (Montañesa A) se rifaban el físico en cada cuesta y apretaban el acelerador en cada descenso...

Camino de fuego...

Fueron cuatro horas de pura pasión. El pulso se aceleraba, la sangre corría alterada por las venas, las piernas empezaban a rodar; todos principiaron a luchar por sus objetivos, fueran los que fueran. Cada uno era consciente de su nivel y quería alcanzar su marca.

Y mientras los ciclistas serpenteaban el anillo periférico, las dificultades se acrecentaban. La subida más despiadada de todas, la de Lomas de

Toncontín; la inclemente pendiente de Las Uvas, el irregular terreno del desvío a Valle de ángeles. Cualquier imponderable era una prueba de fuego para los deportistas de hierro.

“Me gustó mucho más este circuito que el del año pasado (que incluyó más tramos por el centro de la ciudad) y me gustó mucho la organización”, decía Marlon Ilovares, uno de los Pedaleros que circulaba a mil por hora y dejaba el buen vestir para el final... Para entonces, había muchos Miguel Induraín por la pista o los Jan Ullrich aparecían en los números que distinguían a los grandes exponentes de los Másters A, B y C. El universo del ciclismo explotaba de felicidad.

Final de película...

Hasta que llegó el esfuerzo final. Se quedaba Jorge Torres, el ceibeño que miraba cómo se le iba el maillot de la Vuelta Ciclística después de un par de malas decisiones.

Una a una las categorías llegaban a su final. Y los brazos en alto eran la perfecta señal del deber hecho. Para muchos, no importaba el lugar, solamente se persignaban en señal de agradecimiento. Para otros, como Armando Orellana, ponerse el maillot rojo era la cereza del postre...

+ Listado de participantes y tiempos