Tegucigalpa.
e niña soñaba con ver de cerca las estrellas. Se recostaba sobre la grama de su casa y con un tubo de cartón que ella misma elaboraba, apuntaba hacia el cielo en busca de constelaciones y planetas.
Esa pasión por la astronomía la llevó a algo más grande: abrir un espacio donde las personas pudiesen acceder a un aparato para disfrutar de las maravillas del universo sin necesidad de ser expertas.
Así fue como Ángela Armijo trasladó su sueño infantil a Consulta Investments, un lugar que no es solo una tienda de venta de telescopios medianamente accesibles en la capital, sino una oportunidad para que las personas puedan disfrutar de lo que ofrece el cielo como solo lo han visto en películas.
A la tienda, ubicada en el edificio Plaza Marte de la colonia Los Almendros, llegan en su mayoría padres de familia que no lograron cumplir su sueño de tener un telescopio o ser astronautas. Y otros que simplemente desean que sus hijos conozcan de cerca el universo.
“Hoy los niños y los jóvenes ya no admiran el cielo, creen que basta con buscar la información en Google, únicamente piensan en la televisión y en los videojuegos, y no es lo mismo buscar la información que verlo por sí mismo y vivir esa maravillosa experiencia”, manifestó.
La elección
Ángela no estudió astronomía, pero es una experta en el tema, y no solo vende telescopios, también le explica al cliente cómo armarlos, cómo utilizarlos y cómo cuidarlos.
Pero ¿cómo se elige un telescopio? Lo primero, según Armijo, es que este instrumento no debe ser considerado un juguete, sino una herramienta que llene de satisfacción a quien lo elige.
Para ello debe considerar tres aspectos: apertura (capacidad de captación), montura (la base donde se coloca el aparato) y presupuesto (hay telescopios de varios precios, desde 1,500 lempiras en adelante). Y lo más importante, ganas de aprender, la vista, una noche despejada y sin demasiada contaminación lumínica, un planisferio (carta estelar o mapamundi digital o en físico) y un buen libro sobre el tema.
Los telescopios no solo se diferencian por el precio, sino que hay de varios tipos: los refractores, con los que se puede observar la Luna, los planetas y los cuerpos más luminosos del cielo, así como objetos difusos como nebulosas y galaxias; y los catadióptricos, que permiten una mayor ampliación de las imágenes.
Algunos vienen con las instrucciones en un CD junto con el mapa celeste que permite al usuario conocer los objetos que va a ver en el espacio.
Además en Internet se puede bajar de manera gratuita el programa Stelarium, una guía de coordenadas para utilizar el telescopio ideal para principiantes.
“Es una experiencia exclusiva y diferente que vale la pena porque a través de estos aparatos usted verá lo maravilloso que es el universo. Hace poco hicimos una exhibición donde mostramos como se veía la Luna y hubo una señora que lloró de la emoción”, cuenta Ángela.
Para los niños hay un telescopio especial de la marca Tasco 49 que viene con un microscopio en versión sencilla, que se adapta bien a ellos porque es un modelo pequeño al que se le puede regular la altura. Y para principiantes recomienda el modelo Noise.
Los visitantes
Según la capitalina, el bombardeo de noticias que anuncian que el final de nuestra era será el 21 de diciembre, basándose en el vaticinio del calendario maya, ha aumentado la venta de aparatos.
“La gente viene y nos hace preguntas sobre el sexto ahau (sexto sol o solsticio) que comenzará el 21 de diciembre de 2012, cuando iniciará un período de 5,200 años. No es el fin del mundo, los mayas dejaron un mensaje grabado en piedra constituido por un elemento de alerta y otro de esperanza contenido en siete profecías. Nosotros tenemos un experto que nos ayuda a aclarar dudas, sobre todo a los niños”, detalló.
Y es que, con o sin profecías mayas, desde que en 1608 Galileo Galilei logró que el ojo humano pudiese conocer el universo a través de un telescopio, miles de niños, jóvenes y adultos sueñan con ver de cerca el cielo y lo que hay en él.