China y sus regalos exóticos: la apuesta para influir en América Latina y Honduras
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Tegucigalpa, Honduras.- Un proverbio chino dice: “no hay mejor padrino que un buen vecino”, sin embargo, América Latina parece cansada de su relación con el vecino del norte (Estados Unidos) y prefiere los regalos exóticos de un nuevo amigo desde el más lejano oriente, China. En este contexto nace la rivalidad de estos vecinos de barrios diferentes por ver quién será el padrino influyente de América Latina.
Entre los dos vecinos, el presidente chino Xi Jinping ha ofrecido a América Latina una amplia gama de proyectos de infraestructura, que incluyen estadios de fútbol, represas hidroeléctricas, ferrocarriles, puertos comerciales como el de Chancay en Perú, e incluso canales interoceánicos en países de Centroamérica, como Nicaragua. Sin embargo, estas iniciativas, aunque prometedoras, suelen implicar un alto nivel de endeudamiento para naciones de la región que ya enfrentan graves crisis políticas y económicas.
Por su parte, Estados Unidos con un próximo Donald Trump dirigiendo el país, a su considerado “patio trasero” le advierte que es mejor no hacer tratos y alianzas diplomáticas bilaterales con una nación que empobrece a sus aliados mediante acuerdos usureros que quitan la oportunidad a los países de América Latina de invertir en cada país de la región.
Debido a que Estados Unidos tiene una gran influencia en América Latina gracias a las décadas de ayuda de todo tipo (económica, política, militar, etc.) a los países de la región, los norteamericanos no le dejarán tan fácil el juego del comercio internacional a China. Aquí explicamos qué sucede.
Son demasiados los regalos exóticos de China para América Latina, uno de ellos es el megapuerto de Chancay en Perú, ya que tiene una capacidad para atracar buques cargueros que transportan 24,000 contenedores llenos de mercancías en viajes de 28 días a los principales puertos de Asia. Según el Ministerio de Producción de Perú, Chancay aportará cerca de 45,000 millones de dólares para la economía peruana.
El propósito de la creación de la megaobra china es para la importación de minerales, tales como el litio, el cobre o el hierro de yacimientos en Chile, a cambio de la exportación de productos manufacturados que afecta a los puertos chilenos con capacidades similares a las que hay en la bahía de Chancay.
Pese a que el megapuerto chino de Chancay parece prometedor para el desarrollo de Perú, lo cierto es que la operadora portuaria de Chancay permitirá única y exclusivamente la entrada de barcos que transiten por rutas marítimas comerciales chinas, además de que la empresa china Cosco Shipping Lines es propietaria del 70% del tránsito del puerto y solo el 30% de ese movimiento corresponde a navíos cargueros peruanos, dejándolos al margen en sus propias aguas.
Para algunos pobladores de la zona, el puerto chino de Chancay representa un peligro para el ecosistema marino costero de la bahía, así como para los mismos pobladores que han presentado denuncias de represión y ataques desde el anonimato por parte de grupos afines a la empresa Cosco Shipping Lines. Dichas denuncias no han sido esclarecidas por las autoridades peruanas.
Lejos de la Bahía de Chancay, en la provincia de Neuquén en Argentina, se estableció la Estación del Espacio Lejano chino dedicada a la medición y transmisión de datos aeronáuticos, la investigación de fenómenos espaciales y la supervisión de misiones del programa espacial chino. La estación está amparada por la firma de convenios de cooperación tecnológica espacial chino-argentina.
De acuerdo con algunos artículos de los convenios firmados por Argentina y China entre 2012 y 2014, la estación china de 200 hectáreas puede contratar personal de su preferencia y mantener un status de máximo secreto de todas las operaciones que se lleven a cabo dentro de sus muros. Esto hace que incluso el gobierno argentino no pueda conocer e intervenir en las instalaciones sin antes notificar a la estación y responsabilizarse de cualquier incidente ocurrido en la estación.
Por más que la misma Estación del Espacio Lejano en la provincia de Neuquén declare que haya sido creada para propósito civil, no parece que los empleados de la estación estén dispuestos a abrir sus puertas a cualquiera que desee conocer lo que sucede ahí y exponerlo al público.
En Brasil, una empresa china es líder en el manejo y distribución del recurso energético brasileño con 30 años de experiencia. Después de ganar un concurso de licitación pública internacional este 2024, la empresa china State Grid invirtió 21,700 millones de reales (4,472 millones de dólares) para hacerse del 88% del control de la cobertura en líneas eléctricas en regiones de Brasil como São Paulo y Brasilia.
Cuando la empresa china de la State Grid tramaba sus planes de operación, el medio de comunicación Brasil Journal publicó una serie de denuncias por irregularidades contra la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (ANEEL) de favorecer a la State Grid ya que las bases de la licitación mencionan un tipo de tecnología barata y vieja que ya no se usa en proyectos de transmisión eléctrica moderna y que sí tenía la State Grid.
Lo anterior quiere decir que, de alguna forma que se desconoce a día de hoy, la ANEEL quizás modificó las bases de la licitación a petición anónima para estar a favor de los chinos. Lo anterior pudo de alguna manera beneficiar a los chinos en conseguir la licitación internacional y corresponder a sus intereses.
En la península de Yucatán en México, la empresa China Communications Construction Company Limited (CCCC) firmó un convenio con el consorcio Mota-Engil México SAPI de C.V. para colaborar en la construcción del Tramo 1 de del Proyecto del Tren Maya en México, un ferrocarril en construcción que recorrerá 1,460 kilómetros cerca de aquellos lugares donde alguna vez se asentó la cultura maya desde el noroeste del estado de Chiapas hasta el norte de Yucatán.
Esperanzados de comenzar con el proyecto, el convenio se paralizó cuando elementos gubernamentales mexicanos interpusieron un aviso de precaución contra la CCCC. El motivo del aviso de precaución se debe a que la empresa china venía de cumplir un período de prohibición impuesto por el Banco Mundial en 2011 tras haber realizado prácticas fraudulentas que comprometieron la construcción de infraestructuras como puentes y carreteras en Filipinas.
Después de saber que dejaría el proyecto del Tren Maya a empresas china corruptas, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador hizo todo lo posible para mejorar la imagen de su proyecto y designó a la Secretaría de la Función Pública (SFP) para garantizar que la empresa china CCCC trabaje con “transparencia, eficiencia, imparcialidad y honradez a las disposiciones aplicables”.
Las obras de infraestructura antes mencionadas, así como muchas otras construidas en América Latina y el mundo que tienen el típico sello de “Hecho de China”, son esos regalos exóticos que la potencia asiática liderada por el presidente Xi Jinping le ofrece a todos los países latinoamericanos para ayudarles a hacer realidad el sueño chino de la Ruta de la Seda.
La Ruta de la Seda se trata de un sistema de ferrocarril intercontinental capaz de conectar a Europa con Asia en solo 16 días y que tratará de seguir los caminos que usaban los comerciantes chinos de la Edad Media para comerciar sus productos en una Europa consumida por las primeras guerras por recuperar Tierra Santa de amenazas musulmanas. El nombre de la ruta se deriva de los productos hechos de seda que eran los más vendidos en aquella época del siglo XVII (17).
El presidente chino tiene planeado expandir la Ruta de la Seda a nuevos destinos que le garanticen un futuro comercial prometedor y a sabiendas de que la República Popular China está cerca de cumplir 100 años, por lo que la búsqueda de buenas relaciones diplomáticas en América Latina será importante para convertir el sueño chino de la Ruta de la Seda en el proyecto de la Franja y la Ruta con una inversión valorada en 124,000 millones de dólares.
El Proyecto de la Franja y la Ruta de China se aprovechará del vacío de influencia que genera Estados Unidos en el continente americano debido a las múltiples crisis que atraviesa el gigante occidental dentro y fuera de sus fronteras que provocan la pérdida de un sentido de orientación como país y da paso a la incertidumbre. Crisis como la migratoria, política, sanitaria, entre otras, solo hacen que la actual situación de Estados Unidos empeore.
En materia comercial internacional, China promete a América Latina algo muy diferente y un tanto arriesgado. Se trata de una única oferta comercial capaz de durar toda la vida a costa de un gran precio que conlleva un sacrificio a largo plazo y del que no es tan fácil salir. Y, como siempre, América Latina se llevará la peor parte por simplemente buscar lo bonito y barato. El mega puerto de Chancay en Perú es prueba de ello.
Es a partir de este punto donde el rumor de que los chinos pueden llegar a ser usureros, incluso con América Latina, puede cobrar vigencia porque los chinos son los que ponen el precio descomunal que los países latinoamericanos van a tener que pagar por las obras de infraestructura que los chinos les hacen y que nada más puede favorecer a China. En sí, el comercio regional se desvanece para que el gasto y la deuda pública crezcan en cada país de América Latina.
En otros términos, el sueño chino se basa en vender ilusiones, fantoches para el momento por un precio y una lealtad que puede verse como subordinación hacia China y Xi Jinping pues la influencia china en América Latina no solo es lo comercial, sino militar.
La Estación del Espacio Lejano en la Patagonia argentina le permitirá a China desarrollar programas de espionaje satelital para fomentar una guerra de espionaje en la región contando con el apoyo de gobiernos tiránicos como el de Venezuela, Nicaragua y Cuba para crear canales de tránsito para incentivar inseguridad y paranoia en una región con antecedentes de espionaje que derivó en la ejecución de intervenciones y golpes de Estado con la aprobación de Estados Unidos.
Quizás sea momento de que una nueva versión de Estados Unidos, con un renovado Donald Trump al mando, decida podar los arbustos repletos de maleza y malas hierbas del que consideran como su “patio trasero” y definir mejores ofertas para América Latina, si es que la región sabe decidir bien sobre qué opción tomar del único mercado que brinda calidad y libertad por antonomasia.
Trump y su equipo de gabinete próximo a llegar a la Casa Blanca hallan en el aislacionismo el inicio del trayecto a seguir para lograr que el país norteamericano se reencuentre con aquellos valores y creencias que le hacen ser lo que es: una tierra de oportunidad, unidad y, sobre todo, libertad para el desarrollo continuo como nación.
El aislacionismo afectará tanto a América Latina dado a que Estados Unidos ya no concentrará sus fondos en la lucha contra el cambio climático, el narcotráfico y la migración en los dominios del “Zar de la Frontera”, Tom Homan. Trump y el Partido Republicano creen que los fondos destinados a los gobiernos latinoamericanos a través de programas de financiamiento directo son una mentira, una farsa que no trae nada bueno para Estados Unidos más que deuda pública.
Donald Trump busca revertir la deuda pública que millones de contribuyentes estadounidenses deben pagar a través de sus impuestos, además de poner una política arancelaria a todo producto que entre o salga de Estados Unidos con el fin de proteger a toda industria o empresa norteamericana que haya perdido la oportunidad de adentrarse en un mercado acostumbrado al consumo de productos que son la copia mal de una copia inútil y mal hecha en los últimos años.
Todo el panorama que se gesta en Estados Unidos le servirá a Trump para saber qué países de América Latina siguen estando del lado “yankee” y cuáles son aquellas naciones que fueron compradas con obras de infraestructura que forman parte del cuento del sueño chino de la Ruta de la Seda para pactar acuerdos y alianzas diplomáticas que comprometen la soberanía y sentido de voluntad de los países de América Latina.
Un ejemplo de lo anterior está en lo mencionado por el embajador de Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley, para ABC Internacional con respecto a la Estación del Espacio Lejano de los chinos en la provincia de Neuquén en Argentina: “Me sorprende que Argentina permita a las Fuerzas Armadas chinas operar en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué. Tengo entendido que se trata del manejo de un telescopio espacial del que los argentinos no saben de ello y debería entender por qué los chinos están allí”.
Trump buscará la forma de cumplir con una sola cuestión que consiste en asegurarse que Estados Unidos tenga como prioridad a sí mismo como país en crisis. La razón es evidente cuando la influencia norteamericana en el mundo y en su propio territorio no es lo mismo debido a que Estados Unidos está sumergido en la polarización.
Las prácticas culturales que dicen ofrecer el progreso para Estados Unidos son cuestionadas por los sectores ultraconservadores del Partido Republicano que señalan la búsqueda del control y manipulación de las leyes que circulan alrededor de la Constitución estadounidense para acrecentar de sobremanera la polarización. Una nación también está polarizada cuando deja a un lado aquellos valores que la hacen diferente de otros países y los reemplazan por ideas que reflejan la crónica de una decadencia venidera.
De cumplirse todo lo estipulado en la Agenda 47 de Donald Trump y de implementarse de modo discreto algunos puntos del manifiesto republicano del Proyecto 2025, habrá un cambio rotundo en la economía y estabilidad general en Estados Unidos que podría reducir la polarización interna generada desde que el mismo Trump incitó a la violencia tras la intromisión del capitolio del 6 de enero de 2021.
China la tendrá difícil si quiere reemplazar el dólar como moneda internacional en la región latinoamericana, que ya no soporta décadas de condonación de deudas nacionales por parte de los bancos más importantes del mundo. China, al parecer, sigue sin saber que mientras más invierta en países que no pueden desarrollar bien sus economías locales, el proyecto de la Ruta y la Franja nunca se hará realidad.
Cuando Estados Unidos decida mantenerse medianamente al margen de los conflictos militares globales (como el de Ucrania, sin abandonar su respaldo a Israel y Taiwán) y de los dilemas económicos mundiales, América Latina enfrentará de forma directa las consecuencias de su dependencia externa. Será entonces cuando la región experimente el impacto devastador de la falta de inversión local, el estancamiento de un desarrollo económico verdaderamente autónomo y el avance implacable de una China voraz, decidida a dominar la carrera comercial en el continente.
El Tratado de Libre Comercio (TLC) que Honduras y China comenzaron a negociar en 2023 surge tras la decisión de Honduras de romper relaciones diplomáticas y comerciales con Taiwán. Este movimiento busca establecer una relación directa y amistosa con el gigante asiático, sentando las bases para un ambicioso proyecto comercial conjunto que redefina supuestamente las dinámicas económicas entre ambos países.
El tratado está conformado por una serie de contratos valorados en 11 millones de dólares cada uno con el fin de dinamizar las exportaciones a China para generar oportunidades de negocios a largo plazo que permitan mejorar la calidad de vida de ambos países a través de la inyección de capital chino en Honduras. Si bien esto le puede convenir al país, existen ciertos hechos que siembran dudas con respecto al tratado.
Aunque Honduras tiene ya firmados 22 de los 23 capítulos del Tratado de Libre Comercio, el último capítulo que le falta por firmar tiene que ver con la normalización y revisión de los aranceles que se le podrían añadir a Honduras, quien trata de disuadir a China de seguir los lineamientos del país sin recibir respuestas por parte del cuerpo diplomático chino que se mantiene firme con sus demandas.
Una de esas demandas de China a la Secretaría de Desarrollo Económico (SDE), al mando de Fredis Cerrato, tiene que ver con la pérdida de empleos sin ninguna razón aparente. Esta aparente pérdida de empleo en Honduras una vez firmado el tratado podría indicar que China suplantará la mano de obra local por una proveniente de Beijing o Pekín de la misma forma que sucedió en la bahía de Chancay en Perú, cuando asiáticos empezaron a operar en el puerto.
Además, la petición de secreto de parte de la SDE al Instituto de Acceso a la información Pública (IAIP) sobre el avance de las negociaciones entre China y Honduras incrementa la desconfianza del tratado porque la población hondureña no podrá saber nada con respecto a los informes sobre la toma de decisiones y las consultas realizadas entre ambos cuerpos diplomáticos. Es como si China colocara las reglas del juego.
De acuerdo con los datos del Sistema de Estadísticas de Comercio de Centroamérica (SIECA), hay un déficit comercial entre Honduras y China a favor de los asiáticos, que en los últimos años se ha acrecentado más, pese a los acuerdos comerciales.
Dichos cambios en la balanza comercial entre China y Honduras llegaron a un punto crítico cuando en 2022 se registraron 1,560 millones de dólares en importaciones. En cuanto a las exportaciones hondureñas hacia China cayeron en picada debido a los efectos adversos de la pandemia por Covid-19 en 2020, con solo 24.7 millones de dólares en ventas.
Bienes como reactores nucleares, calderas, máquinas, aparatos y artefactos mecánicos son el 24.2% del total de las importaciones (380.13 millones de dólares), mientras que los productos de plástico conforman un 8.2% de las importaciones (129.13 millones de dólares). Lo anterior indica que Honduras importó más de lo que exportó a China en materia de bienes y productos.
Si el acuerdo entre China y Honduras llega a concretarse en su totalidad, las autoridades hondureñas deberán actuar con prudencia y enfocarse en fortalecer su oferta de exportación para competir en un mercado tan exigente como el chino, caracterizado por su alto consumo, pero también por su naturaleza restrictiva. Según los analistas, es crucial que Honduras no se deje deslumbrar por los regalos exóticos, que podrían convertirse, a largo plazo, en costosos elefantes blancos que comprometan su desarrollo económico sostenible.