La desinformación desafía a Honduras en las elecciones
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Con las elecciones primarias y generales programadas para el 9 marzo y 30 de noviembre de 2025, respectivamente, Honduras enfrenta un desafío creciente: la desinformación.
Este fenómeno, que ha demostrado su capacidad para moldear y perturbar procesos electorales en todo el mundo, plantea una amenaza significativa para la integridad del sistema democrático hondureño.
La desinformación, a través de sus múltiples formas, está desafiando la integridad del proceso electoral, apelando a las emociones del electorado y exacerbando las divisiones políticas y sociales.
De hecho, la consejera presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Ana Paola Hall, advirtió, en la convocatoria a las elecciones en Honduras, el peligro que representa la desinformación en este proceso.
“Más allá del considerable despliegue de acciones a ejecutar en el ámbito técnico electoral, desde ya se enfrentan (a) las noticias falsas”, señaló en cadena nacional el 8 de septiembre.
El equipo de verificación de EL HERALDO, que ha desmentido cuatro bulos en la víspera de los comicios, profundiza en el posible comportamiento de la desinformación electoral en Honduras, a partir de lo que ha acontecido en otros países, en un contexto de polarización, división política, fraccionamientos, falacias ad hominem y debates carentes de argumentos y datos, así como la falta de regulaciones y técnicas.
En los últimos meses en Honduras se ha observado un aumento en la difusión de rumores y noticias falsas, que a menudo explotan temas sensibles como la corrupción, la violencia y la pobreza para influir en el electorado.
Para enfrentar la desinformación, es crucial, en primera instancia, que tanto las autoridades electorales como otros sectores de la sociedad en Honduras tomen medidas proactivas. La educación mediática y el fomento de habilidades de pensamiento crítico son herramientas esenciales para ayudar a los votantes a identificar y resistir la desinformación.
Las campañas de concientización y los esfuerzos para promover la alfabetización digital pueden empoderar a los ciudadanos para que cuestionen la veracidad de la información que reciben y se basen en fuentes confiables, plantean analistas.
Los medios de comunicación también tienen un papel importante en la lucha contra la desinformación, como lo hace EL HERALDO y La Prensa a través de sus equipos de fact-checking, que cotidianamente la desmantelan.
Las redes sociales además deben implementar políticas más rigurosas para combatir la difusión de noticias falsas y proporcionar a los usuarios herramientas para verificar la información.
Y, en segunda instancia, están las acciones estatales, como penalizar a los propagadores de la desinformación por medio de una ley, creación de comisiones contra la desinformación en el Congreso Nacional y acordar alianzas con las grandes plataformas para la eliminación rápida de contenido falso que afecte el proceso electoral.
“La desinformación es un problema que se presenta en todos los países y que ha sido objeto de foros internacionales para tratar de regular todo este tipo de mensajes peligrosos y narrativas falsas en las redes sociales”, dijo Augusto Aguilar, exmagistrado del extinto Tribunal Supremo Electoral (TSE).
“Los organismos electorales deben establecer convenios con los dueños o propietarios de las redes sociales para regular de alguna manera las falsas noticias, las ofensas y la descalificación que se hace a los candidatos en cualquier nivel, ya que es un problema común”, aconsejó, como también lo ha planteado el equipo de verificación de EL HERALDO.
“En el país hay mecanismos limitados para contrarrestar la desinformación en el periodo previo a las elecciones. Existen algunos esfuerzos de organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación que se dedican a la verificación de datos y la educación de los ciudadanos sobre cómo identificar información falsa como EL HERALDO, La Prensa”, consideró por su parte Javier Franco, especialista en patologías de la desinformación.
“Sin embargo, estos esfuerzos son a menudo fragmentados y carecen del respaldo institucional (...) no es de interés de los representantes de los órganos electorales ni de la comunidad internacional en alguna medida”, puntualizó.
La Unión Europea (UE), por ejemplo, creó una serie de iniciativas para las elecciones al Parlamento Europeo, que fueron en junio pasado.
Desde millonarias multas contra las plataformas que no combatan la desinformación, la regulación de la inteligencia artificial (IA) hasta comisiones en la Eurocámara, así como el análisis de las tácticas de los desinformadores, son algunas de las iniciativas aplicadas.
Por otro lado, los partidos políticos y los precandidatos tienen la responsabilidad de mantener campañas basadas en la verdad y en propuestas claras.
El compromiso con una comunicación transparente y honesta no solo fortalece la confianza pública, sino que también ayuda a contrarrestar las narrativas manipuladoras que buscan desviar el debate electoral hacia temas irrelevantes o falsos.
El equipo de verificación de EL HERALDO intentó comunicarse con los consejeros del CNE para saber qué tácticas aplicarán para desmantelar la desinformación electoral en Honduras, pero no hubo respuesta.
Uno de los tres consejeros del ente electoral, Julio Navarro, quien deja el cargo hoy, dijo que “prefiero no meterme en el tema”, acusando, de paso, a los medios de comunicación tradicionales de Honduras, incluidos EL HERALDO y La Prensa, de generar desinformación.
El equipo de verificación de EL HERALDO pidió pruebas a Navarro sin recibir respuesta por el momento.
En Honduras, con una historia de polarización política y social, la difusión de desinformación puede intensificar las fracturas entre diferentes grupos, fomentando un ambiente de confrontación y desconfianza.
Las campañas desinformativas pueden aprovechar estas divisiones para movilizar a votantes a favor o en contra de ciertos candidatos o partidos, creando una atmósfera en la que el diálogo constructivo se vuelve aún más difícil.
Es así cómo la proliferación de desinformación y la manipulación de la información en línea se han convertido en un problema significativo. Y se masifica en un entorno en el que las plataformas digitales tienen una penetración creciente, pues se propaga rápidamente, afectando la percepción pública y el debate político.
En los últimos meses ha aumentado la difusión de rumores y desinformación en Honduras, que a menudo explotan temas sensibles como la corrupción, la violencia y la pobreza para influir en el electorado.
Circuló el 3 de septiembre, luego de que se difundiera el video de Carlo Zelaya, cuñado de la presidenta Xiomara Castro, acordando sobornos con narcotraficantes en 2013, que las imágenes fueron hechas con inteligencia artificial. Pero no fue así: la secuencia es legítima.
La estrategia de apelar a las emociones del electorado, como en el caso anterior, en lugar de a la razón y el análisis crítico, puede tener efectos devastadores en la calidad del debate político y en la toma de decisiones informadas
Por ejemplo, es erróneo afirmar que, entre las 100 propuestas de campaña de Salvador Nasralla, del Partido Liberal, está vender la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) a la Empresa Energía Honduras (EEH), es decir, privatizarla.
O, en otro caso, al 9 de agosto, el expresidente Roberto Micheletti no se ha unido a la corriente de Jorge Cálix en el Partido Liberal, pese a que cientos de usuarios afirman lo contrario en redes sociales.
También circuló un supuesto sondeo de la encuestadora Paradigma, que sitúa a Melvin Ceballos, del oficialista partido Libertad y Refundación (Libre), como el principal personaje para llegar a la alcaldía de Tegucigalpa en enero de 2026. Es falsa la encuesta.
El impacto de la desinformación en las elecciones hondureñas de 2025 puede ser considerable, advierten analistas.
“La desinformación impacta directamente en la capacidad de los votantes para tomar decisiones informadas, distorsionando la percepción de los hechos y manipulando emociones”, expresó Javier Franco, especialista en patologías de la desinformación.
“Estas expresiones no solo reflejan una estrategia retórica diseñada para movilizar a las bases políticas mediante la apelación a emociones fuertes, sino que también anticipan un ambiente de creciente confrontación donde la información se emplea como un arma para deslegitimar a los oponentes”, añadió.
En las últimas décadas, la desinformación ha mostrado su capacidad para influir en los procesos electorales en diversos países, como en las elecciones presidenciales en Estados Unidos en 2016, el referéndum del Brexit en el Reino Unido y las elecciones en Brasil, España, Argentina, México y Venezuela.
En cada uno de estos casos, las campañas desinformativas han utilizado narrativas sensacionalistas y falsas para movilizar a votantes, a menudo apelando a sus temores y prejuicios más profundos.
La manipulación de la información ha demostrado ser una herramienta poderosa para influir en el comportamiento electoral, socavando la confianza en las instituciones democráticas y polarizando a las sociedades.
El caso electoral de Venezuela, que es el más reciente, abrió la posibilidad de que la operación de desinformación, generada por el oficialismo, de ese proceso pueda ser replicada en Honduras por el vínculo ideológico y político entre el gobierno de Xiomara Castro y el de Nicolás Maduro, alertan verificadores de hechos.
“El hecho de que Honduras fuera de los primeros países en apoyar la reelección de Nicolás Maduro, y al ser gobiernos con la misma ideología, podría ser un factor clave para creer que algunas tácticas de desinformación en Venezuela sean replicadas en Honduras”, dijo Víctor Amaya, director editorial de TalCual y, a su vez, director fundador de EsPaja.
“Los gobiernos afines por lo general aplican prácticas unos de otros. Se podría esperar que algunas prácticas desinformantes y métodos para distribuir información se puedan aplicar previo a las elecciones en Honduras”, advirtió.
Es más, La Prensa Verifica publicó que funcionarios hondureños amplificaron la desinformación electoral de Venezuela, con afirmaciones que promovieron la confusión y la incertidumbre.
Hay un común denominador: los funcionarios que lo hicieron son del partido Libertad y Refundación (Libre) o, al menos, pertenecieron.
Esos mensajes fueron difundidos en X, antes llamado Twitter, comprobaron los verificadores de noticias de EL HERALDO.
Se trató del secretario de Desarrollo Social, José Carlos Cardona, el vicecanciller Gerardo Torres y la diputada Scherly Arriaga, que publicaron en X una encuesta a boca de urna que situaba a Maduro (hasta el mediodía del 28 de julio) en la punta de la elección con el 55% de lo votos.
El diputado de Jorge Cálix, quien se integró al Partido Liberal en julio, compartió en X un video que aparentemente muestra una movilización de la oposición de Venezuela rumbo al Palacio de Miraflores, la localidad del gobierno, tras perder las elecciones del 28 de julio.
Pero el video ya circulaba desde el 4 de julio y, en realidad, muestra un evento de la oposición, liderado por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, los líderes más notorios.
En conclusión, la desinformación representa una amenaza significativa para las elecciones en Honduras en 2025. Al igual que en otros países, su capacidad para manipular las emociones del electorado y polarizar a la sociedad puede tener un impacto profundo en la integridad del proceso electoral.
Para salvaguardar la democracia y garantizar unas elecciones libres y justas, es esencial que todos los actores involucrados (desde los ciudadanos hasta las instituciones y los medios de comunicación) trabajen juntos para enfrentar este desafío.
Solo a través de un esfuerzo colectivo se podrá proteger el proceso electoral y asegurar que las decisiones de los votantes se basen en información precisa y veraz.