Había 205 narcopistas en la Biósfera del Río Plátano

El narcotráfico deja un grave daño en la biósfera, ya que para la construcción de narcopistas se deforestan hectáreas completas de bosque. Proyecciones señalan que por cada pista se cortan 417 árboles

Las narcopistas miden en promedio mil metros de largo por 15 de ancho, lo suficiente para aterrizar una avioneta.

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Perjuicios

GRACIAS A DIOS, HONDURAS.- La Biósfera del Río Plátano es concebida como una zona virgen, donde solo hay flora, fauna y uno que otro asentamiento, debido a su ubicación remota y prácticamente inaccesible, pero no. Para los narcotraficantes es un lugar estratégico, pues entre más alejado de la civilización y, claramente, de las autoridades, más fácil es aterrizar avionetas repletas de cocaína que luego trafican hasta Estados Unidos.

Ubicada en triple frontera (por un lado abarca el departamento de Colón, se une con Gracias a Dios y culmina en el oriente de Olancho), la biósfera, que está dentro de La Mosquitia hondureña, ha sido desde la década de los 80 “un territorio clave que utilizan las OCT (Organizaciones Criminales Transnacionales) para poder transportar drogas desde Colombia y Venezuela hasta costas hondureñas” ya sea por aire o mar, menciona el informe anual de Narcotráfico Marítimo de la Armada de Colombia, publicado en 2020.

La Secretaría de Defensa de Honduras es consciente de este flagelo que -muchas veces- contrarresta hasta que la droga fue movida del lugar, encontrando solo aeronaves abandonadas al costado del área clandestina de aterrizaje. Incluso, muchas veces se observa un cementerio de avionetas.

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La Unidad de Datos de EL HERALDO Plus detectó, a través de un cruce de datos, que al menos 205 narcopistas fueron destruidas -algunas varias veces- dentro del área de la Biósfera del Río Plátano.

Este equipo accedió a un reporte de pistas clandestinas, con sus respectivas coordenadas, destruidas entre 2012 y 2021. El registro fue facilitado por la Secretaría de Defensa. Estos puntos se triangularon dentro de los límites de la reserva natural, según el mapa oficial.

En total, las autoridades realizaron 260 operativos que se tradujeron en la destrucción de 205 puntos de aterrizaje, ya que algunos se inhabilitaron varias veces, según detectó el equipo de EL HERALDO Plus.

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En la biósfera, dentro de La Mosquitia hondureña, las autoridades han identificado varias pistas clandestinas de aterrizaje.

La Biósfera del Río Plátano se divide en tres zonas: cultural, amortiguamiento y núcleo.Casi todas las pistas utilizadas para el despegue y aterrizaje se localizaban dentro de la zona cultural, un espacio de 389,525 hectáreas cuya finalidad es “proteger los recursos antropológicos y culturales”, es decir, la coexistencia de etnias en sistemas naturales, según un informe sobre la efectividad del manejo de la reserva de la UNESCO.

Solo en esta zona las autoridades ejecutaron 259 operativos para deshabilitar narcopistas o -como ellos les llaman- pistas clandestinas de aterrizaje.

El área de influencia está conformada por los municipios de Ahuas, Wampusirpi y Brus Laguna; en esta última localidad es donde más operaciones se ejecutaron para dinamitar pistas clandestinas.

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En la zona de amortiguamiento -una región de 196,739 hectáreas destinada a servir de barrera para la zona núcleo- apenas se detectó e inhabilitó una narcopista.

Para alivio de la naturaleza, el narco todavía no penetra en la superficie de la zona núcleo de la Biósfera del Río Plátano (210,432 hectáreas) para establecer sus puntos de aterrizaje y despegue de narcoavionetas. Al menos así lo consignaba la Secretaría de Defensa, porque no han detectado ninguna narcopista en esta región.Aún no penetra con fuerza, pero está cerca.

La Unidad de Datos de EL HERALDO rastreó un significativo número de puntos en la zona cultural muy cercanos al núcleo. Es el caso de 12 pistas que estaban a menos de 10 kilómetros del corazón de la reserva.

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Al costado de las pistas se observan restos de aeronaves.

Ya sea en la zona cultural o de amortiguamiento, las 205 narcopistas destruidas en los últimos 10 años representan una pérdida significativa para la Biósfera del Río Plátano, considerada el pulmón de Honduras.

Para construir una sola narcopistas -tomando como referencia una medida de 1,000 metros de largo por 15 de ancho- se tuvo que cortar al menos 417 árboles latifoliados plantados, según una proyección realizada por este rotativo.

Esto significa que si multiplicamos esa cifra por 205 (total de pistas clandestinas destruidas), el resultado nos dice que la Biósfera del Río Plátano perdió 85,485 árboles desde 2012 hasta 2021.Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esto equivale al oxígeno que necesitan 3,886 personas para vivir.

Las cifras son proyecciones, pero sirven de indicador para entender cómo el narcotráfico es una de las causas de devastación en la reserva, que cada día pierde más flora y fauna.

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Una pista clandestina destruida ocho veces en el mismo año evidencia cómo el narcotráfico opera dentro de los límites la reserva más grande de Honduras.

Ubicada en las coordenadas latitud 15.6375, longitud -84.480889, y localizada cerca de la laguna de Rapola, esta pista fue explosionada una y otra vez en 2018.

En ese mismo año, una narcopista localizada en las coordenada latitud 15.63672222 y longitud -84.47466667 también fue destruida cuatro veces, mientras que en 2019 las Fuerzas Armadas hicieron explotar tres veces otra ubicada en las coordenadas latitud 15.60694444, longitud -84.57388889, ambas en Brus Laguna.

Además de estas tres pistas clandestinas, la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus ubicó otros 42 puntos geográficos dentro de la biósfera donde las Fuerzas Armadas ejecutaron más de dos veces operaciones de detonación entre 2012 y 2021. Este rotativo contabilizó al menos 100 operaciones de inhabilitación de lugares de aterrizaje, pero al analizar las coordenadas muchas estaban ubicadas en el mismo sitio, por lo que la cifra se redujo a 45.

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Dinamitar las narcopistas es una medida a corto plazo.

Todas las narcopistas fueron localizadas en Brus Laguna, el municipio que arrulla buena parte de la biósfera, declarada hace más de 40 años Patrimonio de la Humanidad.

Sobre el tema, dos militares retirados que operaron en La Mosquitia dijeron a EL HERALDO Plus, en una publicación de marzo de 2022, que Brus Laguna es preferida por los narcos por su geografía plana y sus llanuras, contrario a los pantanos y montañas que predominan en otros municipios de Gracias a Dios. Ambas fuentes, que pidieron mantenerse en anonimato, aseguraron que en Brus Laguna y Juan Francisco Bulnes hay mayor incidencia porque todavía operan unos 15 grupos dedicados al narcotráfico.

Incluso, uno de ellos afirmó que “cuatro hoyos en una pista en una noche los reparan”, evidenciando que las acciones de las autoridades son inútiles en comparación a lo que hacen los narcos para seguir con sus actividades ilícitas. A las pistas dinamitadas les colocan troncos y luego las rellenan de tierra, así la pista la habilitan de forma casi inmediata.

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La construcción de 110 kilómetros de carretera ilegal es otra evidencia clara del poder del narcotráfico en las entrañas de la biósfera, que perdió 30 mil hectáreas de bosque en los últimos tres años, según reportes del Instituto de Conservación Forestal (ICF).

Este rotativo conoció que solo en Brus Laguna, donde se destruyó una buena parte de narcopistas, la deforestación acabó con 11,312 hectáreas de bosque desde 2000 hasta 2018, según el ICF.

Si comparamos la magnitud de pérdida con el tamaño del Estadio Nacional Chelato Uclés, podemos decir que el bosque deforestado en este punto geográfico equivale a 16,574 veces el tamaño del coloso capitalino, una cifra alarmante, tratándose de un municipio que alberga buena parte de la reserva.

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