Asfixió con un cojín a la anciana que cuidaba y se fue a dormir sin imaginar que una cámara grabó el crimen

Una grabación captada por una videocámara en una habitación derivó en la captura de Elsa D, acusada de matar a Amelia, una anciana de 92 años que cuidaba en la calle Víctor Andrés Belaunde de Chamartín, en Madrid, España. El caso causa conmoción por los detalles escalofriantes que hay detrás.

Foto ilustrativa| Canva

La acusada fue detenida el 20 de noviembre de 2021 y desde ese día se encuentra privada de libertad. En esta imagen aparece el día que ingresó a la habitación de la anciana con un cojín en mano.

La Fiscalía y la acusación particular han solicitado la prisión permanente revisable al considerar que la víctima, con un alto grado de dependencia, no tuvo ninguna posibilidad de defensa y que además fue sorprendida de madrugada.

Foto: El País de España

¿Pero qué fue lo que ocurrió? Todo pasó el 20 de noviembre de 2021 a las 3:15 de la madrugada. Elsa D. ingresó con un pijama y el pelo suelto a la habitación de la anciana a la que cuidaba, Amelia, de 92 años. Llevaba un cojín. Todo lo que pasó después fue captado y almacenado por una cámara que había colocado ahí el hijo de la señora, con la esperanza de “poder tener siempre un ojo en la habitación de mi madre, por si necesitaba algo y yo no la oía”.

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La cámara estaba programada para activarse cuando detectaba movimiento o sonido, se podía ver la imagen en tiempo real y además el contenido quedaba almacenado en una tarjeta de memoria. Justo eso fue lo que ayudó a resolver el crimen.

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El video que sirvió como prueba en contra de Elsa, la muestra de espalda mientras se escucha a la anciana agonizar hasta que llega un silencio. Los sonidos guturales de Amelia se fueron ahogando poco a poco y a las tres y media de la madrugada, la grabación se quedó completamente en silencio. A las 3:39, la empleada abandonó la habitación y volvió a su cama a dormir cinco horas más.

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Elsa asesinó a Amelia a sangre fría asfixiándola con una almohada, sin que le temblara el pulso y sin motivo aparente, eso es lo que concluyeron las autoridades y familiares de la mujer de 92 años que padecía, entre otras enfermedades, hemiparesia derecha residual, disfagia para líquidos, enfermedad renal crónica, dislipemia, anemia crónica y demencia.

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La procesada, que reconoció que no se llevaba bien con la fallecida y con su familia, asegura que esa noche se levantó a las tres de la madrugada y escuchó que Amelia respiraba mal. Se acercó a su habitación con un cojín por si necesitaba moverla al tener ampollas en las piernas y que le aplicó en la nariz una pomada para aliviar la congestión nasal.

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Al día siguiente, Elsa se levantó a las 8:00 y fue al cuarto para atender a Amelia, como hacía todas las mañanas. Ahí comprobó que no respiraba y que estaba fría. Tras ello, avisó a su hija.

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El hijo mayor de la víctima revisó la tarjeta de memoria del dispositivo que él mismo había colocado en la mesa de la habitación. “Me llamó mi hermana y me dijo que nuestra madre había fallecido. No tardaría más de media hora en ir a la casa y cuando llegué, me extrañó una herida rara que tenía en la nariz y también la expresión de agonía que tenía mi madre. Le pregunté a la médica del Summa si era normal y si se podía saber de qué había muerto exactamente”, relató el hijo, Roberto R., ante el juez.

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Cuando la doctora les dijo que la causa exacta solo se podía dictaminar con una autopsia, el primogénito dudó en meterse en ese camino, pero fue lo que observó en la cámara lo que lo impulsó.

“La cámara estaba visible y Elsa sabía que estaba ahí, lo que yo creo que no sabía es que lo que grababa se quedaba guardado en una tarjeta”, explicó el hijo de la víctima.

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Después de intervenir el teléfono móvil de la acusada en cuestión, se descubrió una reveladora y perturbadora imagen que contrastaba con la percepción que tenía su familia hasta ese momento. Según la investigadora de homicidios, en los mensajes encontrados, se refería a la señora con términos despectivos y ofensivos, calificándola como ‘hija de puta’ y expresando su hartazgo hacia ella, llegando incluso a amenazar con tirarla de la cama.

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