Ecoansiedad, el mal que está afectando a adolescentes

Aunque aún no es considerada una enfermedad, se prevé que la ecoansiedad afecte a un considerable número de personas. Hasta el momento, la mayor incidencia se registra en los jóvenes.

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La salud mental y física de los jóvenes está siendo afectada por los cambios climáticos. Los fenómenos alérgenos aumentan como consecuencia del aumento de la temperatura.

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Incremento de los episodios de calor que provocan un aumento en los niveles de ozono, repercuten en las enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

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Los cambios climáticos están generando episodios de estrés. La ecoansiedad está produciendo un incremento de las enfermedades graves como la depresión.

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La sensibilidad a los cambios ambientales está afectando más a los adolescentes, al crecer educados con la preocupación de cuidar el medio ambiente.

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Al pensar en el futuro, los menores se agobian, ya que al no haber un mejor cuidado ambiental son los que más sufrirán las consecuencias a medio y largo plazo.

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La contaminación, sumada a las imágenes de los grandes incendios, las noticias sobre el calentamiento global y además las proyecciones de la extinción de especies, generan emociones y sentimientos pesimistas en los adolescentes.

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Pensar en lo que pasará con el mundo está llenando a los jóvenes de preocupación e impotencia, sentimientos de rabia, ira y pánico.

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La ecoansiedad también está alimentando la depresión en los jóvenes por la impotencia de “no poder salvar el mundo” y pensar que la tierra no será un mejor hogar en el futuro.

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La experiencia con los desastres naturales puede provocar estrés postraumático e incluir síntomas de pánico y pesadillas. Una de las señales que un menor está atormentando por la ecoansiedad es que con frecuencia suele soñar con fenómenos naturales.

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