Lisa Marie Presley consumía unas 80 pastillas diarias en su adicción

Lisa Marie Presley, la hija del fallecido Rey del Rock and Roll Elvis Presley, confesó en su libro póstumo titulado From Here to the Great Unknown que en su adicción a los opioides llegó a consumir hasta ochenta pastillas diarias. Esta sería la razón detrás de todo.

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De acuerdo a unas anteriores declaraciones de la famosa, toda su adicción con los medicamentos se desembocó luego del nacimiento por cesárea de sus gemelas: Finley y Harper.

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“Fue una evolución que sólo se agravó; tomaba cada vez más para poder estar drogada y realmente no sé cuándo el cuerpo decide que ya no puede más, pero lo hace en algún momento”, citó la propia artista.

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Incluso, su hija Riley Keough compartió con People que su madre al principio solo utilizaba los opioides para poder lidiar con el dolor postoperatorio que sufrió y que luego, las implementaba en su rutina de noche para poder dormir de manera profunda.

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La adicción de la cantante, que murió a los 54 años, se agravó de tal manera que fue hospitalizada en varias ocasiones y finalmente fue obligada por la corte de Los Ángeles a someterse a un proceso de rehabilitación.

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Posteriormente, Presley habría decidido realizarse una cirugía bariátrica para darle un cambio completo a su vida y evitar caer de nuevo en su adicción.

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Aunque luego, en su fase de recuperación por la que abandonó el uso de narcóticos, la artista inició a consumir un “cóctel post-rehabilitación” que resultó en una crisis epiléptica que la llevó nuevamente al hospital.

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“Ella fue muy castigada por la convulsión”, lamentó Keough con People.

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Por otra parte, el libro de memorias de la cantante —que de acuerdo al informe de su autopsia murió repentinamente “por una obstrucción intestinal causada por tejido cicatricial que se desarrolló después de una cirugía bariátrica practicada hace varios años”— también narra los hechos de cómo mantuvo el cuerpo de su hijo muerto durante dos meses en su casa.

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Benjamin, el nieto de Elvis Presley falleció a los 27 años en Calabasas, California, tras haberse disparado en el torso. El joven lidiaba con su adicción a las drogas y al alcohol, fruto de una fuerte depresión.

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Y su madre, como una forma para sobrellevar el duelo, lo mantuvo en una habitación de su casa a una temperatura específica porque “no existe ninguna ley en el estado de California que obligue a enterrar a alguien de inmediato”, escribió en su libro.

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