Así es La Campanera, la colonia que El Salvador le arrebató a la Pandilla 18
Llegar ahí por tomar un bus equivocado, entrar para entregar un producto, intentar visitar a un ser querido y desobedecer las reglas era firmar su sentencia de muerte en La Campanera
Llegar ahí por tomar un autobús equivocado, entrar para entregar un producto, intentar visitar a un ser querido y desobedecer las reglas era firmar su sentencia de muerte en La Campanera, considerada la colonia más peligrosa de El Salvador. Hoy la historia es diferente, pero en sus paredes y habitantes continúa vivo el recuerdo de la barbarie impuesta por la Pandilla 18. A continuación las imágenes del temido lugar.
Foto: Cortesía
Como una perfecta trampa para vigilar quién entra y quién sale, La Campanera, en el municipio de Soyapango, en El Salvador, posee solo una calle principal. Es por ello que quien llegaba hasta este sector no podía pasar desapercibido por los delincuentes.
Foto: Cortesía Google Maps
Por más de tres décadas, los miembros de la Pandilla 18 se adueñaron de La Campanera, imponiendo sus propias leyes para el resto de habitantes y estrictas restricciones para los de afuera. Según relatos de los lugareños, alguien que era residente de otra colonia no podía ingresar a este sector, pues si lo hacía aparecía muerto o nunca más se sabía de él.
Foto: Diario 1
En las redes sociales hay numerosos testimonios de personas que por error abordaron un autobús de la ruta que iba hacia La Campanera, otros usaban esas unidades porque también pasaban por sus lugares de residencia, pero tras quedarse dormidos terminaban en ese mortal territorio. Las consecuencias para algunos fueron fatales, pues se sabe que aparecieron muertos y torturados. Algunos con mejor suerte lograban ser ayudados por los conductores, quienes los sacaban en el mismo autobús sin ser vistos.
Foto: Gobierno de El Salvador
El terror en La Campanera era tal que ni la Policía Nacional Civil quería entrar a hacer operativos, pues muchas veces fueron víctimas de los pandilleros al intentarlo. Incluso, en 2015, el agente de Policía Edenilson Antonio Aguilar Velis, de 45 años y de su hijo Brandon Alexis Velis, de 16 años, fueron asesinados a balazos por pandilleros, pese a vivir en el sector y nunca haberles hecho daño.
Foto: elsalvador.com
Una de las pocas personas que tuvo valor de ingresar a La Campanera fue el fotógrafo y productor de cine Christian Poveda, quien en 2008 consiguió que los pandilleros le permitieran entrar, entrevistarlos y grabar algunas de las cosas que hacen en su día a día. Entre las condiciones que pusieron los delincuentes estaban que el español no grabaría sus acciones delincuenciales y no les daría información de ellos a las autoridades salvadoreñas.
Foto: Cortesía redes sociales
El documental llevó por nombre “La vida loca” y se estrenó el 30 de septiembre de 2009 en Francia. En él se muestra la cruda realidad de las pandillas y sus personajes eran auténticos criminales y sus familias. Lastimosamente, se cree que el haberse involucrado con ellos le costó la vida a Poveda, quien fue asesinado de cuatro balazos en el rostro en 2009 a manos de integrantes de la Pandilla 18.
Foto: Cortesía La vida loca
Según las autoridades, muchas personas que eran asesinadas en La Campanera eran enterradas en los patios de las viviendas y sus cuerpos nunca eran encontrados por sus familiares, pues son muchas las casas que quedaron abandonadas luego de que sus propietarios fueran intimidados por los pandilleros.
Foto: Cortesía
Pero la historia cambió para La Campanera, pues en marzo de 2022 el presidente Nayib Bukele decretó un estado de excepción en todo el país, combinado con intensos operativos policiales en las zonas más conflictivas, logrando capturar a miles de personas vinculadas a estructuras criminales y recuperando el control de sitios como esta temida localidad de Soyapango.
Foto: Gobierno de El Salvador
Varios de los personajes del documental “La vida loca” que aún permanecían con vida también fueron detenidos en los operativos, demostrando que pese a haber expuesto su rostro y actividades ilícitas a nivel nacional e internacional, seguían operando con total impunidad.
Foto: AFP
Varios youtubers salvadoreños que tras el estado de excepción han podido ingresar a La Campanera y han reconocido que es algo que jamás imaginaron poder hacer, han recopilado dolorosos testimonios de vecinos que sobrevivieron a décadas de terror, abusos, extorsión y represalias.
Foto: @MiSeguridad_SV
Uno de los pobladores recibió a la prensa en la acera de su vivienda, mientras esperaba sentado en la silla de ruedas, en la que está condenado a vivir luego de recibir varios disparos cuando caminaba hace algunos años hacia su vivienda y quedó en medio de un fuego cruzado entre pandilleros. Otro hombre de avanzada edad narró el dolor y la incertidumbre que sufre tras que los maleantes desaparecieran a su hijo hace más de cinco años, sin darle explicaciones de qué hicieron con él.
Foto: AFP
Otra historia dolorosa es la de Ana Vilma Cuéllar, quien hace más de 20 años compró una casa junto a su esposo en La Campanera, pero no pudo usarla, porque los pandilleros los obligaron a marcharse. Ella y su familia terminaron alquilando por años en otra colonia.
Foto: AFP
Con el estado de excepción vigente, Ana Vilma regresó al que alguna vez fue su hogar, acompañada por agentes policiales y la ministra de Vivienda, Michelle Sol.
Foto: AFP
Juntas recorrieron la propiedad y aunque Ana reconoce que le gustaría poder vivir en la casa por la que tanto trabajó, el amargo recuerdo de lo que un día vivió y el imaginarse lo que pasó en ese lugar tras su salida la llenan de angustia.
Foto: AFP
Muchos vecinos vivían encerrados con fuertes portones y ventanas con rejas para intentar protegerse de los pandilleros. Algunas casas tenían leyendas como “Ver, oír y callar”, “Barrio 18”, entre otras, pero poco a poco las paredes han sido pintadas por cuadrillas del gobierno que pretenden borrar todo rastro de delincuencia en el país.
Foto: AFP
Ahora, los vecinos incluso han podido disfrutar de actividades como jugar fútbol en la cancha de La Campanera o simplemente sacar una silla afuera de sus casas y disfrutar de la sombra de un árbol al atardecer, pues hay vigilancia policial permanentemente. Ellos dicen que son cosas que jamás soñaron vivir.
Foto: @MiSeguridad_SV
Dalma Acosta
2023/05/2313:10H.
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