El “asesino otaku”, el hombre que secuestraba niñas, las mataba, las violaba y bebía su sangre

Tzutomu Miyazaki es el nombre del hombre condenado a la horca por haber asesinado a niñas menores de 7 años, abusar de ellas y luego beber su sangre

Tzutomu Miyazaki es el nombre del hombre condenado a la horca por haber asesinado a niñas menores de 7 años y luego abusar de ellas. Este es el caso del “asesino otaku”.

Fotos: Cortesía redes sociales

Nació en Tokio el 21 de agosto de 1962 y desde ese momento, todos sabían que la vida de Tzutomu no iba a ser nada fácil, pues nació con las manos fusionadas.

El pequeño creció rodeado de gente que lo juzgaba por el aspecto de sus manos, hecho que lo marcó mucho, pero todo empeoró cuando llegó al colegio.

Sus manos eran motivo de burla para sus compañeros, quienes lo aislaron. Esto hizo que él se refugiara en los recreos en las historias de los comics de anime.

Siempre fue muy reservado y rara vez participaba en eventos sociales, además, trataba de esconder sus manos siempre que podía por pena a que lo vieran.

Al igual que en la escuela Tzutomu se sentía aislado en su casa, donde sus propios hermanos le decían que era repulsivo, el único que le mostraba aprecio era su abuelo Shokichi, con quien solía pasar sus días hablando de todo.

La vida del joven continuó y los primeros problemas los tuvo en la universidad cuando llevó una cámara y fotografió las entrepiernas de las mujeres mientras practicaban deportes.

Además, leía mangas y pornografía y veía películas violentas que lo hacían sentir bien, según dijo.

Sin embargo, en mayo de 1988 cuando todo empeoró, cuando su abuelo falleció. Miyazaki se comió algunos de los restos de su abuelo a escondidas antes de que fueran cremados para poder “mantener vivo” una parte de él.

“Me sentí completamente solo”, reveló el joven después de su arresto. “Y cada vez que veía a una niña jugando sola, era casi como verme a mí mismo”.

Cometió su primer crimen el 22 de agosto, Miyazaki vio a Mari Konno, de 4 años, afuera de su casa en Iruma Village, Saitama. Los ojos del muchacho se posaron en la niña mientras manejaba. La atrajo con el simple truco de prometerle caramelos, la subió a su coche y condujo a toda velocidad hacia las afueras de Tokio.

Luego de llegar a un lugar lejano, en una ladera, la menor se dio cuenta de que no estaba cerca de sus padres y comenzó a llorar. Miyazaki no soportó los gritos y la estranguló en unos pocos minutos. Con los ojos inyectados en sangre y fuera de órbita, el asesino terminó su faena. Desnudó a la menor y la violó.

Su locura pasó a más cuando un mes después de cometer el crimen le envió un recipiente de cartón a los padres de la menor que contenía una imagen del vestido de la nena el día de su desaparición, dientes pequeños y un mensaje: “Mari. Cremado. Huesos. Investigar. Probar”. El asesino comenzaba a dejar pistas para que la policía frene su locura. Cabe mencionar que también le quitó las manos y los pies al cadáver y los guardó en su armario.

Ese mismo año volvió a secuestrar a otra menor de edad, en este caso de 7 años de edad. A ella la vio caminando sola por una calle y le dijo que le daría un aventón a su casa, la menor accedió y terminó en un bosque asesinada y violada. El hombre dejó el cuerpo desnudo entre las hojas, pero se llevó la ropa a su casa.

Miyazaki siguió con sus crímenes. Erika Namba, de 4 años, fue secuestrada, también, mientras caminaba hacia su casa por una ruta. Esta vez, Miyazaki la obligó a entrar en el coche y a quitarse la ropa en el asiento trasero. Le tomó fotos y la asesinó con sus manos. En lugar de dejar su cuerpo en la escena del crimen, la metió en el baúl de su coche debajo de una sábana.

Poco tiempo después, Miyazaki secuestró a Ayako Nomoto, de 5 años, en junio de 1989. La convenció para que le permitiera tomarle una imagen, luego la asesinó y se llevó el cadáver a su casa.

En este caso, realizó las ceremonias que aprendió en películas de terror que solía mirar de adolescente. Fueron dos días de abuso sexual del cadáver y masturbándose. Luego, desmembró el cuerpo y se tomó la sangre de la niña. Incluso le mordisqueó las manos y los pies.

El asesino otaku finalmente fue detenido cuando intentaba su quinto secuestro. En julio de 1989, Miyazaki vio a dos hermanas jugando en un jardín y fue ahí cuando por la fuerza logró separar a la menor de su hermana y fue esta quien puso en alerta a sus padres. Los padres corrieron y encontraron al hombre tomando fotos de su hija en su carro.

En el apartamento de Miyazaki, la policía encontró más de 5.000 videos de abusos de cadáveres. También encontraron fotografías de sus otras víctimas y piezas de su ropa.

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