De estudiante de antropología a ‘Narcosatánica’: la historia de Sara Aldrete que inspiró una serie en HBO Max

Sara María Aldrete Villareal nació en Tamaulipas, México en 1964. Años más tarde, obtuvo el estatuto de residente extranjera para poder asistir a la Universidad de Texas Southmost, en Estados Unidos donde era una destacada estudiante. En la década de los 80, conocería a Adolfo de Jesús Constanzo, quien la llevaría dentro del mundo de la santería y narcotráfico. Esta es su historia...

Sara María Aldrete Villareal nació en Tamaulipas, México en 1964. Años más tarde, obtuvo el estatuto de residente extranjera para poder asistir a la Universidad de Texas Southmost, en Estados Unidos donde era una destacada estudiante. En la década de los 80, conocería a Adolfo de Jesús Constanzo, quien la llevaría dentro del mundo de la santería y narcotráfico. Esta es su historia...

Foto: Redes sociales

La historia de Sara Aldrete, denominada como ‘La Madrina’ o ‘La Narcosatánica’ vuelve a la luz debido a que habló desde la prisión y contó su verdad a través de una docuserie producida por HBO Max. Su vida dio un giro de 180 grados al convertirse en reclutadora de una banda delictiva llamada ‘Los Narcosatánicos’.

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Mejor conocido como “El Padrino”, Constanzo era un norteamericano hijo de cubanos refugiados que practicaba la santería y el Palo Mayombe, un culto místico de origen afroamericano que se caracteriza por la ausencia total de valores (diferencia entre el bien y el mal) entre sus seguidores.

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“El Padrino”, era un santero cubano con quien Aldrete mantuvo una relación sentimental. El hombre dirigía rituales oscuros, sacrificios humanos y estaba vinculado al narcotráfico.

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Reportes periodísticos de la época apuntan a que Adolfo de Jesús Constanzo era también narcotraficante y creía firmemente que sus hechizos basados en la religión Palo Mayombe eran los responsables del éxito de los cárteles de la droga que comenzaron a surgir en el país azteca.

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En 1989, cuando los asesinatos estaban en auge, la desaparición del turista estadounidense, Mark J. Kilroy, estudiante de la Universidad de Texas fue secuestrado, lo que obligó al gobierno mexicano a investigar y obtener resultados debido a la presión de los Estados Unidos.

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Durante los operativos, se detuvo a uno de los integrantes de ‘Los Narcosatánicos’, quien condujo a las autoridades hacia el Rancho Santa Elena, ubicado en el mismo estado de Tamaulipas a escasos kilómetros de la frontera con Estados Unidos.

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En el lugar, aparte de localizar 100 kilogramos de marihuana, encontraron un extraño caldero que en su interior contenía restos de sangre, corazones y partes de una columna vertebral que correspondían al estudiante norteamericano Mark Kilroy, la cual según informes, ‘El Padrino’ utilizó para hacerse un collar.

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Un cerebro humano, colillas de cigarro, cuarenta botellas vacías de aguardiente, machetes, ajos y tortugas asadas también fueron aseguradas, aunque el verdadero terror se encontró en los alrededores de la casa, pues el terreno resultó ser una fosa común con al menos doce cadáveres ocultos, apilados, descuartizados y sin cerebro ni corazón.

Se presume que la mayoría de las víctimas fueron narcotraficantes rivales de El Padrino excepto Mark Kilroy, quien fue elegido para realizar un ritual especial.

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Ese día fueron capturados cuatro integrantes de ‘Los Narcosatánicos’, sin embargo, Adolfo de Jesús Constanzo logró huir a la Ciudad de México junto con Sara Aldrete. Les durarían poco los aires de libertad ya que fueron capturados días después en un inmueble ubicado en la calle Río Sena de la Alcaldía Cuauhtémoc, en México. ‘El Padrino’ pidió a sus seguidores que lo mataran para evadir la justicia y fue acribillado antes de ser capturado.

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Sara explicó que en ese momento estaba en shock, pues se acababa de dar cuenta que la ausencia de Adolfo de Jesús Constanzo implicaría que él no podría decir que ella no era culpable.

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Durante una de las entrevistas que fueron realizadas para la serie documental de La Narcosatánica, Sara comentó que tras ser arrestada su proceso no habría sido el más transparente ya que la torturaron previo a la resolución del caso. Según la versión de Aldrete, ella sólo quería escapar y alejarse de su Padrino, así que habría escrito un papel pidiendo ayuda y lo aventó a la calle, para que los elementos de seguridad pudieran dar con el sitio.

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Tras negarse a cooperar, la mujer alega que la llevaron a una camilla a ver uno de los cadáveres y al verlo, lo reconoció como uno de los acompañantes de la secta “No tenía nada en su cabeza, estaba su masa encefálica en una ollita de metal y me decían: ‘trágatelo así como te tragaste el cerebro del gringo’”, relató Sara.

Las autoridades negaron esas acusaciones, atribuyéndolas a “una mera fantasía diabólica”.

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Aldrete fue acusada de torturar, sodomizar y despedazar 13 civiles y fue condenada a 62 años de prisión; sin embargo, tiempo después su castigo fue fijado en 50 años.

Después de 31 años tras las rejas, “La Narcosatánica” pidió a la justicia federal su excarcelación bajo una solicitud de medida de seguridad no privativa de libertad, que le permita sustituir los 19 años que le restan por su condena de delitos contra la salud y homicidios, pero esta petición le fue negada.

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En la actualidad esta recluida en el Penal Femenil de Tepepan, en la alcaldía Xochimilco. En prisión escribió el libro “Me dicen la narcosatánica”, donde cuenta la historia desde su óptica.

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