Lago de Maracaibo, de capital petrolera a símbolo de declive en Venezuela

Una pátina negra de petróleo sobre aguas color té verde salpicadas de gotas de gasolina revela la triste realidad del Lago de Maracaibo, el mayor de América del Sur, y simboliza el vertiginoso declive de Venezuela.

Una pátina negra de petróleo sobre aguas color té verde salpicadas de gotas de gasolina revela la triste realidad del Lago de Maracaibo, el mayor de América del Sur, y simboliza el vertiginoso declive de Venezuela.

Fotos: AFP.

La ciudad de Maracaibo, antigua capital petrolera de Venezuela, sufre hoy de apagones diarios, escasez de combustible y una población forzada a emigrar, reflejando el deterioro que da contexto a las próximas elecciones presidenciales del 28 de julio.

Las orillas del lago están ennegrecidas por el petróleo. Los pescadores, con botas manchadas de crudo y camisetas empapadas de sudor, retiran el petróleo pegajoso de la orilla, una tarea ardua y constante.

Yordi Vicuña, un pescador de 34 años, lamenta la reducción dramática en la pesca y la necesidad de reemplazar continuamente los cordeles y redes dañados por el petróleo. “Lloramos, sufrimos con lo que está sucediendo”, dice Vicuña.

Expertos atribuyen el colapso de la industria petrolera venezolana a la mala gestión y corrupción en PDVSA, además de las sanciones de Estados Unidos desde 2019, resultando en una contaminación permanente en el lago.

En Cabimas, sobre la costa oriental del lago, pocos balancines están operativos. Decenas de hoteles y restaurantes están abandonados, dando al lugar la apariencia de un pueblo fantasma.

La playa Puyuyo, cercana a la refinería Bajo Grande, está cubierta de petróleo. Guillermo Albeniz Cano, de 64 años, recuerda cuando las familias venían a disfrutar de la playa, pero ahora nadie visita debido a la contaminación.

Sin poder trabajar por el exceso de crudo en el agua, los pescadores de cangrejos pasan el tiempo jugando dominó. Luis Angel Vega, de 26 años, explica que a veces pasan días sin comer esperando que el petróleo se retire.

La ciudad de Maracaibo luce desolada, con carteles de “Se vende” colgados en numerosas casas y edificios, mucho más numerosos que los de la campaña electoral.

En la zona industrial de Maracaibo, el pasto y la malahierba ocupan las parcelas abandonadas.

De las 200 empresas que funcionaban, la mayoría contratistas petroleras, solo queda una treintena en operación.

Los defensores del medio ambiente coinciden en que la agenda venezolana ha dejado de lado el problema de la contaminación.

“El petróleo ha dejado de ser ese sustento, ese ‘oro negro’, y ha pasado a ser un problema”, afirma Yohan Flores de la organización Azul Ambientalista.

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