“No deseo que mis hijos sean lo que soy”: Testimonio de “Gufy”, cabecilla de la MS-13 retenido en el Cecot

Su mirada refleja un claro arrepentimiento, y lo está. Sabe que las acciones de su pasado son la paga de su presente, pero no desea que sus hijos sigan sus pasos. Asegura que él ya recibió el perdón de Dios, pese a que dentro de la pandilla nunca perdonó alguna vida. Este es el testimonio de uno de los cabecillas más temidos de la MS-13

A petición del gobierno de El Salvador, Alex Alfredo Ábrego Ábrego, alias “Gufy”, cabecilla de la Mara Salvatrucha, brindó una entrevista a la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus. Su actual estilo de vida es producto de las malas decisiones en su juventud, pues lo que años atrás le pareció una vida de lujo, ahora simplemente es una condena llena de miserias.

Foto: Emilio Flores| EL HERALDO

Empezó en 1993, hace aproximadamente 32 años; eso poco comparado con la condena que está pagando actualmente. “Gufy” es uno de los 20 mil reos que se encuentran dentro del Centro de Confinamiento de Terrorismo (Cecot) creada desde 2022 por el actual presidente salvadoreño, Nayib Bukele.

Foto: Emilio Flores| EL HERALDO

Desde crímenes, homicidios y narcotráfico, hasta secuestros, violaciones, extorsiones, son los delitos por los que este reo hoy está encerrado en una de las cárceles más grandes del mundo.

Foto: Emilio Flores| EL HERALDO

En su juventud, al igual que muchos jóvenes hoy en día, fue atraído por la banalidad: celulares, armas, ropa, zapatos, además del sentimiento de poder. Claramente nada de eso le sirve hoy en día.

Foto: Emilio Flores| EL HERALDO

Tener el respeto que le da el mando de un grupo de personas llamadas clica, programa, zona o barrio, en general, tienes mucha influencia nacional e internacional. ¿Tiene importancia en su vida ahora? Realmente, no, pues pertenecer a la MS-13, para él, espiritualmente, significa muerte segura, porque todo el que entra a esta organización se muere.

Foto: Emilio Flores| EL HERALDO

No tiene beneficios como en la calles, aquí es todo contrario, pues su vida de lujos afuera, en el Cecot ahora solo es miseria. Reconoce que tal vez no es justo, pues se equivocó cuando era joven. Ahora la consecuencia es vivir en Cecot y, aunque no le guste, tiene que aceptar es la paga de su error.

Foto: Emilio Flores| EL HERALDO

Su experiencia ahora no le permite ver a sus hijos, pero de algo está seguro: Ellos no vivirán lo que él pasó.

Foto: Emilio Flores| EL HERALDO

“Mis hijos gracias a Dios no están involucrados en pandillas porque yo he sido lo que he sido, pero nunca deseo que mis hijos sean lo que yo soy, no deseo eso para mis hijos y para nadie más, que viva lo que yo vivo”, lamentó.

Foto: Emilio Flores| EL HERALDO

La rutina es la misma todos los días: conteo a las 6:00 AM, formación para los alimentos a las 7:00 AM, guardar silencio y respetar de las 8:00 AM hasta las 6:00 PM, luego a mediodía, si hay programas respetarlos, como salud, educación, luego a media formar para los alimentos, conteo a las 5:00 PM, luego cenar, luego un poco de relajamiento en el aposento, después silencio, nadie se puede mover, cada quien en su cama y al siguiente día la rutina de nuevo con una ducha fría.

Foto: Emilio Flores| EL HERALDO

Su pasado quedó atrás, pues asegura que con su arrepentimiento logró el perdón de Dios. “Creo en un Dios, le he pedido perdón a Dios, él me ha perdonado. Mis pecados han sido limpiados y hoy me siento libre y le pido perdón a Dios”, aseguró.

Foto: Emilio Flores| EL HERALDO

Le espera una larga vida dentro de este establecimiento, pues tiene claro que el que entra, nunca sale, pero estar aquí dentro solo le asegura una sola cosa: Si no estuviera en Cecot, probablemente él estuviera muerto.

Foto: Emilio Flores| EL HERALDO

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Mara Salvatrucha MS-13
El Salvador