Última venta del 2024 inunda el centro de Tegucigalpa de vida y alegría

El Paseo Liquidámbar vibra con energía mientras las familias recorren los puestos en busca de las mejores ofertas para cerrar el año con alegría.

Foto: Alex Pérez/El Heraldo

La Peatonal se transforma en un río humano donde los comerciantes despliegan su ingenio para atraer a los capitalinos con productos festivos.

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Entre aromas de comida típica y el bullicio de la multitud, las calles se llenan de risas y conversaciones llenas de entusiasmo por el nuevo año.

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Los puestos de ropa muestran con orgullo su mercancía, desde brillantes zapatos hasta prendas ideales para lucir en las festividades de Año Nuevo.

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Caminar por La Peatonal en esta temporada es como sumergirse en una fiesta donde el comercio y la tradición se entrelazan armoniosamente.

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Las calles, abarrotadas de vendedores ambulantes, parecen un mosaico de colores y texturas que reflejan la diversidad cultural de Honduras.

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Cada esquina está llena de sorpresas, desde juguetes para los más pequeños hasta decoraciones brillantes para los hogares.

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A medida que avanza la noche, la emoción por la llegada del 2025 se siente en cada rincón del Paseo Liquidámbar.

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La Peatonal se convierte en un espacio de esperanza donde cada compra simboliza un deseo para el año que está por comenzar.

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Los sonidos de música navideña se mezclan con el bullicio de los comerciantes, creando una melodía que llena el corazón de alegría.

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Las ofertas del último día del año son irresistibles, y muchos aprovechan para llevar más de lo que tenían planeado.

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A pesar del gentío, hay un orden implícito que permite que todos encuentren su espacio para disfrutar de la experiencia.

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Entre los vendedores, se escuchan voces que invitan a probar las últimas delicias del año, mientras los compradores no dejan de regatear.

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Los zapatos brillan bajo la luz de las lámparas, prometiendo estilo y comodidad para las celebraciones.

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Cada rincón de La Peatonal cuenta una historia, desde los comerciantes más veteranos hasta los nuevos emprendedores.

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Los niños corren felices entre los puestos, mientras sus padres cargan bolsas llenas de ropa nueva y alimentos tradicionales.

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La Peatonal se convierte en un reflejo del corazón de la ciudad, vibrante y lleno de esperanza.

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Los jóvenes aprovechan para pasear y disfrutar del bullicio, mientras comparten planes para la noche de Año Nuevo.

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Cada puesto es una muestra de la creatividad hondureña, desde la decoración hasta la disposición de los productos.

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La diversidad de productos es impresionante, con algo para cada miembro de la familia, desde bebés hasta adultos mayores.

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Los vendedores ambulantes se mueven con agilidad entre la multitud, ofreciendo desde globos hasta accesorios únicos.

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El espíritu de comunidad se siente en el ambiente, donde todos comparten sonrisas y buenos deseos para el año que comienza.

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Los colores vivos de las prendas exhibidas resaltan en cada esquina, mostrando la diversidad y creatividad de los comerciantes locales.

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Los puestos de ropa interior, considerados de buena suerte, son de los más buscados en esta jornada especial.

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Los capitalinos recorren los puestos con paciencia, convencidos de encontrar las mejores ofertas antes de que el reloj marque la medianoche.

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Las risas de los niños contrastan con las miradas atentas de los padres, quienes buscan lo mejor para sus pequeños.

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El intercambio de dinero y productos fluye como un río constante, simbolizando la economía activa que impulsa a los pequeños comerciantes.

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Los vendedores de calzado despliegan su creatividad, ofreciendo modelos que prometen ser cómodos y elegantes para la celebración.

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Entre el ruido de las conversaciones y las ofertas, se escucha el tintineo de las monedas y el crujir de los billetes en cada transacción.

Jose Valeriano

La solidaridad entre los vendedores es evidente, compartiendo bromas y ayudándose mutuamente en los momentos de mayor afluencia.

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