En pipantes se conectan con carretera ilegal de la biósfera
Exclusivo para Suscriptores
¿Ya tiene su suscripción? Únase a nuestra comunidad de lectores.
SuscríbaseGracias por informarse con
El Heraldo
Alcanzó su límite de artículos
Suscríbase y acceda a artículos, boletines, eventos y muchos más beneficios, sin límite.
SuscríbaseGracias por informarse con
El Heraldo
Artículo exclusivo bajo registro
Inicie sesión o regístrese para acceder al mejor contenido periodístico.
Iniciar SesiónGracias por informarse con
El Heraldo
GRACIAS A DIOS, HONDURAS.- Construidos a partir de un solo tronco, largos y angostos, impulsados por la fuerza humana o por medio de un pequeño motor, los pipantes son el medio de transporte más utilizado en la Biósfera del Río Plátano.
No tienen sistema de seguridad, todo está en la destreza del conductor -en realidad van dos, uno de guía al frente y otro conduce en la parte trasera- para maniobrar en los ríos Aner, Wampú y Patuca.
DE INTERÉS: Había 205 narcopistas en la Biósfera del Río Plátano
Los pasajeros no llevan chalecos salvavidas y se acomodan de dos en dos en pequeñas tablas cruzadas en un método rústico y muy peligroso.
En los pipantes se transporta de todo: personas, animales, gasolina, comida y hasta productos ilícitos que son lanzados desde el aire por el narcotráfico.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus realizó un viaje en pipante desde la aldea Krausirpi hasta Wampusirpi para evidenciar cómo se realizan los traslados en estas pequeñas embarcaciones.
La carretera ilegal construida en la Biósfera del Río Plátano y Reserva del Hombre inicia en Dulce Nombre de Culmí, Olancho, y termina en la aldea de Krausirpi, Gracias a Dios.
A partir de ahí para llegar al centro de Wampusirpi hay que hacerlo por medio de un pipante en un recorrido de dos a tres horas por el río Patuca.
Decenas de personas esperan las embarcaciones a la orilla del río para subir sus cosas y realizar una travesía cargada de peligros y obstáculos.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus alquiló un pipante en la comunidad tawahka de Krausirpi con la finalidad de llegar al centro de Wampusirpi y entrevistar al alcalde.
Se comenzó el recorrido pasadas las 2:00 PM y se tomó la embarcación en una orilla del río Patuca.
Los pipantes no tienen ningún tipo de seguridad y los pasajeros van a la mano de Dios sin salvavidas; el que puede nadar se puede salvar, y el que no, solo le espera morir.
El bote que transportó a EL HERALDO Plus era dirigido por dos tawahkas, padre e hijo; el señor iba en la parte de atrás, donde estaba el motor, y el muchacho adelante, alerta ante cualquier obstáculo que saliera.
El principal problema es que debido a la construcción de la Central Hidroeléctrica Patuca III, el caudal del río es deprimente y por algunas zonas es bastante seco.
Esa situación ha contribuido a que el viaje en los pipantes sea más peligroso, evidenciando en la ida troncos de árboles y bancos de arena, incluso en algunos espacios era necesario levantar el motor y utilizar remos para poder avanzar sin darse vuelta.
En el viaje de ida también se constató la gran cantidad de personas que se mueven por estas embarcaciones en una especie de taxis colectivos.
El movimiento de Krausirpi a Wampusirpi tardó dos horas y media a una velocidad considerable, tocando tierra a las 4:30 PM.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus realizó las entrevistas en la zona y era momento de regresar, esta vez de noche por el río Patuca.
LEA TAMBIÉN: En redes sociales venden a dos o tres mil lempiras la hectárea de Biósfera
Las únicas cosas que cambiaron era que el muchacho que iba dirigiendo ahora llevaba un foco de mano y no se miraba absolutamente nada por ningún lado, solo guiados por la experiencia del anciano tawahka, que tampoco iba muy convencido de la odisea.
Aun así, en medio de la oscuridad, se pudo observar cómo otras personas iban por el río Patuca en otros pipantes con mercancías y artículos en un comercio nocturno inusual.
El pipante donde iba EL HERALDO Plus sufrió dos inconvenientes, el primero con un tronco que desestabilizó la embarcación sin darle vuelta.
Y el segundo más grave, debido a lo poco caudaloso que está el río Patuca y la poca visión, la embarcación quedó atrapada en la mitad del río en un banco de arena que milagrosamente no ocasionó que naufragara.
Sin duda que el viaje en pipante es una de las actividades más peligrosas en la Biósfera del Río Plátano.