Hondureños en la frontera de EUA enfrentan el río, cocodrilos y púas

Migrantes se enfrentan al muro de hormigón y metal que el gobierno de Donald Trump comenzó a construir en el Valle del Río Grande, al sur de Texas

Los agentes de la Patrulla de Fronteras logran localizar a los migrantes con facilidad gracias al arsenal tecnológico que poseen: cámaras móviles y fijas en las zonas más transitadas, globos aerostáticos de vigilancia, escáneres en puntos de control vehicular, helicópteros, lanchas de alta velocidad y vehículos todo terreno.

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BLINDAJE

TEXAS, ESTADOS UNIDOS.- El río Bravo es una activa trampa mortal y, a la vez, una tumba acuática para cientos de migrantes hondureños y de otras nacionalidades que -por no haber sido advertidos de los cocodrilos y su profundidad- fallecen en el intento de cruzar del lado de México a Estados Unidos.

Quienes logran cruzar el afluente, ya sea nadando en la parte menos profunda o colgados de un cable en la parte más peligrosa, se enfrentan posteriormente al muro de hormigón y metal que el gobierno de Donald Trump comenzó a construir en el Valle del Río Grande, al sur de Texas.

Mientras deciden qué rumbo tomar, los emigrantes son cercados por agentes de la Patrulla de Fronteras (Border Patrol) que logran localizarlos con facilidad gracias al arsenal tecnológico que poseen: cámaras móviles y fijas en las zonas más transitadas, globos aerostáticos de vigilancia, escáneres en puntos de control vehicular, helicópteros, lanchas de alta velocidad y vehículos todo terreno.

“El río tiene muchos peligros para los emigrantes. En Estados Unidos se llama río Grande porque es muy extenso y profundo. En México es río Bravo. Los emigrantes mueren ahogados al cruzar. Es muy peligroso”, dijo Michael Brooke, agregado de prensa de la Embajada de Estados Unidos en El Salvador que en estos días recorre con periodistas de Centroamérica la frontera.

En un recorrido de dos horas a bordo de una patrulla acuática de la Border Patrol, se constató que migrantes y colaboradores de los traficantes de personas permanecen escondidos entre los arbustos en el lado mexicano esperando la oportunidad para lanzarse al río cuyo cauce tiene, en algunos tramos, una profundidad de seis y en otros, treinta pies.

“Todos los días hay personas cruzando el río y no saben que toda esta zona está vigilada. Una vez que pasan, nuestros compañeros de la Border Patrol están al otro lado esperándolos para ser detenidos”, dijo el agente Valdez.

Al tiempo que las lanchas de la Border Patrol se desplazaban a través del río, un globo aerostático, equipado con cámaras, cruzaba el espacio aéreo de la zona fronteriza donde hay vigilancia de otras entidades de Estados Unidos.

“Hay personas que llegan cansados y cuando intentan pasar el río se ahogan. Además de profundo, en este río hay cocodrilos. Estos son los riesgos que los coyotes no les dicen a las personas antes de salir de sus países”, agregó Valdez.

Fuera del río, el segundo obstáculo que enfrentan los migrantes es una línea de varios kilómetros de serpentina cuyas púas causan heridas de gravedad a los migrantes que han intentado saltarlas.

Esta nueva barrera la colocaron hace más de un año las autoridades del Estado de Texas, explicó la agente fronteriza Cristina Smallwood.

Según los agentes, la malla que tiene puntas filosas la instalaron para atrapar personas, aunque coloquen sábanas, cartones o toallas para escalar sobre ellas. Las autoridades exhortan a los migrantes que se abstengan de hacerlo porque resultarán con heridas.

Los migrantes que evaden la serpentina, después caminan varios kilómetros para intentar superar el muro construido por Donald Trump. Es una estructura que tiene una pared de hormigón y en la parte superior una granja metálica.

Esta puede un área bastante peligrosa para los emigrantes”, dijo Andrés García, agente de la Border Patrol.

García dijo que al pie del muro han encontrado emigrantes heridos que han intentado escalarlo.

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Migrantes hondureños
Río Bravo
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Texas, EEUU