JOH desayunó en familia, firmó la nota de extradición y hasta pidió perdón
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La noche antes de la extradición, a las 8:30 PM del miércoles 20 de abril, sentado en un costado de su cama unipersonal en las instalaciones del Comando de Operaciones Especiales (Cobras), Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras, fue informado sobre la forma en que se iba a realizar la Operación Liberación, que lo pondría en un avión de la Administración para el Control de Drogas (DEA) rumbo a Estados Unidos para ser enjuiciado por delitos de narcotráfico.
Estaba solo, “muy sobrio y coherente”, según relató una fuente anónima a EL HERALDO Plus; escuchó detenidamente la notificación -diligencia ordenada en los procesos de extradición- sin realizar ninguna consulta y sin ningún tipo de gesticulación, se le solicitó su firma y la brindó, “solo firmó”, posteriormente esperó de pie hasta que las personas salieran del cuarto sin decirles nada.
Su cuarto, una pieza amplia con cama unipersonal, silla, mesa, baño, aire acondicionado y poco ingreso de luz solar por solo tener una ventana, estaba muy ordenado, como lo encontró el expresidente al llegar.
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No había cenado, estaba a la espera de su familia, con quienes ese mismo día había compartido un período de al menos ocho horas en diferentes visitas para conversar, pues estaba casi seguro que su salida del país sería al día siguiente.
Las visitas fueron intercaladas en varios momentos del día, teniendo compañía prácticamente durante las horas diurnas; políticos y amigos no pudieron verlo por disposición de las autoridades, aunque sí envió un mensaje a sus excompañeros del Liceo Militar e incluso, según dijo la fuente, escribió cartas para sus familiares con la intención que las leyeran después de su salida de Honduras.
Se estuvo pendiente de su presión arterial y, en conversaciones con algunas autoridades policiales que tuvieron acceso a él, les manifestó “que se sentía bien de salud”.
Por decisión propia, un día antes de la extradición no realizó ningún tipo de ejercicio -tenía permiso de una hora al día-, pero sí recibió la luz del sol en compañía de su familia. “Fue un día especial, se le brindó la oportunidad de estar por el tiempo que deseara con su familia y lo aprovechó”.
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Durante la noche lo visitó su esposa y le trajo cena, aunque -según informó la fuente- no la consumió en su totalidad, tampoco apagó las luces de su habitación ni del baño, el constante movimiento en los Cobras probablemente apagó su descanso.
Solo en el piso de él se duplicó la cantidad de efectivos, que durante toda la operación alcanzaron a ser unos mil.
En la visita de la ex primera dama Ana García también estuvo presente un abogado.La fuente confirmó que no tuvo ningún tipo de distracción, “sin tele, radio ni celular, con acceso a la Biblia sí, pero no puedo asegurar que la utilizó o no, siempre estuvo en el mismo lugar” y que pudo haber solicitado llamada de una línea fija que tenía a disposición.
No fue fotografiado por la DEA, confirmó otra fuente, aunque circuló una foto en redes sociales. “La DEA no lo contactó hasta el momento del vuelo”, aunque no descartó que la toma saliera de los Cobras.
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Muy tarde fue informado que su salida del país sería hasta mediodía, por lo que la mañana de la extradición tuvo un desayuno con su familia. En esa ocasión sí consumió la comida en su totalidad, “ellos se lo trajeron, hubo muchas lágrimas”.
Horas antes de la extradición, una fuente policial logró verlo: “Estaba impactado, usted lo pudo ver después al momento de la salida”.
En cierto momento, Hernández se disculpó ante uno de los altos funcionarios hondureños que lo acompañaban en el protocolo. “Me pidió perdón”, dijo la fuente, sin mencionar más detalles.
El expresidente consultó en algún momento si alguien de Honduras iba en el avión, a lo que “se le informó desde antes que iba solo con los agentes de la DEA”.
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El exgobernante vistió en su salida del país unos zapatos de meter negros -se le prohibieron los cordones por temor a que atentara contra su vida-, una camisa azul y una chumpa del mismo color.
“Llevaba un chaleco antibalas por bajo y la faja del pantalón se le ubicó de atrás para adelante sin que tuviera acceso a la hebilla”. La última ropa que usó en la habitación de los Cobras fue retirada por su familia y se descartó la ropa de cama.
La fuente informó que el video que circuló en redes sociales donde le habla al pueblo hondureño lo grabó hace tres días en el baño.
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