No hubo “uso de la fuerza” en captura y custodia de JOH, asegura Secretaría de Derechos Humanos

El comunicado fue publicado en las redes sociales del ente estatal a las 5:00 PM, sin embargo, fue borrado y publicado nuevamente a las 5:24 de la tarde
Juan Orlando Hernández fue capturado el 15 de febrero en su vivienda.

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REACCIÓN

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La Secretaría de Derechos Humanos (SEDH) emitió este viernes un comunicado para referirse a la captura del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández. La publicación en las redes oficiales de la SEDH se realizó dos veces, pues la primera vez borraron el escrito y tuvieron que publicarlo nuevamente, aunque sin modificaciones.

En la misiva, la dependencia estatal de protección justifica el despliegue policial realizado por la Secretaría de Seguridad para detener al exgobernante solicitado en extradición por Estados Unidos por supuestos nexos con el narcotráfico.

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“No se observaron ni se tiene conocimiento que se haya recurrido al uso de la fuerza al momento de su detención y custodia, o que el imputado haya resultado con lesiones por parte de los agentes del orden al momento de su captura, traslado y presentación a medios”, reza parte del escrito.

Además, el organismo resalta que Juan Orlando Hernández es “señalado por el gobierno de EE.UU. por diversos crímenes y denunciado a nivel nacional e internacional por violaciones a Derechos Humanos”.

Sobre las cadenas que usó la Policía Nacional cuando presentaron a JOH ante los medios de comunicación, acción que provocó repudio de los nacionalistas y reacciones a nivel mundial -incluida la de Andrés Manuel López Obrador y el Consejo de Rabinos-, la SEDH se limitó a decir que “trabajará en conjunto con la Secretaría de Seguridad para cumplir con las normas mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos”.

La Secretaría de Estado en los Despachos de Derechos Humanos (SEDH), a la población nacional y comunidad internacional comunica que:

1. La SEDH realizó un monitoreo permanente de las acciones que culminaron con la detención del ciudadano Juan Orlando Hernández Alvarado, ex presidente de la República, señalado por el gobierno de EE.UU. por diversos crímenes y denunciado a nivel nacional e internacional por violaciones a Derechos Humanos. Durante el seguimiento no se observaron ni se tiene conocimiento que se haya recurrido al uso de la fuerza al momento de su detención y custodia, o que el imputado haya resultado con lesiones por parte de los agentes del orden al momento su captura, traslado y presentación a medios.

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2. En cuanto al uso de la fuerza, no debe confundirse con el despliegue de efectivos. La estrategia utilizada por la Secretaría de Seguridad para la detención y protección del señor Hernández es menester de esa Secretaría de Estado, a nivel de diseño e implementación. Por ende, señalamos que es deber de la Secretaría de Seguridad dar cumplimiento a los Principios Rectores del Uso de la Fuerza y las Armas de Fuego, en atención a los principios de la legalidad, necesidad y proporcionalidad.

3. Es importante destacar que la SEDH trabajará en forma conjunta con la Secretaría de Seguridad con el fin que se cumpla con las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos que también son conocidas como Reglas de Nelson Mandela, particularmente en la Regla 47 que establece la prohibición del empleo de cadenas, grilletes y otros instrumentos de coerción física que por su naturaleza sean degradantes o causen dolor.

Con esta acción la SEDH pretende incidir para comenzar a superar la práctica instaurada por el régimen precedente, donde prevaleció una política de persecución penal carente de un enfoque basado en derechos humanos, en la que las personas sospechosas de la comisión de un delito eran expuestas ante los medios de comunicación.

Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras, pasó a ser un detenido con fines de extradición por tres delitos de narcotráfico; su salida inminente de Honduras es cuestión de tiempo y procesos legales.

Lo detuvieron en su casa ubicada en la colonia Palmeras de San Ignacio, que dejó de ser un búnker tras más de 18 horas de espera y con centenares de agentes de los diferentes cuerpos de seguridad nacionales e internacionales, prensa y decenas de personas apostados en las cercanías.

El 15 de febrero Hernández se dejó ver: gorra azul, lentes, mascarilla verde, suéter y por dentro una camisa manga larga color celeste en juego con unos jeans azul y unos zapatos negros. El extraditable portaba un reloj, anillo de matrimonio y una cadena con un dije de cruz en la que estaba Jesucristo crucificado y salió lentamente de la casa en compañía de sus abogados y otras personas.

Afuera lo esperaba Ramón Sabillón, ministro de Seguridad, quien paradójicamente regresó a Honduras después de vivir en el exilio durante muchos años tras ser depurado durante la gestión del entonces presidente. Un estrechón de manos y un abrazo a medias entre ambos, Hernández se miró nervioso pero con su postura en alto, mientras que Sabillón tomó la palabra y le dijo suavemente: “Vamos a levantar un procedimiento, usted sabe las garantías de seguridad, es por eso, estamos cumpliendo todas las garantías, usted sabe, la lectura va a preceder al protocolo”.

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