“El Tigre” Bonilla, el exjerarca policial que confesó que colaboró con narcotraficantes

Su reputación como “hombre firme” en el occidente del país lo posicionó como uno de los jerarcas policiales más destacados

Juan Carlos “El Tigre” Bonilla se declaró culpable de uno de los delitos por los que Estados Unidos lo acusaba.

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Biografía

TEGUCIGALPA,HONDURAS.- A menos de una semana de su juicio, Juan Carlos “El Tigre” Bonilla se presentó ante la justicia estadounidense para declararse culpable de delitos relacionados con el narcotráfico.

“El Tigre” Bonilla se presentó el 6 de febrero ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York, Estados Unidos, para comparecer ante el juez Kevin Castel y aceptar la culpabilidad de uno de los cargos por los que fue extraditado. En ese sentido, el juez Castel programó para el 25 de junio de 2024 la audiencia para fijar su sentencia.

Esta decisión, que tomó -según dijo- tras pedir dirección a Dios, puso fin a un proceso judicial largo, por hechos que cometió durante parte de su trayectoria como exjerarca policial.

“El Tigre” comenzó su labor policial en los años 90 en la Unidad de Homicidios de la Policía Nacional y para finales de la década de los 2000, ya se destacaba como uno de los comandantes más visibles de la policía hondureña.

Su reputación de hombre implacable y tenaz se la ganó gracias a sus acciones en San Pedro Sula y La Lima, en Cortés, donde enfrentó a grupos criminales como la MS-13, pero también estuvo envuelto polémicas antes de llegar a ser el máximo jerarca policial.

En 2002, el Ministerio Público (MP) lo acusó de estar involucrado del asesinato de Jorge Luis Cáceres, alias “El Indio”. También se le señaló de estar involucrado en el secuestro del exministro de Economía, Reinaldo Panting. El secuestro se registró el 18 de mayo de ese mismo año y fue encontrado muerto 15 días después.

Al final, Bonilla fue absuelto de las acusaciones en 2004 por falta de pruebas del Ministerio Público.

De 2002 a 2011 se mantuvo en servicio en el departamento de Cortés, desempeñándose como jefe policial en San Pedro Sula, La Lima y Villanueva.

Con la llegada de Porfirio “Pepe” Lobo Sosa a la presidencia en 2010, “El Tigre” Bonilla fue trasladado a Copán para estar a cargo de la jefatura departamental.

En 2011, el panorama del narcotráfico en Copán experimentó cambios tras la muerte de Franklin Arita, un traficante clave que, según el testimonio de Alexander Ardón, el excongresista Antonio “Tony” Hernández mandó a matar. Bonilla, siendo jefe en la región, sugirió que el móvil podría ser una venganza entre narcotraficantes.

Sin embargo, un documento en la Corte del Distrito Sur de Nueva York habla de la participación en el hecho de un oficial de alto rango de la Policía; en ese entonces fue identificado como Co-Conspirador (CC-7), pero el mismo Ardón puso nombre y apellidos: Juan Carlos “El Tigre Bonilla”.

El gran salto de Bonilla lo consiguió cuando fue nombrado como director de la Policía Nacional de 2012 hasta 2013, sustituyendo a Ricardo Ramírez Del cid tras haber sido jefe regional en la zona occidental del país, donde el tráfico de cocaína alcanzaba su punto álgido.

Según la documentación presentada por la Fiscalía de Nueva York, en 2013 el Departamento del Tesoro de Estados Unidos tenía a Los Valle Valle bajo escrutinio, mientras que la administración de Barack Obama presionaba intensamente a Juan Orlando Hernández para que extraditara a más narcotraficantes.

A finales de ese mismo año, dicen los documentos, “Tony” Hernández viajó hasta El Espíritu, Copán, la localidad de Los Valle Valle, para advertir a sus antiguos socios que su hermano, recientemente electo presidente (JOH), se vería obligado a perseguirlos.

Pero, supuestamente, los Valle interpretaron esto como una traición y consideraron eliminar a JOH. En este contexto, “El Tigre” Bonilla comenzó a cerrar filas alrededor del clan y fue designado para romper la alianza de manera contundente.

Los fiscales aseguran que Los Valle estaban planeando atentar contra JOH, por tal razón, la orden desde la Casa Presidencial fue eliminar al clan.

Sin embargo, la DEA y el general Ramón Sabillón, sucesor de Bonilla en la dirección de la Policía, frustraron el plan al capturar a los hermanos Miguel Arnulfo y Luis Valle en 2014, sin el conocimiento de Hernández. Este incidente le costó a Sabillón su puesto, llevándolo posteriormente al exilio

Según los fiscales estadounidenses, fue en este período y bajo la influencia de los hermanos Hernández, Juan Orlando y Juan Antonio Hernández, que ascendió en el mundo del narcotráfico.

A finales de 2013, “El Tigre” Bonilla fue destituido como director y asignado como agregado policial de la Embajada de Honduras en Colombia.

Años después, en 2016 Bonilla fue separado de la Policía Nacional junto a otros jerarcas policiales por la Comisión Depuradora.

En abril de 2020, el Departamento de Justicia (DOJ) presentó cargos contra Bonilla en un tribunal de Manhattan, Nueva York, acusándolo de diversos delitos relacionados con el narcotráfico.

La acusación elaborada por el fiscal especial George S. Berman, sostiene que “El Tigre” desempeñó un papel crucial en la operación multinacional dirigida por los hermanos Hernández.

“Bonilla Valladares controló el cargamento de múltiples toneladas de cocaína hacia Estados Unidos, usó ametralladoras y otras armas para lograr eso y participó en extrema violencia”, dijo Berman.

En mayo de 2021, más de un año después de la presentación de cargos en Nueva York, Estados Unidos formalizó la solicitud de extradición de Bonilla, pero fue hasta 2022 que se hizo pública.

La situación cambió cuando Ramón Sabillón regresó a Honduras tras cinco años de exilio, asumiendo el cargo de secretario de Seguridad.

Bajo las directrices de Sabillón, la Policía logró la captura de “El Tigre” Bonilla el 10 de marzo de 2022 en una localidad al norte de Tegucigalpa. Dos meses después, el 10 de mayo de 2022, fue extraditado a los Estados Unidos.

Conspiración para importar cocaína a los Estados Unidos, transporte y posesión de ametralladoras y dispositivos destructivos para fomentar la conspiración, y conspirar para usar las ametralladoras para promover la conspiración de importación de cocaína, fueron los delitos por los que Estados Unidos lo acusó.

Los fiscales dijeron que durante la etapa en que Juan Carlos “El Tigre” Bonilla se desempeñó como jefe regional en la zona occidental de Honduras se consolidó una alianza estratégica entre narcotraficantes en esa región, que fungía como nexo entre las pistas de aterrizaje en el este y norte del país, y en la frontera guatemalteca.

Esta red estaba respaldada por tres figuras clave: Los Valle Valle en El Espíritu; el entonces alcalde Alexander “Chander” Ardón en El Paraíso (ambos en Copán); y Joaquín Guzmán Loera, conocido como “El Chapo”, del Cartel de Sinaloa, dueño final de la droga que transitaba por Honduras, según alegan fiscales estadounidenses.

De acuerdo con las acusaciones, el poder político y policial, incluyendo a Bonilla, protegía a estos actores de manera corrupta.

La Fiscalía estadounidense sostiene que Bonilla aprovechó su posición para facilitar el tráfico de cocaína, incluso recurriendo a la violencia, incluido el asesinato para proteger a políticos vinculados con traficantes de drogas, entre ellos los hermanos Hernández Alvarado.

A cambio de sobornos, se presume que Bonilla ordenaba a sus subordinados en la Policía que permitieran el paso libre por puestos de control.

Su caída se produjo poco después que la de JOH. Según la justicia estadounidense, fue el hombre que contribuyó a establecer un narcoestado en Honduras.

“El Tigre” Bonilla aceptó su culpabilidad de ayudar a algunos narcotraficantes. “Yo ayudé con algunos en el negocio del narcotráfico, cantidad cinco kilos o más, sabía que era malo y tenía consecuencias”, dijo al Bonilla al juez Kevin Castel tras declararse culpable.

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Juicio Juan Orlando Hernández
El Tigre Bonilla
Fiscalía Nueva York