Así se vivió el ambiente en Nueva York tras la sentencia de Juan Orlando Hernández

El expresidente hondureño Juan Orlando fue condenado a 45 años de prisión y a cinco años de libertad condicional, tras ser declarado culpable por tres delitos relacionados con el narcotráfico. Desde Nueva York, hondureños elevaron sus pancartas tras hacerse justicia, aunque dijeron no estar conformes.

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La justicia estadounidense sentenció este miércoles al expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández a 45 años de prisión, tras haber sido encontrado culpable de tráfico de drogas y armas el pasado 8 de marzo en una sala de la Corte del Distrito Sur de Nueva York.

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En la audiencia, el juez Kevin Castel condenó a Hernández, de 55 años -que fue presidente en dos mandatos consecutivos (2014-2018/2018-2022), a una multa de 8 millones de dólares y a 5 años de libertad vigilada cuando cumpla su condena.

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”No clemency for narcopolitics”, que traducido al español significa: “No hay clemencia para la narcopolítica”, eran algunas de las frases que más se repetían en las pancartas.

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La pena es un poco superior al mínimo estipulado -40 años por los tres cargos- pero inferior a la cadena perpetua que solicitó la Fiscalía. Esta sentencia causó descontento en los hondureños con sed de justicia.

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”Soy inocente y fui acusado de forma injusta e indebida”, dijo por su parte el exmandatario, que llegó a la sala de audiencias caminando con un bastón debido a un accidente que sufrió semanas anteriores.

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“Nadie está por encima de la ley, tampoco los presidentes”, dijo por su parte el fiscal Jacob Gutwilling.

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Su abogado defensor, Renato Stabile, anunció que apelará la sentencia, con el fin último de “anular la condena” y “celebrar un nuevo juicio”, como había reclamado infructuosamente hasta ahora.

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Para algunos activistas hondureños, la sentencia deja “un mal sabor de boca”, ya que consideran que es “poca” para este político “peligroso”, cuyas “estructuras criminales, tanto dentro del poder judicial, de la policía y los militares siguen bastante vivas” en el país. Esperaban que le impusieran al menos dos cadenas perpetuas.

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En su turno de palabra, Hernández arremetió contra la “justicia selectiva de los fiscales” que basó su acusación “en testimonios” de narcotraficantes interesados en obtener a cambio beneficios para su situación carcelaria y no presentaron “ninguna evidencia”.

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Según afirmó Castel al leer la sentencia, el papel de Juan Orlando Hernández fue utilizar su poder político como presidente del Congreso y como presidente de Honduras para limitar el riesgo de los narcotraficantes a cambio de dinero.

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