Ayudemos a las mipymes

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Según estadísticas de mayo de 2021 del Consejo Nacional de Inversiones (CNI) las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) aportan cerca del 60% del Producto Interno Bruto del país (PIB) y generan el 70% de los empleos en Honduras.

No hay duda alguna que este sector económico es de vital importancia para el crecimiento y desarrollo económico del país. Muchos de estos emprendedores y sus colaboradores se esfuerzan sobremanera por generar los ingresos requeridos para alimentar a sus familias y educar a sus hijos.

Sin embargo, en muchas ocasiones, son verdaderamente olvidados por el Estado y no se han generado los adecuados incentivos legales-económicos para fomentar su crecimiento.La Ley de Apoyo a la Micro y Pequeña Empresa (Decreto 145-2018) fue un espaldarazo hacia los pequeños emprendedores, brindando no sólo incentivos fiscales sino también una significante simplificación administrativa para las empresas que se acogieran a dicho régimen.

No obstante, la vigencia de dicha ley acabó en noviembre de 2021. El nuevo gobierno debe realizar un profundo análisis y estudio de las medidas de reactivación económica y de generación de empleo dentro de la cual debe incluirse sin duda alguna una prórroga de al menos la mayoría de los beneficios otorgados por dicha ley que para septiembre de 2021, protegía aproximadamente a 7,655 emprendedores según el Servicio Nacional de Emprendimiento y de Pequeños Negocios (Senprende).

Sin embargo, una ley tan beneficiosa para los emprendedores encontró numerosos obstáculos. Las municipalidades -cuya potencialización por medio de la descentralización administrativa es claramente necesaria- se han negado en varias ocasiones a cumplir con la ley por considerar que la simplificación administrativa actúa en su contra.

El propio SAR y el Senprende se han escudado en formalismos para no otorgar el beneficio a varias pequeñas empresas.Muchas empresas de este sector económico se encuentran aún en la informalidad, donde no se encuentran obligadas a pagar impuestos ni a cumplir regulaciones como el salario mínimo, pero donde se dificulta enormemente acceder a financiamientos.

Y aquellas que han dado el paso hacia la formalidad -aunque quizás tengan mayores facilidades de crédito- se topan con increíbles dificultades económicas para pagar sus tributos y cumplir con la totalidad de sus obligaciones laborales.La realidad nacional es que resulta muy difícil dar a todas las empresas un mismo trato y es por ello necesaria la creatividad y flexibilidad de parte de los diputados a la hora de legislar.

Nuestras mipymes apenas tienen voz y voto en el acontecer político nacional. Es necesario protegerlas y ayudarlas, pues son ellas quienes más generan empleos y quienes más aportan al PIB. Las mipymes son el motor de nuestra economía, pero son probablemente uno de los sectores más olvidados.