“La dificultad me mantiene motivada”: María Elena Bottazzi, la ciudadana del mundo que se encamina al Premio Nobel de la Paz

La microbióloga catracha María Elena Bottazzi y su equipo de científicos crearon la vacuna Corbevax. El 10 de diciembre se entregará el Premio Nobel de la Paz y Honduras cruzará los dedos para que Bottazzi sea la seleccionada. ¿Qué hay detrás de esa sonrisa?...

María Elena Bottazzi, es un orgullo hondureño que posa con la seguridad de hacer las cosas bien...

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Nominada al Nobel de la Paz

HOUSTON, ESTADOS UNIDOS.- Tiene una mente brillante. Su calidez humana es indescriptible. María Elena Bottazzi es un ejemplo de que las aspiraciones que se tienen hoy pueden dar grandes sorpresas en el futuro.

Desde muy pequeña descubrió, a través de su pasión por el estudio, a sus mejores aliados —dedicación, disciplina, esfuerzo y altruismo—, que le ayudaron a labrar un camino exitoso y a obtener en febrero de 2022 una nominación al Premio Nobel de la Paz y en marzo de este mismo año un Premio al Servicio Nacional de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC).

Nacida en Génova, Italia, conoció y finalmente creció en Honduras. Su mamá es italiana y su papá hondureño, y por una finca que tenía su familia, viajó mucho a Juticalpa y Catacamas, en Olancho; la investigadora recuerda con nostalgia su infancia y aquellos radiantes días en los que montaba a caballo, se bañaba en los ríos e interactuaba con el ganado porque “tocaba aprender todo lo que significaba manejar la finca”.

Cuando la hondureña Bottazzi habla de su pasión por la medicina, su interés por la microbiología, su entrega en todo lo que realiza y los excelentes resultados obtenidos por la creación de Corbevax (una vacuna contra el covid-19 libre de patentes y de bajo costo), los latidos del corazón se aceleran y la piel se eriza. Ella es un orgullo.

Con su bondad, ternura, gentileza, inteligencia, sencillez y desde la comodidad de su vivienda en Houston, Estados Unidos, la investigadora deja fluir sus sentimientos... revela sus pasiones, confiesa si en algún momento le ha pesado la gabacha blanca, cuenta por qué no tiene hijos ni está casada, admite cuál es su debilidad y reconoce cuáles han sido esos momentos que han golpeado su vida. Anhela empoderar más a la gente joven, transferir sus conocimientos, sus experiencias y contar su historia...

¿Cómo está doctora? ¿Cómo la han tratado los primeros meses de este 2022?

Bueno, qué te cuento... Pues, primero gracias por tenerme aquí con ustedes en su plataforma, OPSA siempre ha sido muy amable de incluirme, llamándome para muchas entrevistas, así que muy agradecida. ¿Cómo estoy? Miren, hay días que uno se levanta que es un estrés, porque hay días que todo está como en sándwich, ja, ja, ja. Pensando en todo lo que tengo que preparar para mis presentaciones. Este año me ha tratado ya muy bien, gracias a Dios, estuve a principio de año allí en Honduras con mi papá. Gracias a Dios él (su papá) está estable, tranquilo de salud. Mis tíos y mis primos igual. Estamos esperanzados que este 2022 nos traiga mucha prosperidad a todos.

Cuéntenos, ese apellido Bottazzi suena a italiano, ¿de dónde vienen sus raíces?

Sí, así es. Pues el Bottazzi viene de mi abuelo Armando Bottazzi, él migró de Italia a principios de 1920, por ahí... Y llegó a Centroamérica, pues un poco en busca de aventura y trabajo. Trabajó en las bananeras y buscando oro en los ríos de Catacamas, Juticalpa y Lepaguare.

En cierto punto conoció a mi abuela, Dolores Suárez Zelaya y ahí pues nació mi papá Luis Armando, mi tío Angello Bottazzi Suárez y de ahí viene nuestro origen. Mi abuelo después vivió en otros lugares incluyendo Costa Rica, tenemos mucha familia en ese país, entonces los Bottazzi en Centroamérica probablemente se encuentran entre Honduras y Costa Rica, ja, ja, ja.

Ahí vamos, pero con una gran conexión también por el lado de los Suárez, Olanchanos de origen, entonces es una combinación italiana con olanchana.

¿Qué hechos considera que marcaron su infancia y adolescencia, doctora?

Los fines de semana siempre íbamos a la finca ganadera en Olancho, entonces tocaba aprender a montar a caballo, bañarse en los ríos e interactuar con el ganado. Sin embargo, mi pasión siempre fue estudiar, tengo que decirlo, soy un poco nerd, entonces fui muy estudiosa en la Elvel School. Después, me gradué de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), soy orgullo puma.

¿Soñó en algún momento ser nominada al Premio Nobel de la Paz?

No, no creo. Cada quien tiene su sueño, sus modelos a seguir, por ejemplo, en mi caso que dentro de la familia llegamos a tener a una poetisa importante como lo fue mi tía Clementina Suárez, pero nunca me imaginé... aunque tengo que decir que en la familia siempre era el chiste porque como yo soy la científica: en Italia uno de mis tíos siempre me decía ‘Marily, la nostra novel’, porque el Nobel tiene ese reflejo de que uno es estudioso.

Cuando recibió la noticia de su nominación ¿qué sintió? ¿Qué pasó por su mente en ese instante?

Al principio fue un poco un shock. Estuvimos un poco como zombies, como ‘ok, qué realmente significa esto’ y después de pronto fue la realización de que es solo una validación del trabajo que hemos hecho, pero al mismo tiempo es un gran honor, porque la reacción que tuvo Honduras, Italia y muchos países latinoamericanos... No saben la cantidad de correos que hemos recibido, entonces nos da ahora un sentido de responsabilidad enorme.

¿De chiquita era de las que solo sacaba cien en los parciales?

Sí, fíjese, siempre... ja, ja, ja. Siempre me gustó tratar de ser la mejor alumna y ciertamente se reflejaba en mis notas. En la Elvel siempre estaba en el roll of honor (cuadro de honor). La pasaba muy bien, también era un poco aventurera con mis compañeras y compañeros aunque todo con medida.

¿Cuándo descubrió su pasión por la medicina?

Uno nunca sabe exactamente cuándo es ese momento decisivo. La microbiología me captó y lo que más me interesó fue el concepto de ‘sabemos cuáles son los microbios, cómo nos pueden afectar, cómo podemos detectarlos, prevenirlos y curarlos, si causan alguna enfermedad’, y de ahí viene la curiosidad del desarrollo de tecnologías para atender esta relación entre los humanos y estos diferentes microbios.

Aparte de la medicina, ¿cuáles son sus pasiones?

Yo no vengo de una familia de científicos, vengo de una familia empresarial, de manejo de fincas, industria, economía y comercio. Mi pasión fue siempre el manejo.Yo era muy estudiosa pero si le preguntas a mi hermano, mis primos, mi tío y mi papá, siempre he sido la mandona, siempre me ha gustado manejar, organizar y ser la que dirige equipos. Mi hobby (pasatiempo) hasta cierto punto es aprender otras disciplinas e interesarme por la gerencia.

Imaginamos que tuvo novios en la Facultad, ¿o no?

Sí, yo siempre he tenido mis noviecitos por ahí,... ja, ja, ja. ¡Mejor no digo nombres! Ja, ja, ja, pero sí, aunque mi papá era bien estricto y celoso, como todos los padres. Fueron personas fantásticas, compañeros de la escuela, personas que uno conoce en la universidad. Tuve una relación que me llevó a casarme. Después no funcionó, pero no hay mal que por bien no venga... ja, ja, ja. No estaría tal vez aquí si estuviera todavía casada con esa persona.

¿En algún momento de su vida sintió que pesaba la gabacha blanca?

¡Uff! Todos los días, tengo que decirlo, son más los días que nos pesa. Si todo fuera fácil, si no nos pesara el proceso, entonces no crece la pasión, uno no puede incrementar ese coraje.

La creatividad también viene también de los desafíos que uno tiene diariamente. Tengo que ser muy flexible con mi cerebro. A veces estoy hablando de manera científica, en otras de forma más diplomática y en otras tengo conversaciones de finanzas... Todo necesita un esfuerzo. Si todo fuera tan sencillo, uno pierde la motivación. La dificultad, eventualmente, me mantiene motivada y con ese coraje de buscar modelos innovadores de cómo solucionar el estrés.

Cada hito que uno gana, es como ‘¡Ahhh! Todo el esfuerzo que hice, toda la dificultad, todas esas horas que tuve que hacer algo y que sentía que no era fácil...’ Al final, pues es una gran emoción ver cómo eventualmente uno va ganando.

¿Tiene hermanos? ¿Cuántos son? ¿Usted es la mayor, la menor...? ¿Alguien más es médico?

Somos tres hermanos, yo soy la mayor. No hay ningún científico directamente en nuestra familia, tengo primos hondureños e italianos, pero no directamente nadie que trabaje en el ámbito de la ciencia.


Mi hermano, que aunque es empresario, sí trabaja en el ámbito de la salud. Él maneja y tiene unas clínicas para atención a migrantes latinoamericanos en Carolina del Norte, entonces es un modelo bastante altruista, donde él vio que hay inequidad.

Él le va a decir que yo aprendí de él, pero yo creo que él también aprendió de mí, ja, ja, ja. Y al final es ese mismo concepto que viene del altruismo, del ayudar al prójimo, que viene de lo que aprendimos de mi papá.

Una hermosa fotografía que refleja la infancia de María Elena Bottazzi junto a su madre.

Botazzi compartió con EL HERALDO imágenes llenas de recuerdos mágicos.

En el retrato vemos a María Elena junto a su padre Luis Armando.

Una fotografía de la científica hondureña con su familia varios años atrás. Actualmente vive en Estados Unidos.

Esta instantánea data de 1986 y muestra a la doctora junto a sus compañeros de Microbiología en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

La microbióloga nos envió fotos que reflejan momentos inolvidables en su vida.

No tiene hijos y no está casada, ¿a qué edad toma esa decisión y por qué?

No sé si fue una decisión, yo creo que a uno se le ponen situaciones y oportunidades que, a lo mejor, uno tiene que tomar decisiones de qué caminos uno va a seguir. No necesariamente implica que tuve que tomar la decisión de dejar la parte de estar casada y de tener hijos, porque iba a seguir este otro camino profesional. Yo creo que fue la situación de la vida, porque hay muchas y muchos que tienen las dos cosas: una familia propia y avanzar profesionalmente.

Yo creo que fue la situación, ja, ja, ja, que salió como salió. Al fin de cuentas no logré, pero lo que sí tengo que ser sincera es que uno complementa y hace un balance... ‘¿qué tengo?’ Tengo la flexibilidad de que yo soy la que tengo más facilidad de movilización. Yo cierro mi casa y puedo ir a ver a mi papá, mis hermanos, estar con mis sobrinos...

Como le dije que era la mandona, ja, ja, ja, yo soy a la que llaman si hay una emergencia... Tal vez yo soy la que tiene la flexibilidad de poder decir ‘bueno’ y tengo al final de cuentas, una profesión que me permite esa flexibilidad, porque siendo académicos uno puede trabajar en línea.

Yo creo que al final fue algo que terminó siendo perfecto no solo para mi personalidad, para el tipo de familia que tengo, que es una familia global, porque tengo familia prácticamente en todos lados.

Al final esa fue la opción, ser una ciudadana del mundo... Tengo mucha familia, muchos hijos, porque al final considero a mis sobrinos como si fueran mis hijos. Eso también me hace a mí la tía favorita, porque soy la alcahueta, ja, ja, ja, ja, y la tía que les da otros tipos de oportunidades porque cuando vienen conmigo los llevo al laboratorio o los hago viajar y tener otras experiencias.

Y ahora, obviamente, pueden decir que tienen una tía que fue nominada para el Premio Nobel, ja, ja, ja, ja.

Entonces, ¿usted es la tía consentidora?

Así es. Y a veces no les gusta mucho a mi hermano y a mi hermana que sea así, porque cuando estaban más chiquitos mis sobrinos, siempre se los regresaba un poco desajustados, ja, ja, ja, ja, ja, porque conmigo hacíamos cosas que no tienen la disciplina de mis hermanos, entonces los arruino un poco. Ahora ya son adultos casi todos. Ya no los puedo consentir de igual manera.

Da la impresión que solo pasa leyendo, estudiando, investigando... ¿Tiene momentos libres en su vida?

Sí, tengo que decir que sí. No muchos últimamente, pero sí. Me encanta, desafortunadamente, ver televisión, Netflix en la tableta. Aún cuando estoy estudiando o escribiendo siempre estoy con la televisión encendida o viendo algún video por ahí, no necesariamente pongo mucha atención... A veces tengo que ver las series mil veces porque me quedo dormida a mitad de un episodio, ja, ja, ja, ja, entonces tengo que empezar de nuevo.

Sí, tengo vida social, ja, ja, ja. Normal, de salir con mis amigos y amigas a tomar un buen vinito, a comer a un restaurante, me gusta mucho la interacción en el ámbito culinario y de lo que uno aprende cuando uno está en un restaurante comiendo, pero también interactuando con la familia.

No soy muy sport, no soy muy deportiva, pero me ha fascinado mucho el deporte del remo, entonces hago remo en un gimnasio, no remo en el agua porque ese es un poco más complicado. Trato de dormir bastante decente, pero a veces no logro dormir mucho.

¿Cuáles han sido los golpes más fuertes en su vida y sus mayores alegrías?

Bueno, siempre hay diferentes tipos de golpes. Cuando uno crea su camino profesional, uno tiene que tomar decisiones duras, el hecho de que tuve que dejar a mi papá y el sacrificio de él de tener que dejar ir a su hija. Entonces uno crea una vida donde no hay un ecosistema familiar cercano.

Ese es un golpe difícil, porque a veces uno se siente culpable, porque ‘estoy haciendo esto en vez de haberme quedado en Honduras y poder estar más cerca de mi papá, de mi familia’.

Y del otro lado, cuáles son las cosas que han sido de más felicidad... ver cómo gracias a Dios todos en nuestra familia, en su gran mayoría, tenemos buena salud, tenemos prosperidad, trabajamos bien, somos muy unidos.

Tres datos que nadie sabe sobre usted...

¡Huy! ¿Qué nadie sabe? Ja, ja, ja, ja, ja. ¡Ay, no lo sé! Ammm... Pues yo creo que todo mundo sabe más o menos quién soy yo... Es que no sé qué secretos tengo, ja, ja, ja.

Me bloqueaste el cerebro ahorita mismo, tengo que pensar en esa pregunta por si alguien más me pregunta de nuevo... La verdad es que no sé, tengo que regresar y contestarte esa pregunta, te la voy a mandar. Lo vamos a dejar pendiente, ja, ja, ja.

¿La doctora Bottazzi siente debilidad por...?

Ammmm... Siento debilidad por... ¡Ay no, qué preguntas tan difíciles! Estoy pensando un poco muy científicamente, ja, ja, ja, ja. Siento debilidad por... Comerme una buena tortilla con frijoles, ja, ja, ja. Una de mis debilidades es cuando yo llego a mi casa a Honduras, es casi religión de que siempre me reciben con una buena sopa de olla y unas buenas tortillas con quesillo o con queso fresco. Esa es mi debilidad, llegar y poder comerme una buena comidita hondureña.

¿Cuál es su película favorita?

Mira, yo soy fan de ciencia ficción. Yo crecí con Star Trek, no sé, me encanta ese concepto de... La búsqueda del conocimiento, en este caso en el espacio, pero si tú ves bien la historia de Star Trek, era realmente de esta inteligencia cultural, de cómo uno va en búsqueda de otras especies y mundos para poder crear esa diplomacia y esa comunicación. Ese tipo de películas es muy interesante. La reflexión de qué hay más allá.

¿Quién es su artista favorito?

Hay artistas muy interesantes en el ámbito hispano-latino, pero no tengo así como oh my God! (¡Oh mi Dios!) Este es mi favorito.

¿Le gusta cocinar? ¿Cuál es su especialidad?

Sí, sí me gusta. Yo creo que unos buenos espaguetis con pesto.

¿Es de las personas que aún pone un disco en su equipo de sonido o es puro Spotify?

No, yo ya no tengo discos para poner, ja, ja, ja. Entonces, uno es... ‘Alexa, can you play!’ (¡Alexa, puedes reproducir...) Ja, ja, ja, ja. Normalmente es, Alexa, algún Latin pop o Alexa, algún Jazz latino. Siempre me gusta mucho, depende de la época. A veces es, ‘Alexa, alguna canción de Navidad’. ¡Beh! Ahí tengo mi Alexa, ya se activó, ja, ja, ja, ja.

¿Qué le falta hacer en su vida, doctora?

¡Uff! ¡Mucho, mucho por hacer! Empoderar más a la gente joven, transferir mis conocimientos, mis experiencias, conversar más y contar mi historia; seguir adelante y buscar soluciones. Todavía tenemos muchos problemas en el área de la salud.

María Elena Bottazzi junto a varios de sus compañeros celebrando su graduación. La hondureña estudió en la Elvel School y posteriormente en la UNAH.

El pasado 8 de marzo, Bottazzi conmemoró el Día Internacional de la Mujer con esta imagen y un emotivo mensaje en sus redes sociales.

Durante más de dos décadas, la investigadora catracha se centró en el diseño y conocimiento sobre vacunas contra enfermedades gastrointestinales parasitarias.

María Elena es la mayor de tres hermanos. No hay ningún científico en su familia. Su hermano trabaja en el ámbito empresarial de la salud.

Cuando era niña, nunca soñó con ser nominada al Premio Nobel de la Paz, aunque cree que las aspiraciones siempre deben existir.

Una copa de vino o una taza de café

Una copa de vino.

Poder decidir el futuro o cambiar el pasado

Poder decidir el futuro.

Leer un libro o ver un documental

Mmmm... Ver el documental.

Poder volar o poder teletransportarse

Yo creo que teletransportarme, ja, ja, ja, ja, es más interesante.

¿Un café con azúcar o recordar un viejo amor?

¡Ay, recordar un viejo amor! Aparte que no me gusta el café con azúcar, entonces, definitivamente recordar el viejo amor, ja, ja, ja.

¿Netflix o ir al cine?

Mira, la verdad es que hoy en día... Netflix, porque aparte que no tengo tiempo, yo creo que desafortunadamente Netflix es más conveniente, variado y más barato hasta cierto punto, ja, ja, ja, ja.

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