Claves para enfrentar el cambio de país al inmigrar

El cambio a una nueva región implica también estar preparado emocionalmente para todos los cambios que se vienen en su vida

Un cambio de residencia es una mezcla entre la alegría de la novedad y la tristeza por la pérdida.

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MIGRACIÓN

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Cambiar de país siempre es una aventura fascinante, que implica experimentar sensaciones nuevas, conocer otros lugares además de personas, y también implica el reto de asumir una nueva cultura.

En este último aspecto llega el denominado choque cultural, un estado de ansiedad producido por el contacto con una nueva cultura, acompañado por sentimientos de pérdida y confusión. Antes este panorama es necesario enfrentarlo teniendo en cuenta las siguientes consideraciones.

Lo primero es pensar que el miedo ante el cambio es normal. No obstante, hay que saber que no se sustentan en la realidad y se trata de pensamientos irreales, imaginados y anticipados. En este punto, podría ayudar pensar ¿qué es lo peor que puede pasar? Y, si pasa, ¿qué está en mis manos hacer para sentirme más confiado? ¿Qué depende de mí?

Una idea para estar más tranquilo es buscar alternativas antes de ir: establecer red de contactos con alguien que viva allí o que sea amigo de un amigo, indagar en alguna página web, apuntarse a alguna actividad para conocer gente como a un gimnasio, hacer algún deporte o tener una afición que practicar en el lugar de destino. Buscar consuelo de alguien cercano, al menos los primeros días de adaptación, también ayuda.

Tenga en cuenta recuperar estrategias del pasado en las que haya afrontado algún temor“¿Qué me ayudó a afrontarlo? ¿En qué confié de mí? ¿En qué versión mía me convertí después de haberlo afrontado? ¿Cómo podría aplicar estas estrategias para la situación de ahora?” Estas son algunas preguntas que pueden servirte antes de empezar la aventura, una vez has tomado la decisión. En caso de no haber vivido un cambio importante, es recomendable reflexionar sobre alguna situación en la que ha sentido miedo y lo ha afrontado.

El miedo ante el cambio es normal, sepa cómo enfrentrlo.

El objetivo es sentir que tenemos estrategias y recursos personales para afrontar la situación. Esto nos va a ayudar a sentirnos empoderados y confiar en que saldremos adelante con una versión mejorada de nosotros mismos.

Un cambio de residencia es una mezcla entre la alegría de la novedad y la tristeza por la pérdida. Una persona puede experimentar un duelo aunque el cambio se haya decidido por voluntad propia. Es importante sentir cualquier emoción que tengamos y normalizarla, para no generar estrés o ansiedad. En caso que nos cueste mucho emocionalmente, se debe pedir ayuda a algún profesional o plantearnos la decisión de volver en última instancia (si podemos).

En este punto también es importante tener expectativas realistas. Las expectativas son lo que esperamos que pase. Hay que tener cuidado con ellas porque pueden generar mucha frustración y tristeza si no se cumplen. La realidad siempre es como es, ni mejor ni peor de lo que habíamos planeado. El consejo es que, aunque la emoción de alegría nos invada, pensemos en términos realistas, es decir, “me gustaría que pasara esto, pero puede no suceder como he imaginado”. Otro pensamiento alternativo sería “¿Qué depende de mí para propiciar aquello que quiero que suceda?” Y en caso de que las expectativas sean negativas, “¿Qué sentido tiene imaginarme esta situación? ¿Qué gano imaginándomelo? ¿Hasta qué punto es real?”.

Por último siempre recuerde que cualquier cambio es una oportunidad para descubrir una parte de nosotros que quizás desconocemos, o para cambiar algún aspecto de nosotros que no nos guste. Estar abiertos al cambio, significa confiar en que “todo es para que aprenda algo de cada situación”.

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Migración