La relación entre el frío con el catarro y la gripe
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Varios estudios indican que las bajas temperaturas por sí mismas pueden hacer que los virus se hagan más resistentes. El catarro o resfriado común está producido por diferentes tipos de virus: rinovirus, adenovirus e incluso por algunos tipos de coronavirus y la gripe por el virus de la influenza.
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Lo que ocurre con las bajas temperaturas es que la mucosa de la nariz se seca, se hace más frágil y por eso funciona peor como barrera para la entrada de estos virus.
¿Cuánto tiene que ver el frío con enfermarse?
“El frío debilita localmente el sistema inmune y entonces, las bacterias o virus que están ahí para infectar, latentes, se aprovechan de ello”, detalló en diálogo con el diario español Nius, el bioquímico y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) José Manuel Bautista. Es decir, que sí tiene mucho que ver. El frío hace de detonante, en el caso de que haya virus latentes. Y los puede reactivar.
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Para la doctora Stella Maris Cuevas, médica otorrinolaringóloga (MN 81701), experta en olfato y alergista, “no es que el frío produzca la enfermedad, sino que se producen cambios a nivel local e inmunológico que hacen que los virus o bacterias entren en contacto con personas quizá muy vulnerables o alérgicas: se produce la inflamación de la vía aérea y aparece la sintomatología”.
Sabemos que el frío activa virus latentes, porque hay un oportunismo de los patógenos que hay en la garganta, por ejemplo, o en las mucosas en general. Pero, ¿cómo ocurre este proceso? Bautista recuerda que, en general, mantenemos la temperatura del cuerpo a unos 36.5º C y que en la protección de los tejidos juegan un papel muy importante los linfocitos T, que reconocen a virus o bacterias y los atacan. Pero algo tan simple como el frío puede cambiarlo todo.
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“El frío disminuye la circulación local de esos linfocitos, que son los que pueden entrar dentro del tejido para eliminar las posibles infecciones que se originen”, manifestó.
El frío no es el único factor externo que puede jugar este papel. Hay muchos virus o bacterias que pueden permanecer latentes en nuestro organismo, y muchos factores externos que pueden reactivarlos y desencadenar una infección. El estrés, por ejemplo, está detrás de muchos de estos procesos.
Bautista detalló que “el virus del Herpes, por ejemplo, se ha comprobado que el 50% de la población hemos estado en contacto con él en algún momento. Y, sin embargo, no hemos visto brotes de herpes”. “El estrés se ha visto que hace de detonante”. Ocurre también con la tuberculosis. El científico aseveró que “el sistema inmunitario la mantiene a raya, pero se ha constatado que un 10% de esas infecciones latentes se pueden reactivar”.
Otro ejemplo de ello es la hepatitis B. En este caso, “hablamos de un virus persistente también, que a veces no se elimina en la primera infección y se queda en células, de forma latente. Se puede seguir replicando, más lentamente y a niveles muy bajos, por lo que permanece contenido por el sistema inmune. Hasta que llega algo que hace de detonante”, advirtió el especialista.
¿Podría tener algo que ver la latencia de los virus con el covid persistente? El experto no lo descarta. Los que superan bien la enfermedad lo hacen porque “se ha eliminado, aparentemente bien, el virus”. Sin embargo, “puede ser que el covid persistente tenga que ver con que el sistema inmune no lo acabe de eliminar, y quede ahí latente. O que se siga reproduciendo muy lentamente y haciendo muy poco daño, pero en varios tejidos, por eso la gran variedad de síntomas distintos que tienen estos pacientes”.