Papás, cuiden su bienestar mental sin temor a la estigmatización
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Es un hecho, los hombres hablan menos de su salud mental.
Hay más diagnósticos por problemas relacionados con la salud mental en las mujeres que en los hombres porque las mujeres suelen ser más abiertas a buscar ayuda y conversarlo que quizá sus pares masculinos.
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Y hoy, que es Día del Padre, y teniendo la consciencia del rol tan importante de los padres en la sociedad, queremos volcarnos a hablar de la salud mental de los hombres, con la plena certeza de que la manera en que un padre aborde su salud mental marcará la pauta para que sus hijos también se sientan en la confianza de hacerlo con mayor libertad, con la seguridad de que en el seno familiar no hay un estigma hacia los temas que comprometen el bienestar mental y emocional de sus miembros.
De muy poco sirve si cuida mucho su cuerpo con el ejercicio, su alimentación y los hábitos de sueño, si descuida su salud mental.
Es como que tenga un auto con un motor en óptimas condiciones pero no tenga combustible.
Una buena salud mental hará que la persona se siente plena, que disfrute de los pequeños y grandes detalles, que viva al máximo y a plenitud su papel dentro de la sociedad y la familia.
La salud mental está llena de matices, no se reduce a estar bien o estar mal. Entender la magnitud de esto le ayudará a usted como padre a conocerse, entenderse y respetar sus procesos.
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Los hombres desde tiempos muy antiguos han vivido con ideas sobre la masculinidad que podrían boicotear su salud mental, como la resistencia a expresar emociones o el miedo a mostrar debilidad o vulnerabilidad, estos aspectos van en detrimento de la prevención y tratamiento de problemas mentales y/o emocionales. El paradigma masculino tradicional les enseña a ocultar los sentimientos, a camuflar la debilidad y a sufrir en silencio. Todo esto es caldo de cultivo para enfermedades como la depresión.
El primer paso para enfrentar un problema relacionado con su mente y emociones es reconocerlo, conversarlo y pedir ayuda profesional. Buscar apoyo psicológico cuando es necesario puede marcar la diferencia en sus decisiones y su vida a largo plazo.
Identifique las cosas que no son normales en usted y que han alterado el ritmo de su vida, como aislarse de las personas y actividades que disfruta; tener nada o poca energía; sentirse vacío o como si nada importara; tener dolores y molestias inexplicables; sentirse impotente o sin esperanza; fumar, beber o usar drogas más de lo habitual; sentirse inusualmente confundido, olvidadizo, enojado, molesto, preocupado o asustado; tener cambios de humor severos que causen problemas en sus relaciones; tener pensamientos y recuerdos que no puede sacar de su cabeza; escuchar voces o creer cosas que no son ciertas; pensar en lastimarse a sí mismo o a otros; no poder realizar tareas diarias como cuidar a sus hijos o ir al trabajo.