¿Obedecer o cuestionar? Eduque a sus hijos de la mejor manera

La disciplina positiva juega un papel determinante en la estimulación de una obediencia saludable. Pero también hay que abrir espacio a los cuestionamientos que hagan los niños

¿Hasta qué punto es bueno que los niños obedezcan a los adultos? Descubra la importancia de marcar un equilibrio.

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Crianza

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Interesarse por formar niños que cuestionen en lugar de que obedezcan en todo puede parecer un desafío para los padres que crecieron creyendo que los adultos siempre tenían la razón. Pero los tiempos han cambiado y decidir es una opción.Cuando los pequeños obedecen, por lo general se guían por los castigos o las recompensas que pueden obtener. Es como si desobedecer fuese sinónimo de portarse mal. En el fondo, esta falta de posibilidad de cuestionar su entorno y las peticiones de quienes los rodean los limita de desarrollar criterios propios desde la infancia.La psicóloga Diana Lozano explica que la disciplina positiva juega un papel incidente. “Los niños se sienten más seguros cuando pueden confiar en que sus padres los reprenderán explicándoles las consecuencias de sus actos de manera consistente, y cuando son recibidos con una sonrisa cariñosa todos los días. Desde ahí creamos sentidos de pertenencia en ellos, y estos serán redirigidos a dar respuestas de comportamientos más amigables”, detalla la experta.Por otra parte, Lozano cita “La escalera de la participación” de Roger Hart, respecto a los tres primeros escalones. “Aquí los niños mantienen una obediencia ‘manipulada’, donde son instruidos para realizar acciones que no entienden y que responden totalmente a intereses ajenos a los suyos. Se trata de una obediencia ‘decorativa’ y ‘simbólica’”. Complementa que es así como aprenden a seguir procesos de instrumentalización, y actúan con un lenguaje y una madurez sorprendente, solo que, “’entrenados’ íntegramente por adultos, sin obtener un conocimiento y consentimiento previo”.

La psicóloga enfatiza en la importancia de estudiar a las nuevas generaciones y hacer intervenciones actualizadas.

Oportunidades. La psicóloga enlista una serie de beneficios que deja en los niños la apertura a cuestionar todo lo que los rodea. Aquí algunos de los más marcados:Seguridad. Ellos mismos elogian sus esfuerzos y se animan a seguir intentando aprender algo nuevo. Ganan seguridad.Aprecio. Se sienten más apreciados por el resto, quienes comprenden mejor sus pensamientos y sentimientos.Validación. Hacen notar las cosas que observan, y cómo señalan y entienden al mundo, desde su percepción.

“Además, esperan que los adultos presten más atención a las experiencias de juegos y vivencias de su día a día, donde el entorno se vuelve parte de la estimulación de las endorfinas y esos cuestionamientos los llevan a compartir historias divertidas. Constantemente necesitan ser reconfortados y es ahí donde los padres también cuidan sus necesidades, con muestras de interés y paciencia”, explica Lozano.