Ñurdos. Pues, hombre, Hilario, vieron el fin de semana que corrió como agua río abajo las fotos de la despedida que le dio la familia presidencial a la embajadora Dogu, nada más y nada menos que en los aposentos de las pampas olanchanas. Y los ñurdos que solo veneno le destilaban a la diplomática.
Amistad. Parece ser que la invitación se la hizo “Melito”, el único de la familia que a lo largo de los tres años y medio logró conservar una buena relación con los gringos. ¡No hallaban qué hacer con Dogu!
Tiempos. Hasta el Comandante, que permanentemente le pasa volando candela al imperio, se le cuadró a la Dogu. Mmmmmmmmmm...
Ochoa. A uno que le sacaron los trapos al sol fue al Nerón, porque aparentemente hay una investigación oficial que lo señala a él de haber retenido 50 unidades de transporte y de allí se originó el desmadre que todos conocemos. ¿Será?
Rechaza. Pero el Nerón se defendió como “gato panza arriba” porque en esas redes sociales le tronaba y aseguró que él no hizo nada malo. Mmmmmmmmmm...
Ausente. “Mel” convocó a los dirigentes y candidatos para repartir el pastel de las coordinaciones, pero Rasel, coordinador de Morena, será el gran ausente. El hombre ya avisó que no llegará porque tiene un compromiso familiar. ¿Será?
Promesas. Los médicos seguirán protestando durante la Semana Mayor, porque las promesas del gobierno valen menos que nada. Mientras tanto, los hospitales siguen vacíos de todo, excepto de pacientes y de promesas incumplidas. Para variar...
Recompensa. Al ministro activista de Libre le está lloviendo duro y parejo en esas redes sociales por incrementar a tres millones de lempiras la recompensa por la cabeza de Romeo Vásquez. A ver cuándo aumenta el precio por su pariente Rolando Sánchez.
Izquierdosos. Nayib Bukele se reúne este lunes con Donald Trump en Washington para hablar de cooperación real, mientras en Honduras seguimos soñando con reuniones de alto nivel... pero eso sí, no faltamos a las cumbres de la Celac con los izquierdosos de siempre, donde abundan los discursos, los abrazos ideológicos y cero resultados.
Sin consenso. La Celac bajo el liderazgo pro tempore (2024-2025) de Honduras fue un fracaso de principio a fin. Posturas rechazadas, convocatorias que nunca se dieron y una Declaratoria de Tegucigalpa, impuesta sin consenso, en la IX Cumbre, reflejó el autoritarismo de cierta clase política que gobierna el continente.