Tegucigalpa,Honduras. El parque cafetalero tiene más de 17 años de no recibir cuidados necesarios para garantizar su sostenibilidad. Es por esta razón que bajo el mandato de la presidenta Xiomara Castro junto al Instituto de Conservación Forestal se ha creado el Proyecto Agrobosque, para rehabilitar 10,000 manzanas de café. Con este megavivero se espera que produzca unos 15 millones de plantas de café y maderables.
De acuerdo al director del ICF, Luis Soliz, el objetivo de este megavivero es incrementar la productividad en el café. “El parque cafetalero se encuentra envejecido y gravemente afectado por enfermedades y plagas. Además, los productores carecen de los recursos necesarios para adaptar sus principales medios de vida a los efectos del cambio climático. Por lo cual el Proyecto Agrobosque busca incrementar su productividad, mejorar la calidad del café, garantizar la sostenibilidad ambiental y fortalecer la economía de los productores”.
En los cinco megaviveros, el Proyecto Agrobosque lleva a cabo un proceso semiautomatizado de producción de plantas, con medidas ambientales que promueven la conservación. Estos viveros están ubicados en Santa Rosa de Copán, Catacamas, Comayagua, Guaimaca y Yoro. “Se cultivan dos variedades de café: Parainema y Anacafé 14, con resistencia a enfermedades y su buen rendimiento en condiciones agroclimáticas difíciles. Además, se producen especies forestales como nogal, caoba, cedro, gravilea, san juan, cortez, macuelizo y laurel”, asegura Soliz.
Los caficultores locales reciben capacitación de metodologías de Escuelas de Campo (ECAS) en las seis regiones cafetaleras del país para fortalecer el sistema agroproductivo, como la equidad de género, la adaptación al cambio climático y la sostenibilidad ambiental. El proyecto Agrobosque busca también mejorar los medios de vida de las comunidades rurales, conservando los recursos naturales.

Éxito a largo plazo
El ICF cuenta con un monitoreo efectivo de las acciones implementadas en Agrobosque, así como indicadores claves para la evaluación de avances y mejoras ambientales. Se integrará otros rubros productivos en futuras intervenciones, fortaleciendo así la planificación y sostenibilidad de los proyectos del sector agroforestal. “El Gobierno de Honduras considera al sector ambiental como una oportunidad estratégica para el desarrollo de su población, por lo que destina fondos públicos para mejorar los medios de vida de las comunidades rurales. A través de la Alianza Forestal que lidera el ICF, se impulsa una planificación articulada y efectiva, dando pasos firmes hacia un crecimiento sostenible, bajo una agenda común de trabajo y participativa”, explica el titular del ICF.
Los megaviveros son una fuente significativa de empleo directo durante la mayor parte del año. Además, favorecen la inserción de compatriotas hondureños deportados de Estados Unidos, brindándoles oportunidades tangibles para integrarse de manera inmediata al sector productivo.
Impactos y sostenibilidad
Se prevé un impacto en la generación de ingresos rurales a través de los empleos verdes, que no solo ofrecen oportunidades laborales sostenibles, sino que también contribuyen a un incremento sustancial de los ingresos familiares. Además de los beneficios directos, existen otros intangibles de Agrobosque, como la mejora de la cobertura forestal, el aumento en la infiltración y retención de humedad en los suelos, y la recuperación de ecosistemas degradados. “Estos efectos ambientales están relacionados con variables económicas clave, como el aumento de la productividad agrícola, la sostenibilidad de los sistemas productivos rurales y la reducción de la vulnerabilidad económica de las comunidades frente a los efectos del cambio climático”, comenta el ingeniero.
La mejora de los sistemas productivos de los pequeños productores rurales es un factor clave para reducir la deforestación de los bosques naturales. Esto no solo fortalece la resiliencia de las áreas frente a los efectos del cambio climático, sino que también mejora el microclima local, creando condiciones más favorables para los cultivos, especialmente en los sistemas productivos cafetaleros. Como resultado, se reduce la presión sobre los bosques del país, evitando la expansión de la frontera agrícola en zonas de alta biodiversidad y promoviendo un desarrollo sostenible en las comunidades rurales.