Los únicos cinco acusados en el escándalo de corrupción de la FIFA que aseguran ser inocentes pidieron el jueves a la justicia estadounidense la separación de sus juicios, en vez de un solo proceso como estaba previsto.
Los abogados de los exaltos jerarcas del fútbol latinoamericano, todos en prisión domiciliaria en Estados Unidos -el brasileño José Maria Marin, el paraguayo Juan Angel Napout, el peruano Manuel Burga, el guatemalteco Héctor Trujillo y el griego Costas Takkas, único acusado presente en la corte- aseguraron que si hay un solo juicio, sus clientes serán perjudicados por detalles del caso que no les incumben directamente.
'Mi cliente se verá enfrentado día tras día tras día a evidencia que no está para nada relacionada con él. Esto lo perjudicará', afirmó Charles Spillman, abogado de Marin, expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol. 'Podemos eliminar este daño con un juicio separado', sostuvo.
Pero la fiscalía no está de acuerdo, y la jueza Pamela Chen, que aún no ha tomado una decisión, no parece proclive a atender el pedido de los acusados.
'Este es un caso inevitablemente complejo. Hay millones de páginas de evidencias', dijo Chen, para quien los abogados defensores pueden explicar al jurado durante un único proceso el alcance de los actos de sus clientes.
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- Sin cambio de fecha -
'Hay una fecha de juicio, y no la voy a cambiar', afirmó.
El juicio, que puede extenderse durante semanas o meses, está previsto para el 6 de noviembre, confirmó el jueves la fiscalía estadounidense.
La masiva acusación en el marco del escándalo FIFA tiene 236 páginas y describe 92 delitos en 15 esquemas de corrupción a lo largo de 24 años. Los fiscales dijeron este jueves que preparan 350,000 documentos que presentarán como evidencia.
De los 40 acusados, hasta ahora 20 se declararon culpables pero aún no han sido sentenciados. Otros han sido o están siendo juzgados por los mismos delitos en sus países.
Tras los arrestos de muchos acusados en 2015, el gobierno estadounidense los acusó de aceptar más de 200 millones de dólares en sobornos a cambio del otorgamiento de contratos de televisación y mercadeo de partidos, de influenciar las elecciones de la FIFA y de elegir a dedo a los anfitriones de la Copa del Mundo.
'Esto era generalizado, a través de países, a través de federaciones. ¡Este era un estilo de vida!', dijo el jueves la fiscal Kristin Mace.
La jueza Chen dejó la puerta abierta a la separación en dos grupos, lo cual implicaría dos juicios: por un lado los acusados de conspiración en la Conmebol (Marin, Napout y Burga) y por otro Takkas y Trujillo, de la Concacaf (América del Norte, Central y el Caribe).