Las caras largas que dejó el 1-4 sufrido en la final de ida ante Motagua se fueron borrando durante la semana para convertirse en semblantes animados, que prometen al menos dar un susto en el mítico estadio Nacional.
Encabezados por José Alvarado y Juan Pablo Centeno Pitío, que fungen como las mano derecha de Wilmer Cruz, quien en el Lago de Yojoa esperaba a los suyos para departir el 'pescadito' de la suerte antes de cada viaje al Distrito Central, los de la Perla del Ulúa se marcharon de su ciudad soñando con la heróica.
Con el alta de Mariano Acevedo y el apoyo del aún lesionado portero beliceño Woodrow West, el Honduras emprendió viaje y confía en morir de cara al sol ante un Ciclón Azul que ya se siente con el título en voz de sus parciales.
Más allá de los ejercicios de reacondicionamiento que tienen estipulado desarrollar esta tarde en Tegucigalpa, los progreseños no tienen programado nada más.
En la semana se trabajo primordialmente la parte mental y uno que otro aspecto técnico-táctico, por lo que no hay mañana y será este domingo a partir de las 4:00 de la tarde cuando el una vez campeón hondureño intentará lograr una gesta que nunca se dio, remontar una desventaja de tres goles y levantar la copa de campeón nacional.
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