“Antes de pensar en Honduras o Real de Minas ya sabía quién era él. Antes de comenzar en el fútbol profesional uno tiene la ilusión de que su nombre aparezca en Google y cuando puse Tony Hernández apareció él. Ahora le he quitado protagonismo porque yo aparezco primero ja, ja, ja”, cuenta entre risas el técnico Antonio Hernández, quien recién llegó al país.
Pero la particularidad del nuevo entrenador de Real de Minas no se queda allí. Fue tenista semiprofesional, es “amante de todo lo que lleve motor” y fue piloto durante seis años.
“Una vez llegando a Milán (Italia) nos ‘comimos’ un pájaro con el motor. Hizo una llamarada el avión, empezó a oler a pollo chamuscado y la gente empezó a gritar un poco, pero no pasó nada. Las turbinas se tragan los pájaros, los chamuscan y los expulsan”, recuerda el técnico de 39 años. Sin embargo, la aeronáutica hace mucho tiempo que la dejó y a Honduras no ha venido a pilotear un avión... sino a los Arcángeles.
¿Cómo han sido los primeros días en Honduras?
Me ha sorprendido para bien. La imagen que se da de Honduras en Europa y en el resto del mundo es solo de violencia, criminalidad y muertes y no es la realidad de lo que se vive aquí, que no quiere decir que no la haya. Uno viene con el temor de encontrarse con eso por todas partes y no es así.
Llegó a jugar en la tercera de España, ¿en qué momento decidió ser entrenador?
Esa fue una época de transición, a los 20 y poco de años. Yo dejé el fútbol joven y me dediqué más a los estudios. A los 30 años me centré en sacar el título de técnico. Comencé a entrenar equipos de fútbol base. Luego estuve en academias bastante importantes como la del Real Madrid y del Atlético en juvenil y di un salto de calidad cuando pasé al fútbol profesional, pero de reservas con el Illescas. Pasé compitiendo con gente del nivel de Ansu Fati y Riqui Puig, antes de que den el salto al primer equipo.
Luego dirigió en Ruanda, ¿cómo fue esa vivencia?
Llegué de asistente a primera en áfrica (en el Mukura Victory Sports de Ruanda) y no había pasado ni mes y medio cuando me nombraron entrenador. Tuve la fortuna de conseguir que el equipo se posicionara líder después de ir último y ganamos la supercopa contra los tres equipos más potentes de Ruanda.
Estuvimos peleando por la liga y por la Champions hasta que cancelaron la competencia por el coronavirus. Ganar la supercopa fue una sensación bonita y esa experiencia es la que ha abierto puertas a Sudamérica, porque siempre dije que quería llegar a Latinoamérica porque me gusta su fútbol y su estilo de vida. Creo que es un buen escalón para mi carrera pasar por Latinoamérica.
Dirigió a Roby Norales en Ruanda, ¿le preguntaba usted sobre Honduras?
Como él no hablaba nada de inglés, yo me lo llevé a vivir a mi casa porque lo pedí para el equipo, ya que sabía que había estado en la India y Kosovo. Me dio buenos resultados y, si se da la oportunidad y está en óptimas condiciones, me encantaría volver a contar con él.
Bromeamos ante una oferta de algún equipo de Sudamérica y él me dijo: ‘Usted lo que tiene que hacer es venirse a Honduras’. Me habló 15 días antes de que yo viniera acá y me dijo: ‘Profe, ¿se acuerda de lo que hablamos en la cocina, que tenía que acabar en Honduras?’.
Sé que vivió en Colombia y Venezuela, ¿es cierto que le gusta más el fútbol sudamericano que el europeo?
Es cierto, más que el fútbol en sí, me gusta el entorno. El fútbol europeo es de mucha calidad, pero desde el punto de vista del fanatismo me encantan los ambientes que tienen los estadios y la pasión de la gente de Sudamérica. Eso en Europa en muy poquitos equipos se puede ver. Es una de las cosas que me fascina del fútbol sudamericano y latinoamericano; la MLS no porque es muy fría, pero de México para abajo cualquier liga, hasta la más pequeñita, tiene esa pasión de la gente, que es lo que realmente me llena del fútbol. Yo soy un apasionado no de la táctica ni de hablar de fútbol, sino de ver videos de las barras y los estadios, eso es lo que me apasiona.
¿O sea que es pasional?
Así es, yo estuve a punto de llegar a San Martín de Tucumán de primera de Argentina y finalmente no se dio porque la liga no se ha reanudado y tuve opción en Paraguay, que tiene una afición increíble. Mientras unos miran el fútbol con la cabeza y los ojos, yo miro el fútbol con el corazón, y lo podrán ver en los partidos. La prensa española me etiquetó como cholista por la filosofía y la forma de ver el juego, pero más que por las tácticas o técnicas, fue por la pasión que le pongo.
¿Cuál es su sello como entrenador?
Mi sello es que intento conseguir la perfección táctica, que las líneas sean perfectas en defensa y castigar los errores del rival. Una de las cosas que he visto en el fútbol hondureño es que es un poco pausado y desordenado en ciertos momentos, e intentaremos castigar con un orden táctico defensivo perfecto y con contundencia en ataque. Yo creo en un fútbol directo, bastante rápido y de poca posesión de pelota. Yo creo más en el dominio del terreno de juego que en tener el balón.
¿Por qué para usted el más importante es el portero?
Para mí la pieza clave de cualquier equipo es el portero. En el fútbol profesional lo he aprendido con base en golpes, ya que he perdido algún partido y he perdido la oportunidad de ganar la liga por un error del portero. Yo siempre he creído en los grandes porteros, pero allí es donde me he dado cuenta porqué los grandes equipos, como Real Madrid, Barcelona, Liverpool y Atlético de Madrid, gastan el dinero que gastan por tener a los mejores arqueros del mundo.
¿Quiénes son los jugadores que lo han sorprendido en Real de Minas?
Me han llegado tres de Motagua (Ederson López, Jean-Baptiste y César Romero) que me han sorprendido, con una calidad increíble. Eso no me lo saque en la entrevista porque me los va a querer quitar Motagua, ja, ja, ja... Darwin Andino me parece un jugador con una calidad increíble, que tratándole con bastante cariño y comprensión va a dar un rendimiento extraordinario; para mí va a ser una de las estrellas este año.
¿Cuáles son sus aspiraciones con el Real de Minas?
Mis aspiración es pelear arriba, por lo menos que sientan un poco de temor o respeto los grandes. Vamos a intentar pelear por el campeonato y creo que este torneo más corto puede ser beneficioso para los equipos chicos, porque a los clubes más humildes nos cuesta mantener un nivel alto durante un largo tiempo. Podemos ser un equipo a tener un cuenta. La intención del proyecto es pelear por el campeonato y clasificar para la Concacaf. Después de ocho años del equipo, creo que es el momento de dar el salto de calidad, de ser un equipo chico o del medio para intentar estar con los de arriba.
¿Qué le pidió la directiva?
Me pidieron salvar el descenso, pero eso lo doy por un hecho, eso no hace falta que me lo pidan. Si yo estoy hablando de un proyecto para competir por un título, pues es que ni se me pasa por el asomo (la mente) el descenso. Lo normal es que intentemos competir por el título porque para eso se está armando el equipo. Vamos a traer refuerzos de afuera. Vamos a ver un equipo equilibrado a un nivel alto. Yo prefiero tener un equipo equilibrado en donde todos tengan un 80 por ciento, que tener un grupo con 100 por ciento y el resto en un 60.
¿No son expectativas muy altas para un equipo chico?
Mi expectativa aquí es hacer grande al equipo, poder sacarlo afuera del país no es mi objetivo, sino mi obsesión. Sueño con jugar la Concacaf y medirme a los equipos grandes de México y de la MLS y poder hacer un buen papel, como el que está haciendo Olimpia. Ya sé que Olimpia es el más grande, pero siempre hay equipos pequeños que llegan a un escalón con base en trabajo, esfuerzo e ilusión.
Dijo el entrenador de la H que con este calendario no pensaron en el futbolista, ¿qué opina al respecto?
Yo creo que es un formato idóneo, que los profesionales pueden jugar cada tres o cuatro días perfectamente porque hay plantillas muy extensas, si no para qué 24, 25, 26, 30 o 35 futbolistas. ¿Para qué quieren tantos jugadores si siempre van a jugar con 11? Eso a mí no me sirve. Yo prefiero 24 competitivos con los cuales pueda alternar. Si jugáramos todos los días, yo sería feliz, yo soy una persona que amo la competición.