El vicecanciller Marcin Przydacz dijo que la atleta de 24 años llegó a la capital polaca tras volar desde Tokio a Viena, una ruta escogida al parecer para confundir a quienes pudieran amenazar su seguridad. En una declaración, Przydacz dijo que quería “agradecerle a todo el personal diplomático y consular polaco involucrado, que planeó de forma inmaculada y aseguró su travesía”.
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El avión en que la deportista viajaba desde Viena fue dirigido a un edificio separado del aeropuerto usado por funcionarios del gobierno y no podía ser visto. Los pasajeros del vuelo les dijeron a los reporteros que una joven quedo a bordo mientras que ellos dejaron el avión y fueron colocados en buses para ir a la terminal principal.
Más tarde, fue posible ver a Tsimanouskaya con Pavel Latushko, un líder disidente bielorruso, en una foto tomada poco después de que la deportista llegó, dentro de las instalaciones aeroportuarias.
“Estamos agradecidos de que Kristina Timanouskaya haya podido llegar segura a Varsovia”, manifestó Latushko en Twitter. Confió en que la atleta sea capaz de volver a “una nueva Bielorrusia” y continuar su carrera ahí.
El paso de la velocista por los Juegos de Tokio se convirtió en un problema internacional cuando denunció que funcionarios olímpicos bielorrusos la llevaron por la fuerza al aeropuerto hace unos días y trataron de hacerle subir a un avión de regreso a su país luego de criticar a los responsables del equipo en redes sociales. Los dirigentes deportivos le advirtieron que enfrentaría represalias a su regreso, dijo.
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“Me dejaron claro que a mi regreso a casa enfrentaría seguramente algún tipo de castigo”, dijo Tsimanouskaya a The Associated Press en una entrevista por videollamada desde Tokio el martes. “También hubo discretos indicios de que me esperaría algo más”.
La deportista agregó que creía que sería expulsada del equipo nacional.
“Me encantaría continuar con mi carrera deportiva porque tengo solo 24 años y tenía previstos dos Juegos Olímpicos más, como mínimo”, apuntó. “Por ahora, lo único que me preocupa es mi seguridad”.
Instó a que el Comité Olímpico Internacional indagara en esta disputa.
Varios países ofrecieron ayuda a la corredora de 24 años en su búsqueda de asilo en la Unión Europea, y Polonia le concedió una visa por motivos humanitarios.
No queda claro qué sigue para la deportista, en su carrera deportiva o en su vida personal. Antes de marcharse de Japón, dijo que esperaba continuar su carrera.
Vadim Krivosheyev, activista de la Fundación Bielorrusa de Solidaridad Deportiva, explicó que Tsimanouskaya tomó el vuelo a Austria por recomendación de las autoridades polacas.
“La decisión de cambiar la ruta y volar a Viena fue tomada por los polacos por motivos de seguridad', contó Krivosheyev a The Associated Press.
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Contactado por teléfono el martes, Dzmitry Dauhalionak, máximo responsable de la delegación bielorrusa en los Juegos, declinó realizar comentarios.
Las críticas de Tsimanouskaya a cómo se estaba gestionando el equipo provocaron una enorme polémica en los medios estatales bielorrusos. En su cuenta de Instagram, la atleta dijo que la inscribieron en el relevo del 4x400 a pesar de que nunca ha competido en esa prueba. Después, se le prohibió participar en los 200 metros.
La velocista pidió el martes a las autoridades deportivas internacionales “investiguen la situación, quién dio la orden, quién tomó realmente la decisión de que no puedo competir más” y sugirió posibles sanciones contra el jefe del cuerpo técnico.
En la entrevista con la AP, Tsimanouskaya se mostró preocupada por sus padres, que siguen en Bielorrusia. Su esposo, Arseni Zdanevich, dijo a la AP que decidió abandonar el país cuando la atleta le dijo que no iba a regresar.
Bielorrusia registró meses de protestas luego de la reelección para un sexto mandato de su presidente, Alexander Lukashenko, en unas elecciones celebradas en agosto de 2020 y que, según la oposición y Occidente, estuvieron amañadas. Las autoridades respondieron a las movilizaciones con una amplia represión que dejó decenas de miles de detenidos y miles más golpeados por la policía.
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En pleno enfrentamiento de Tsimanouskaya con las autoridades olímpicas bielorrusas, otros dos atletas del país anunciaron su intención de quedarse en el extranjero.
La heptatleta Yana Maksimava dijo que ella y su esposo, Andrei Krauchanka, subcampeón olímpico en decatlón en Beijing 2008, se quedarán en Alemania.
“No tengo planes para regresar a casa después de todo lo que ha ocurrido en Bielorrusia', contó Maksimava en Instagram, agregando que en su país natal “puedes perder no sólo tu libertad sino también tu vida”.