TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Cuando hablamos de casta en torneos de Concacaf, seguramente pensamos en Olimpia. El club de las grandes gestas, el que es capaz de todo. La apuesta se redobla si revisamos su palmarés a nivel local y vemos que le saca casi el doble de títulos a su más cercano perseguidor.
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Más contundente es aún, cuando bajo el mando de Pedro Troglio, ha ganado 5 de las últimas 6 ediciones de la Liga Nacional y es el reciente campeón de la Concacaf League. Pero, hay victorias que esconden cosas y derrotas que las desnudan. El descalabro de Olimpia ante el Atlas dejó muchas preguntas que Zona Táctica de EL HERALDO se dio a la tarea de responder.
En el fútbol es imposible ganar siempre. Pensar en un equipo hondureño como campeón de la Champions de Concacaf es, simplemente, poco realista. Pero claro, las gestas de Olimpia invitan a sus aficionados a soñar, y un 4-1 favorable en el partido de ida de la llave sobre un equipo mexicano multiplica las expectativas.
Y entre más arriba estás, más fuerte es la caída. Por eso el León y su hinchada se llevaron un golpazo tremendo. El Atlas volteó la eliminatoria con un contundente 4-0 en el Estadio Jalisco y le borró la sonrisa del rostro a la afición merengue. Sin embargo, esto no es un hecho aislado. Olimpia ya había jugado este partido pero con un resultado distinto. En ocasiones, el marcador final indica quien ganó pero al mismo tiempo maquilla cosas.
Existen dos encuentros de la temporada pasada en Concacaf donde los dirigidos por Pedro Troglio ganaron pero fueron inferiores y merecieron perder. Y ambos tienen algo en común: enfrentarse a un sistema o estructura desconocida. Ese “pequeño” detalle les saca de su zona de confort porque los jugadores no pueden identificar quien es su par y, por ende, como saltar a la presión sin conceder espacios en zonas dañinas.
Olimpia tiene los mejores futbolistas del torneo doméstico. A eso hay que sumarle que el núcleo duro de la plantilla está compuesto por canteranos. Los Albos resuelven la mayoría de partidos por la jerarquía y superioridad cualitativa de sus jugadores sobre los de sus rivales.
Sumado a ello, en la Liga Nacional se enfrentan con pocos retos a nivel táctico. El gran grueso de los clubes hondureños parten de la base de un 4-4-2 y son muy rígidos. Pocos se ordenan en torno al balón. Juegan a las posiciones y no a ejecutar roles. A los Leones eso les simplifica las cosas.
Pero en torneos internacionales el escenario cambia drásticamente. Los Blancos se enfrentan a equipos flexibles, que cambian de sistema o modifican su estructura en relación a la propuesta rival, y además tienen jugadores de igual o mejor nivel.
El partido de vuelta de la Concacaf League ante Municipal (sistema 3-1-4-2) en el Nacional y la vuelta de la final en el Morera Soto frente al Alajuela (sistema 3-3-4), son una muestra contundente de ello. Primero vamos a tomar como referencia el juego de vuelta ante los guatemaltecos para demostrar lo planteado.
Olimpia vs Municipal
El resultado final del partido fue 1-0 a favor de los Albos, no obstante, Olimpia no estuvo cómodo en ningún momento del encuentro, tuvo menor porcentaje de posesión y le generaron opciones claras para, como mínimo, encajar dos goles.
Esto sucedió porque Municipal utilizó un 3 + 1 en los reinicios para invitar a presionar al Olimpia, causando que los volantes exteriores cayeran en la trampa. José Mario Pinto se cansó de saltar sobre el central derecho de Municipal obligando a Josman (lateral en ese partido) a apretar al carrilero y dejando a los centrales mano a mano con los delanteros (Martínez y Rotondi).
Por el otro costado, Edwin Rodríguez lo hizo con menor frecuencia, pero también picó el anzuelo. Y esto además dejaban en total desventaja a German Mejía, ya que Jorge Álvarez saltaba sobre el mediocentro rival. Patón tenía que controlar hasta 4 jugadores Rojos que se posicionaban en sus costados.
Al final, el conjunto de Pedro Troglio encontró el gol tras una jugada a balón parado donde Chirinos llegó a cerrar la pinza, pero la realidad de lo que sucedió en el juego fue otra.
Alajuela vs Olimpia
Algo similar pasó ante la Liga deportiva Alajuelense (LDA), donde la pareja de mediocentros (Pineda-Álvarez) persiguieron sombras todo el juego al estar en desventaja numérica ante Cubero, Borges y Venegas. A ello se le sumaban los descensos de Aarón Suárez, que tuvo al “Mango” Sánchez a mal traer todo el partido.
El plan de Coito fue convertir a Johan Venegas en interior, y pese a que sus compañeros lo encontraron varias veces en posición ventajosa, este no estuvo fino en sus decisiones. Esto le permitió a Olimpia hacer un primer tiempo competitivo, lanzando varias transiciones peligrosas, pero a partir del minuto 60, cuando Pinto y Chirinos se quedaron sin fuelle e ingresó Alex López en LDA, el desarrollo se volvió un monólogo a favor de los locales.
Los Merengues realizaron un ejercicio de supervivencia, con travesaño incluido tras un zurdazo de Aubrey David. Aún así, cuando el asedio era constante y el gol del Alajuelense parecía estar cerca, los Leones se encontraron con una anotación tiro libre de Araujo en el epílogo del juego que les dio la copa.
Pedro Troglio y su equipo coquetearon con la eliminación paseándose por la cornisa, pero los dioses del fútbol decidieron que no era el momento de caer al abismo.
Sin embargo, una vez más quedó demostrado que enfrentarse a un equipo con una estructura distinta a lo que están acostumbrados, causa que al conjunto hondureño se le vean las costuras.
Atlas vs Olimpia
Llegó el día en que la moneda cayó cruz. El Atlas, luego del juego de ida, sabía como jugaba Olimpia, cuales eran sus puntos fuertes y también los débiles. Dibujo 4-4-2, bloque medio en momentos sin balón, tratando de cerrar espacios para luego intentar lanzar la transición.
Teniendo esa información, el técnico, Benjamín Mora, hizo un movimiento magistral que inclinó la balanza del lado Rojinegro. Pasó a línea de 3 e iniciaba juego con ellos más el mediocentro, Aldo Rocha (sí, como Municipal). Además ubicó a los carrileros bien abiertos y sobrecargó el juego en el costado izquierdo donde caían Luis Reyes, Brian Lozano, Quiñones y hasta Furch, para luego explotar el lado débil donde Ozziel Herrera abusó de Carlos Sanchez y José Mario Pinto.
Esa línea de 3 a su vez impidió algo que le hizo mucho daño al conjunto azteca en la ida en el Olímpico. Los centrales, Nervo y Santamaria, ya no quedaban mano a mano con Bengtson y Benguché como en ese juego, sino que tenían a Aguirre junto a ellos para defender en superioridad. Eso impidió que los Merengues encontraran en ventaja a sus puntas tanto en los apoyos como en los desmarques de ruptura.
Cuando los Leones recuperaban el balón estaban demasiado cerca de su propia área, sus volantes exteriores, José Mario Pinto y Kevin López muy bajos, porque tenían que regresar a tapar a los carrileros del Atlas, y los puntas estaban bien vigilados y en inferioridad. El resultado de eso fue un 63% vs 37% de posesión a favor de los mexicanos y un 4-0 tan merecido como lapidario.
Otra vez, los jugadores de Olimpia no tenían referencias fijas a las cuales agarrarse y fueron hundidos contra su propia portería por la modificación en el dibujo táctico de los Zorros, el constante cambio de roles entre sus jugadores y la calidad de los intérpretes que eligió Mora.
El Atlas fue una apisonadora que no paró de intentarlo hasta pasarle por encima al conjunto catracho. Luego de la debacle, Pedro Troglio dijo que su intención nunca fue jugar de esa forma. El perfil de los jugadores que eligió para el 11 inicial respaldan esa teoría.
Pero más allá de cambiar nombres en la segunda mitad, cabe destacar que tampoco hizo ningún ajuste ante la sorpresiva movida inicial de Benjamín Mora, cosa que fue aún más sorprendente. Sus jugadores quedaron a la deriva, sin saber cuándo y cómo saltar a la presión. Los vio ahogarse y no les tiró un chaleco salva vidas.
Como pudieron observar, no hay hechos aislados. Olimpia ya había sido superado por otros equipos en Concacaf antes de caer frente al Atlas, pero el marcador final reflejó otra cosa.
