Chapecó, Santa Catarina, Brasil
La pequeña ciudad brasileña de Chapecó, que quedó cautivada por el ascenso de su modesto equipo de fútbol, se alistaba el sábado para despedir a los fallecidos en un accidente de avión en Colombia que cobró la vida de la mayor parte del plantel y cuerpo técnico del club.
El avión se estrelló el lunes en una ladera lodosa en los Andes, cuando el equipo se dirigía a Medellín para disputar el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana, el segundo torneo de clubes más importante de Latinoamérica, contra el Atlético Nacional. Un total de 71 personas de las 77 que iban a bordo de la aeronave fallecieron. De ellos, 19 eran miembros del equipo de fútbol.
Se espera que el funeral en memoria del club Chapecoense lleve a unas 100.000 personas — la mitad de la población de la ciudad — a la zona que rodea su pequeño estadio, el Arena Condá, con capacidad para 20.000 personas.
Antes de la ceremonia fúnebre masiva, los cuerpos de muchos de los fallecidos, todos en ataúdes, llegaron el sábado por la mañana a Chapeco. Varios aviones de carga volaron durante la noche desde Colombia.
Los ataúdes fueron recibidos por soldados en la pista. Bajo una lluvia fuerte, sacaron un ataúd a la vez, hacia los vehículos que los transportarán al estadio.
Mientras tanto, miles de personas comenzaron a llegar al estadio. Debido a su capacidad limitada, muchos tenían planes de ver la ceremonia en las pantallas gigantes que se instalaron en el exterior.
La despedida colectiva se realizará después de una semana desgarradora para los residentes y los familiares de las víctimas, aturdidos por la tragedia.
El personal del cementerio Jardim do Eden (Jardín del Edén), donde recibirán sepultura algunas de las víctimas, dijeron el viernes que están acostumbrados a la muerte, pero no a este tipo de tragedias.
'Enterramos a dos personas al día. Llevo mucho tiempo haciendo este trabajo, pero esto diferente', señaló Dirceu Correa, enterrador del camposanto. 'Es una tragedia para las familias, para el club y también para nosotros porque somos parte de la ciudad'.
Los sepultureros prepararon tumbas para 13 personas asociadas con el club en dos cementerios de la ciudad. El resto, incluyendo los 19 jugadores, serán trasladados luego a otras ciudades del país para su entierro.
En una emotiva conferencia de prensa el viernes, la madre de una de las víctimas hizo una pausa en sus respuestas a un reportero para hacer una pregunta.
'¿Cómo está la prensa tras haber perdido a tantos compañeros?', preguntó Ilaides Padilha, madre del arquero Danilo, refiriéndose a los 20 periodistas que murieron en el accidente.
El reportero sorprendido, Guido Nunes de Sportv, comenzó a llorar y Padilha lo abrazó. 'Estamos juntos en esto', dijo.
Está previsto que el presidente de Brasil, Michel Temer, reciba a los aviones en el aeropuerto el sábado, pero no que acuda al acto. Tras los abucheos recibidos en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en agosto, decidió evitar una humillación similar en el funeral.
'Debería venir al estadio. Nadie lo abucheará', dijo Osmar Machado, padre del fallecido zaguero Felipe.
La pequeña ciudad brasileña de Chapecó, que quedó cautivada por el ascenso de su modesto equipo de fútbol, se alistaba el sábado para despedir a los fallecidos en un accidente de avión en Colombia que cobró la vida de la mayor parte del plantel y cuerpo técnico del club.
El avión se estrelló el lunes en una ladera lodosa en los Andes, cuando el equipo se dirigía a Medellín para disputar el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana, el segundo torneo de clubes más importante de Latinoamérica, contra el Atlético Nacional. Un total de 71 personas de las 77 que iban a bordo de la aeronave fallecieron. De ellos, 19 eran miembros del equipo de fútbol.
Se espera que el funeral en memoria del club Chapecoense lleve a unas 100.000 personas — la mitad de la población de la ciudad — a la zona que rodea su pequeño estadio, el Arena Condá, con capacidad para 20.000 personas.
Antes de la ceremonia fúnebre masiva, los cuerpos de muchos de los fallecidos, todos en ataúdes, llegaron el sábado por la mañana a Chapeco. Varios aviones de carga volaron durante la noche desde Colombia.
Los ataúdes fueron recibidos por soldados en la pista. Bajo una lluvia fuerte, sacaron un ataúd a la vez, hacia los vehículos que los transportarán al estadio.
Mientras tanto, miles de personas comenzaron a llegar al estadio. Debido a su capacidad limitada, muchos tenían planes de ver la ceremonia en las pantallas gigantes que se instalaron en el exterior.
La despedida colectiva se realizará después de una semana desgarradora para los residentes y los familiares de las víctimas, aturdidos por la tragedia.
El personal del cementerio Jardim do Eden (Jardín del Edén), donde recibirán sepultura algunas de las víctimas, dijeron el viernes que están acostumbrados a la muerte, pero no a este tipo de tragedias.
'Enterramos a dos personas al día. Llevo mucho tiempo haciendo este trabajo, pero esto diferente', señaló Dirceu Correa, enterrador del camposanto. 'Es una tragedia para las familias, para el club y también para nosotros porque somos parte de la ciudad'.
Los sepultureros prepararon tumbas para 13 personas asociadas con el club en dos cementerios de la ciudad. El resto, incluyendo los 19 jugadores, serán trasladados luego a otras ciudades del país para su entierro.
En una emotiva conferencia de prensa el viernes, la madre de una de las víctimas hizo una pausa en sus respuestas a un reportero para hacer una pregunta.
'¿Cómo está la prensa tras haber perdido a tantos compañeros?', preguntó Ilaides Padilha, madre del arquero Danilo, refiriéndose a los 20 periodistas que murieron en el accidente.
El reportero sorprendido, Guido Nunes de Sportv, comenzó a llorar y Padilha lo abrazó. 'Estamos juntos en esto', dijo.
Está previsto que el presidente de Brasil, Michel Temer, reciba a los aviones en el aeropuerto el sábado, pero no que acuda al acto. Tras los abucheos recibidos en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en agosto, decidió evitar una humillación similar en el funeral.
'Debería venir al estadio. Nadie lo abucheará', dijo Osmar Machado, padre del fallecido zaguero Felipe.