CORTÉS, HONDURAS.- Dicen que para tener “cojones” tenés que guerrearle duro a la vida, la cual empezás a afrontar su realidad desde muy corta edad, y hace que tu mentalidad cambie, llenándote de ilusión y confianza, aunque esta quede excesiva para un cuerpecito tan pequeño, que cuenta con una mente tan tarde.
Nos referimos al niño sensación del fútbol hondureño, Luis Fernando Torres Cardona, quien con solamente 14 años de edad, está forjándose en la hostil Liga de Ascenso con el Parrillas One, donde ha acaparado la atención en pretemporada al ver minutos en dos amistosos con el club candidato al título de la Segunda División.
Luis se hizo viral esta semana cuando en una entrevista recordó a “Rambo” de León, exaltándose ante las cámaras con elocuencia y seguridad, pero con bastante genuinidad, pues “meterle ganas” es su eslogan de vida, aunque apenas cursa el séptimo grado.
“El día que debuté no pude dormir, solo lo hice durante una hora antes de irme para el colegio. Estaba pensando en cómo yo había logrado disputar un partido en Segunda, pero como siempre he dicho, todo viene por mi esfuerzo y mis cojones”, fue lo primero que contó el “Niño” Torres, quien desde su hogar atendió al equipo de EL HERALDO.
Luisito nos recibió después del almuerzo, una vez ya había hecho sus tareas previo irse a entrenar. A él no le importó esperarnos bajo la lluvia, pues se encontraba afuera de su casa con una sombrilla para recibirnos, mostrando una sonrisa inocente mientras vestía con mucho orgullo el uniforme de Parrillas One.
Su día a día comienza desde muy temprano en la comunidad de Nuevo San Juan dentro del municipio de La Lima, Cortes. Él suele levantarse a las 6 de la mañana para agarrar a las 6:40 am el bus que lo lleva hacia su escuela, a diez minutos de su hogar; de allí sale a las 12 del mediodía, llega a su casa y hace sus tareas, pero cuando ya son las 3:00 pm toma rumbo al Estadio Luis Girón, y después de dos horas de entrenamiento regresa a casa para terminar sus diligencias escolares; su materia favorita son las matemáticas.
“Luis Torres es un niño de 14 que ha venido formándose desde chiquita para llegar a Ligas Menores de La Lima para ya después irse a probar a clubes de Segunda División. Todos los chicos en la escuela me felicitan, me dicen que le siga echando ganas. Así como recibo felicitaciones, también hay críticas, pero como yo no les paro ‘bola’, solo les paro ‘bola’ a los comentarios buenos. Ahora la gente que antes me miraba mal, ahora lo hace bien, pero yo me mantengo con los pies sobre la tierra y humilde como siempre”, fue la carta de presentación del pequeño lateral derecho que el 18 de octubre cumplirá 15 años.
Luis Eduardo jugó siete y diez minutos en los amistosos que disputó Parrillas One frente a Atlético Júnior y Oro Verde a pesar de no medir siquiera los 1.50 metros de altura, pues “tengo una confianza bárbara conmigo mismo, la cual viene de mis padres, esos cojones sí los tengo de verdad, porque mi papá siempre dice que hay que tener bien puesto los cojones”.
El pequeño futbolista es hijo de un matrimonio que ha batallado con humildes trabajos. Su padre Eduardo Torres Peña saca adelante a su familia chambeando como albañil, su madre María de Jesús Cardona es quien mantiene el orden al ser ama de casa. También vive junto a su abuela, pues sus cuatro hermanos viven aparte, dos de ellos, buscando una vida mejor en el extranjero.
“Todo empezó a los cinco años cuando mi papá me empezó a comprar balones de caucho y ya después inicié a pedir balones de cuero, formándome en el campo de San Juan Viejo. A Parrillas One llegué hace un mes y medio, me di cuenta mediante Facebook que iban a tener visorías y quedé elegido entre 300 personas gracias a mi actitud, siempre le eché ganas”, contó Luis Eduardo, quien ya firmó un contrato de dos años con Parillas y ganará 1,500 lempiras como sueldo.
El equipo limeño se ha comprometido a darle seguimiento a su niño promesa, tanto así que comenzó un proceso médico con Torres para ayudarle en su crecimiento, costeando vitaminas que lo ayuden a tener un mejor físico.
“Con este dinero al menos me ayudará para el transporte porque yo me voy en bus al estadio a entrenar. Lo que haré con mi primer pago será comprarle un pastel a mi abuela. Mi verdadero objetivo es ahorrar para comprarle una casa a mi mamá”, confesó quien le apodan ‘Rayo’, al tiempo que sus padres empezaron derramar lágrimas mientras lo escuchaban hablar en la entrevista.
El día que Luis disputó su primer partido, el entrenador argentino del Parillas, Rodolfo Sabaris, le dijo que “llevara los tacos porque hoy vas a debutar”. “Me sentía bien nervioso, en el partido me hicieron una falta que me dieron con el taco en la cara después de una entrada y hasta se me hinchó un poco la ceja y la nariz”, relató el cipote, quien destaca el regate y velocidad como sus mayores virtudes dentro de la cancha.
“El técnico me dijo que me tiré un partidazo y que hice un amague exageradamente bueno. También quiero agradecer a mi amigo ‘Chimbito’ (Luis Contreras) quien es un compañero que me ha apoyado, él me dice que tengo un potencial bárbaro. Ahora la vida me sonríe más. Nunca tuve miedo, gracias a Dios, él me da esa confianza”, comentó.
Si bien a su corta edad ser futbolista debería ser solamente un hobbie y no un estilo de vida, Luis confiesa que todo esto lo hace para “sacar adelante a mi mamá ya que siempre hemos andado alquilando y quiero comprarles una casita a mis papás. Mi infancia ha sido muy costosa, hemos pasado circunstancias cosas muy bárbaras, a veces no hay pisto y al colegio me toca ir caminando”.
La familia Torres fue una de las familias damnificadas de los huracanes Eta e Iota que 2020 inundaron a La Lima. Después de vivir todos en un cuarto por unos meses, lograron instalarse en la casa donde viven ahora, una pintada con los colores parrilleros, en medio de una carretera donde solo te llega una barrita de señal al celular, aunque a veces ni te llega. “Tengo necesidad de sobresalir en el fútbol. Vivimos bien, a pesar de que no somos una familia de dinero”, resaltó el niño.
Luisito desayuna y cena usualmente una ‘baleadita’ con café, aunque su mi comida favorita es la pasta. El estudio le gusta, dice ser un buen alumno que cumple que sus tareas, aunque preferiría dejarlo para concentrarse totalmente al fútbol, pues es “mejor jugador que estudiante”.
“Esto especial que tengo viene de Dios, siempre hago mis sugerencias a él, antes de jugar, de dormir y cuando me levanto. Lo único malo aquí son las críticas, a veces me hacen sentir muy mal, miro comentarios que dicen ‘ojalá no vaya a ser como Rambo que solo es boca y al final no juega nada’, los invito a verme jugar para que después abren su bocota. Yo así hablo, me sale del corazón”, disparó el pequeño futbolista.
Luis Eduardo siente la presión de pertenecer a un club de Segunda División, pero eso no lo detiene de pensar en en lo más alto, así como llegar algún día a la Selección Nacional, pues su sueño es defender los colores azul y blanco, aunque también le gustaría jugar en el Olimpia, equipo donde juega Jerry Bengtson, a quien admira y se inspira porque también salió de una familia como la suya.