SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- Dice un famoso refrán que todos volvemos donde fuimos felices, y la historia de la protagonista de hoy encaja perfectamente. Se trata de la nadadora catracha Sara Pastrana, quien en su palmarés puede presumir que ha ganado ocho medallas centroamericanas, estuvo en los Juegos Olímpicos de Río 2016, participó en Panamericanos y mundiales de natación.
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Mientras la joven de 24 años atravesaba su mejor época de 2016 a 2020, decidió dejar de lado las competencias porque su vida dio un rotundo giro con el fallecimiento de su mamá y la llegada de la pandemia del covid-19.
Sin embargo, tres años después, Pastrana decidió que ya era hora de volver a practicar el deporte que tanto ama y fue en el Campeonato Nacional Individual que finalizó el domingo donde marcó oficialmente su regreso.
“Yo estuve totalmente inactiva durante tres años y desde enero volví a trabajar para recuperar mi rendimiento, mejorar mi peso y todo lo que he perdido. Han sido varios meses de trabajo fuerte, en la mañana hago una jornada de técnica, gimnasio y en agua”, contó la tritona de Tiburones de Honduras.
Pastrana reveló que estudia Administración de Empresas en la universidad, trabaja como coordinadora en la escuela de natación para niños Sumérgete, un proyecto familiar y complementa su actividades con su vuelta a las piscinas.
La capitalina desde inicio de año se planteó recobrar su gran nivel en el nacional individual, ahí logró cinco oros y la mejor marca técnica en su categoría, pero su gran apuesta es clasificar a los Centroamericanos y del Caribe.
“Quiero poder dar de mí todo lo que tengo, siempre me cuidé y le dije a mi entrenador (Luis Pastrana, su padre) desde un comienzo -deme todo lo que tenga que yo lo voy a recibir-. Quiero poder retirarme tranquila”.
Pastrana inició el ciclo olímpico a los 13 años y a los 17 llegó su recompensa, pues fue seleccionada para sus primeras olimpiadas en Río 2016, lo cual la sigue sorprendiendo.
“Recuerdo que en aquel entonces hice unos tiempos muy buenos y pensé voy a poder llegar a bien a Tokio, pero no se dio, ahora estoy nadando, voy paso a paso y veremos qué pasa. Eso sí, que soy y seré nadadora olímpica para siempre”, apostilló.
Tras un suspiro profundo, Sara explicó a detalle lo que hizo que se apartara de todo. “Luego de venir de Brasil tuve un año de descanso mental que se debe tener tras lo extenuante que son esos certámenes, en 2018 mi madre se enferma, a pesar de que estaba en muy buena forma mi cabeza estaba en otro lado, mi mamá al tiempo falleció de cáncer, aún así me centré en llegar a los Panamericanos”.
Y añadió: “Para rematar vino la pandemia y no me pude levantar ni mentalmente ni físicamente porque no tenía dónde entrenar. Me entró una depresión porque venía muy bien y mejor me puse a trabajar. Sumérgete creció enormemente y analicé que a lo mejor no era la época para nadar”, dijo la multiganadora nacional.
Parte de que la nadadora regresara a las actividades deportivas es porque tiene un compromiso fijado con doña Claudia Lizano, su progenitora (QEPD). “Tengo una meta personal que es para ella, yo me voy a retirar luego de cumplirla y es lograr un tiempo que nadie ha hecho y ser la única nadadora en tener esa marca y listo. Amo la natación, pero lo voy a hacer como algo más por gusto”.
Al ser consultada si le se visualiza en París 2024, fue certera. “Me encantaría ser dos veces olímpica, pero quiero salir de este año, sentirme que lo hice bien y si se da, se da, si no ya lo logré una vez y nadie me lo va a quitar”, cerró.